Hilda Bernard, la villana más querida de las telenovelas, está de festejo. La reconocida actriz cumplió este jueves 100 años, un siglo de vida. Famosa por sus más de 70 años de trayectoria en el medio, supo cautivar con su encanto y profesionalismo al teatro, la radio, al cine y la televisión.
Partícipe de los años de oro del espectáculo en la Argentina, Hilda ha logrado llegar al corazón tanto de grandes como de chicos. Un sinfín de personalidades del espectáculo le hicieron llegar un cálido y virtual saludo. Además, en el hogar donde vive, amigos y familiares le pudieron cantar el feliz cumpleaños y ese momento quedó registrado en un emotivo video que compartió la locutora y periodista Marcela Godoy en sus redes sociales
La rica trayectoria interpretativa de Bernard la ubica en ambos extremos del camino brillando en radioteatros de los ’40 y componiendo malas malísimas en telenovelas de los ’90. En medio de ese andar que nunca pasó inadvertido, la actriz se ganó un lugar de reconocimiento en los escenarios teatrales y tomó parte en una veintena de filmes entre 1951 y 2010.
“Cada personaje hay que armarlo y pensarlo mucho. Por lo general, y sobre todo en televisión, a mí siempre me han dado personajes de mala y me gustan mucho, porque son roles fuertes. No me atraen los personajes débiles para nada”, definió Hilda en declaraciones periodísticas.
Cinco años atrás y como prólogo a un homenaje que se le realizó en el Teatro Nacional Cervantes, el investigador Alberto Wainer resaltó que “es, sin duda una gran actriz, sin que importe el medio desde el que nos regala su talento pero, si hay algo de ella que la hace especialmente única, está en su voz, una música que nos permitió soñar con heroínas de indescriptible belleza y habitar universos deslumbrantes”.
Con una de las mejores voces del medio, que la hizo estrella de la radio en la década de 1940 cuando formó en Radio El Mundo una imborrable dupla con Oscar Casco -hubo también otros galanes-, Bernard nació en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, el 29 de octubre de 1920, de ancestros ingleses, belgas y austríacos.
Estudió en el entonces Conservatorio Nacional de Arte Dramático, donde tuvo como maestro a Antonio Cunill Cabanellas y compartió las aulas con María Rosa Gallo; en 1941 debutó en el escenario del Cervantes en una versión de “Martín Fierro”, con un papel de vendedora de empanadas que ganó por concurso.
Dos puntos altos de su carrera fueron El último encuentro (2010), de Sándor Márai, junto a Duilio Marzio y Fernando Heredia, dirigida por Gabriela Izcovich, y 8 mujeres, de Robert Thomas, con Katja Alemann, Cecilia Dopazo, María Leal, Emilia Mazer, Norma Pons, Juana Repetto, Mónica Villa y Chunchuna Villafañe, con dirección de José María Muscari. Allí repetía el papel de abuela que Danielle Darrieux hizo en la película de François Ozon.
La actriz se casó dos veces, tiene una hija (Patricia), un nieto (Emiliano Parada, hijo del recordado Emilio Disi, pareja de Patricia) y un bisnieto.
La televisión subrayó la figura de la intéprete desde la década de 1960, cuando apareció en programas como Romeo y... Raquel!!!, con Atilio Marinelli, seguido, entre otros por Mujeres en presidio, Lo mejor de nuestra vida… nuestros hijos, Muchacha italiana viene a casarse, Malevo y Alta comedia.
En los últimos años se la siguió admirando gracias a esos roles malévolos que asumió en Antonella, Soy Gina, Chiquititas, Los simuladores, Tiempo final, Rebelde Way, Floricienta, La niñera, Los exitosos Pells, Lo que el tiempo nos dejó e Historias de la primera vez.
En el cine debutó con Mala gente (1951), de Don Napy, cuando su estrellato radial era pleno, y a esa película siguieron títulos como Enigma de mujer e Historia de una soga (1956), Vení conmigo y Autocine mon amour (1972), La flor de la mafia (1974), Seis pasajes al infierno (1976, de Fernando Siro), Días de ilusión y Rosa de lejos (1980), Diapasón, 1986, de Jorge Polaco.
En 2004 participó en una peculiar película de terror coproducida con Estados Unidos y hablada en inglés, La sombra de Jennifer, junto a varios intérpretes argentinos y estelarizada por la hollywoodense Faye Dunaway.
En 2014 fue nombrada Ciudadana Ilustre por la Legislatura porteña y sufrió un ACV del que pudo salir airosa, pero comenzó a pensar que su etapa artística estaba concluyendo.
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