Desde que comenzó la cuarentena obligatoria en la Argentina, Maximiliano Guerra se ha manifestado en contra del manejo que el gobierno nacional está haciendo de la pandemia del coronavirus. Sin poder dar clases de baile de manera presencial desde mediados de marzo, fue una de las personas que se acercaron hasta el Obelisco para la marcha opositora del 12 de octubre pasado. Y no lo hizo solo: llegó al microcentro porteño en el vehículo conducido por Patricia Bullrich, presidenta del PRO.
En diálogo con Antonio Laje en el programa de América Antes de mañana, el reconocido bailarín contó que está trabajando en política junto a Bullrich, se refirió a la posibilidad de ocupar un cargo público en el futuro y manifestó: “Dicen que la marcha del 12 es mala pero la del 17 es buena. Entonces, parece ser que hay una marcha que infecta y otra que no”.
“Estoy trabajando en política activa. Estoy al lado de Pato Bullrich porque creo que necesitamos que todos aportemos algo para poder cambiar las cosas”, señaló Guerra. Al ser consultado si aceptaría integrar una lista para ocupar un cargo público, respondió: “Si mi lugar para poder ayudar es tener un cargo, quizás. Pero no sé, eso es el futuro”.
Respecto a los motivos de su presencia en la marcha del 12 de octubre junto a Bullrich, dijo: “Fui porque me llama el corazón, me brota esa necesidad de pensar en la gente. Te podría decir mil motivos: la libertad, la democracia, la república, por supuesto, que la voy a defender siempre, pero sobre todo lo hago pensando en la gente. Toda esa gente que se quedó sin trabajo, que tuvo una ilusión y una importante inversión puesta en un negocio que soñó toda su vida y que se tuvo que quedar sin ese negocio porque cerraron la persiana y no saben si van a poder abrir”.
En ese sentido, profundizó sobre el manejo que el gobierno de Alberto Fernández ha hecho de la pandemia: “Todos pensamos que la cuarentena tendría que haber sido más corta, porque la economía está hecha un desastre, se cayeron los negocios, hay más pobres… O sea, no hay un plan. Estamos todos encerrados, no podemos salir, y si salimos nos dicen ‘anticuarentena’ y dicen que la marcha del 12 es mala pero la del 17 es buena. Entonces, parece ser que hay una marcha que infecta y la otra no. Le mandan un mensaje distinto a cada persona. Es como binario, como que está bien o está mal. Esto, junto con la cuarentena eterna, está destrozando a muchas familias. Hay que pensar en la gente ya: el gobierno no puede tener una agenda pública de impunidad, tiene que tener una agenda para toda la gente”.
“Deberíamos tener una política consensuada, todos unidos de verdad. Tenés que zafar de la grieta y pensar inteligentemente qué querés para el futuro de este país, qué vamos a tener dentro de 30 o 40 años, y después no modificarlo. Sí tener alternancia de gobiernos, porque eso es la democracia. Pero no modificar la meta, qué es lo que queremos”, explicó el ex bailarín del Teatro Colón.
“No nos ponemos de acuerdo porque no tenemos educación. Lo que pasa es que la educación es el futuro; los chicos que este año perdieron un montón de estudios son el futuro. Y eso va a causar mucho mal a la sociedad. Entonces, como no tenemos educación, tenemos los agentes del pobrismo. Y con ese pobrismo no podemos llegar a tener una política de estado con las cuatro o cinco cosas que son necesarias: seguridad, educación, salud, justicia…”, explicó.
Guerra contó que vivió muchos años en Europa pero volvió a la Argentina y piensa seguir “luchando desde donde se pueda” por “la libertad, la república, la democracia y la división de poderes”. Tiene tres hijas, una de 26, otra de 17 y otra de 15. La mayor se acaba de ir a vivir a Europa: “Se fue con el marido porque creen en un futuro distinto. Son cantantes líricos y vieron que acá la cosa no funciona y no se sabe hasta cuándo va a ser así, por lo tanto se fueron. La del medio está terminando el secundario y se perdió su último año. Está triste, desolada y pensando cómo va a ser la vida, si va a poder empezar la facultad. La más chica está en segundo año y quiere cambiarse de colegio”.
Finalizó con un mensaje sobre la preocupante situación de los bailarines: “En los teatros trabajan muchas personas porque también están los vestuaristas, maquilladores, técnicos de escenario, de luz, de sonido y acomodadores. Después está la gente que vende entradas. Y el teatro no se queda solo en ese núcleo, porque después del teatro salís a comer algo. También están los productores, que ahora están armando un protocolo, y ojalá puedan volver a hacer temporada”.
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