Guillermo Andino regresó este lunes a Informados de Todo, el ciclo que conduce por la pantalla de América, luego de haber dado positivo de coronavirus. En su vuelta al trabajo, después de haber permanecido aislado en su casa, el animador contó que en todo momento siguió en contacto con el equipo de producción del programa.
“¿Saben por qué? Yo soy una persona muy metódica para trabajar. Y cuando te dicen que tenés coronavirus y no tenés 20 o 30 años, sino que tenés 40, 50, es donde decís ‘¿a ver cómo va a jugar el coronavirus conmigo?’”, indicó Andino, y relató que durante sus días de aislamiento en una habitación dentro de su casa, separado del resto de su familia, escribió un diario con sus sensaciones y en donde relató cómo transitó la enfermedad. “Escribía de noche porque yo sabía que si llegaba a la noche le ganaba el día al coronavirus”.
Por su parte, no pudo contener las lágrimas al contar que su hijo Ramón, de cinco años, le hizo un dibujo todos los días que estuvo aislado. Durante esos días, recuperaba fuerza en cada videollamada que mantenía con su familia, que estaba del otro lado de la puerta. “Eso es lo que realmente te hace bien. Saber que la gente que te ama está”.
“¿Te asustaste?”, le preguntó su compañera Pía Shaw. “Sí –respondió el conductor sin titubear–, porque me dio miedo. Lo confieso porque veía mucha gente que la estaba pasando mal. Cuando ves eso decís ‘¿me tocará a mí o no?'. La pregunta que uno se hace en estos casos es ‘¿cómo será conmigo?’”.
Andino también contó que cuando tenía 20 años tuvo tuberculosis y debió aislarse durante seis meses. Se fue a una casa familiar en La Reja, Moreno, junto a su abuela y su madre luego de haber permanecido internado en el Hospital Francés. “Era realmente muy contagioso y yo no quería contagiar a nadie”, explicó. “Pero a los 20 sentís que lo vas a superar”, agregó, y detalló que realizó un tratamiento durante un año.
Volviendo a sus días con coronavirus, el conductor celebró la “hinchada” que tenía del otro lado de la puerta. “Mi mejor producción no tiene que ver con ningún programa, es mi familia. Lo mejor que pude producir con mi amor, Caro (Prat, su esposa), son esos tres chicos maravillosos. Lamentablemente uno de ellos se contagió y nos apoyamos entre los cinco”.
“El miedo es no poder contarla. Es así de simple, –continuó Andino–. Vos querés que esto pase lo más rápido posible”. Por otro lado, reveló que el séptimo día sufrió un fuerte dolor de cabeza que no le permitió alimentarse. “Amor, no quiero comer. Quiero dormir”, le dijo a su mujer. “Y empecé a rezar y me dormí cinco horas”, dijo, y reveló que en aquella siesta soñó. “Yo nunca sueño”.
Y, otra vez con lágrimas en sus ojos y la voz quebrada, reveló que soñó con su padre, Ramón. “Me soñé caminando con mi viejo por la playa. Sin hablar, con particularidades, yo estaba así, con 52 años, más grande que él”, contó.
“Fue como una caminata muy tranquilizadora. Y me desperté y se lo conté a Caro y me empecé a sentir mejor. Sentí que no tenía dolor de cabeza, ya me importaba un bledo si no podía sentirle el gusto a la comida, lo que quería era que me dieran el alta”, concluyó Guillermo Andino.
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