Al salir de la consulta con el médico, Dalia Gutmann envió un mensaje al grupo de WhatsApp que comparte con sus amigas más íntimas. Esa noche tenía función y necesitaba que la orientaran. “¿La hago?”, les preguntó. “Y... ¡sí! ¿Te vas a quedar llorando en la cama?”, recibió como respuesta. Horas después se ubicó frente a su público en el escenario, como ya lo había hecho infinidad de veces. Ninguno de los espectadores que ese viernes de 2015 rieron a carcajadas con Dalia sabían de la noticia que la comediante había recibido ese día: el tumor que le habían encontrado era maligno.
Recién hoy -fines de octubre de 2020, es decir, cinco años después- se están enterando. Dalia nunca antes habló de aquella batalla que libró a espaldas de su vida pública contra el cáncer de mama, pero al lado de quienes la aman: aquellas amigas incondicionales (“Me acompañaron mucho”, destaca), pero también su pareja, Sebastián Wainraich, y su familiares. “Nunca lo conté públicamente porque nadie me lo preguntó, no porque me daba vergüenza, ni porque lo quiero ocultar -le explicó a Catalina Dlugi, en una entrevista para su programa Agarrate Catalina, de La Once Diez-. Sí me interesa comunicar que la saqué muy barata porque lo agarré a tiempo”.
Un lustro atrás, Gutmann se hallaba en Perú. “Fui a trabajar, y me toqué un bultito en la teta -recordó-. Lo primero que hice (al volver) fue ir a revisarme: era un tumor maligno. Me operaron y me lo sacaron. Después hice todo el tratamiento que hay que hacer después, y tomo la medicación que hay que tomar después de algo así”.
Días atrás la actriz (de 42 años) quedó conmovida cuando -invitada por Juana Viale en el programa de Mirtha Legrand en El Trece- escuchó el relato de Julia Zenko sobre una experiencia similar. Pero nada dijo sobre su propia situación. “Me emocionó el relato de cómo Julia se puso a cantar en el quirófano -confesó-. Yo tengo un recuerdo del quirófano muy emocionante porque tenía un hijo muy chiquitito, y unas ganas de vivir tremendas. Y lloraba pensando: ‘Tengo mil cosas para hacer...’".
Dalia habla de “una película, de un drama que no terminaba nunca”, de “una porquería que no está bueno atravesar porque es muy angustiante". Pero enseguida, advierte que el cáncer de mama “es algo de la vida que le toca a muchas personas: a una de cada ocho mujeres en el mundo. Y no hay que transitarlo con vergüenza, sino de una manera más natural".
Por eso, acerca un mensaje positivo: “Lo mejor es poder capitalizar todo lo que a uno le va pasando en la vida, y hacerse más fuerte. A veces no se puede. Pero estoy convencida de que por cada obstáculo hay algo para aprender. Tengo una mirada positiva de la vida, y a veces parezco un poco cursi y romántica, pero pensé: ‘Acá tengo que aprender algo’”. Y en ese sentido, sostiene que ayuda mucho “cuando hay una aceptación”.
¿Y Wainraich? “Él es muy compañero -dice Gutmann, hasta con orgullo-. Si lo tengo que describir, digo que es un pibe muy sólido. Él es recontra de estar ahí y acompañar. Me tuve que operar dos veces, y las dos veces que me desperté de la anestesia, él estaba al lado mío. Y siempre con mucha esperanza y optimismo de que iba a estar todo bien”.
Dalia Gutmann concluye su relato con un consejo para todas las mujeres: “No te hagas la boluda cuando te aparece algo en el cuerpo. A veces vivimos tan aceleradas que encontramos una bolita y pensamos que va a desaparecer. Y es como: ‘No te hagas el gil’. Porque después te da cualpa: ‘¡Qué boluda! ¿Cómo me colgué con esto?’".
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