De Johnny Deep son muchos los aspectos que se conocen. Se sabe que tuvo un romance largo con Winona Ryder y otro un poco más corto con Kate Moss, un matrimonio sin papeles bastante estable con Vanessa Paradis y una ruptura compleja, repleta de escándalos y denuncias cruzadas con Amber Heard.
Se sabe que trabajó ocho veces bajo las órdenes de Tim Burton y que llegó a cobrar 75 millones de dólares por película. También trascendieron algunas de sus extravagancias. Gasta 30 mil dólares mensuales en mantener bien provista su bodega, es el dueño de una colección de 200 obras de arte, que incluyen lienzos firmados por Klimt, Warhol y Modigliani y atesora muñecas Barbie de fabricación limitada. En su casa hay guardadas una Beyoncé, el elenco completo de High School Musical, una Britney Spears y un Ken que imita a Elvis Presley, además del grupo pop New Kids on the Block. Pero sin dudas, la que ocupa el lugar de privilegio es la Barbie Lindsay Lohan que como accesorio trae una tobillera monitora de detención, que recuerda el tiempo de descontrol de la actriz. A esta lista hay que agregarle que compró una isla en Bahamas y un viñedo en el sur de Francia.
Lo que quizá no trascendió tanto es su faceta de gran amigo de los caballos. Con ellos protagonizó dos increíbles historias. Uno lo salvó y otro fue salvado por él.
Durante la filmación de La leyenda del jinete sin cabeza (1999), Johnny Depp supo que debía compartir varias escenas con caballos. Una de las más complejas ocurría en un bosque. El actor tenía que ser arrastrado por un carruaje tirado por caballos. El día de la toma, la tensión se percibía en el lugar, Depp no había aceptado que un doble ocupara su lugar. Lo único que pidió fue que, para evitar magullones, le colocaran bajo su ropa un chaleco antibalas. A la señal del director se comenzó a rodar y la estrella fue arrastrada por el bosque tal cual indicaba el guión.
Al terminar, todos se acercaron para preguntarle cómo estaba. Aunque algo polvoriento, Depp se levantó sin problemas. Más tranquilo, el equipo le preguntó qué sintió al rodar la escena y al rodar por el suelo. Sin alardes contestó que nunca tuvo miedo de salir lastimado pero sí que los animales se hicieran daño o -todavía peor- que alguno de ellos eligiera justo ese momento, para hacer sus necesidades.
Fue en esa filmación que Deep conoció a Goldeneye, un caballo andaluz. El equino se había ganado ese nombre porque era tuerto de un ojo. Aunque era algo temperamental, su dueño lo tenía bastante bien controlado.
Como Ichabod Crane, Deep debía compartir varias horas con Gunpowder, su fiel corcel. Cuando dejaba su personaje era frecuente verlo acariciando a Gunpowder/Goldeneye o llevándole pedacitos de manzana o alguna zanahoria. A pesar que el animal solía estar inquieto, la presencia del actor parecía tranquilizarlo. Gunpowder solía lograr que actores y técnicos estallaran en carcajadas. Es que una de sus especialidades era emitir largas y sonoras flatulencias en los momentos más insospechados, algo que en vez de enojar los divertía pese a tener que repetir la toma ya sin ruidos molestos.
Al terminar la filmación, Deep se enteró que dada la edad del animal, su carácter díscolo y que además era tuerto, sus dueños habían decidido sacrificarlo. Cuando supo del destino final que le esperaba al temperamental corcel, decidió comprarlo. Así, salvó la vida de Goldeneye, que se convirtió en la mascota no tradicional de una estrella poco convencional.
Hay que reconocer que para poder adoptarlo, problemas de espacio no tenía. Lo llevó al rancho de Kentucky, una propiedad que en el año 1995 le había comprado a su madre. Un lugar de casi 20 hectáreas que contaba con una casa de seis cuartos con seis baños en 552 metros cuadrados. Pero no solo era cómoda para sus moradores humanos. Su principal atractivo eran sus 15 establos con bebederos automáticos y climatización. Un lujo.
Pero si Deep le salvó la vida a Goldeneye, en otra ocasión fue un caballo el que se convirtió en su amigo y salvador. En el año 2013 lo convocaron para filmar El Llanero solitario. Deep debía encarnar a Toro, el comanche fiel amigo del Llanero. El actor estaba feliz con su papel porque le permitiría reivindicar a los pueblos originarios. “Aprendí de mi mentor, padre y amigo, Marlon Brando que en la historia del cine los pueblos originarios siempre han sido representados como salvajes, como si no fueran hombres. Para mí era importante que estuvieran bien representados”, declaró en ese momento.
Su compromiso con el papel fue tal, que lo nombraron miembro de honor de la nación Comanche. Incluso recibió el nombre de Mah Woo May, que significa Cambiaformas.
La filmación del Llanero sumaba todo lo que se esperaba. Había persecuciones en el desierto, tiros, carreras por desfiladeros, explosiones de minas y una increíble secuencia de escape arriba de un tren. El presupuesto era de 250 millones de dólares. Personificando a Toro, Deep debía aparecer con un tocado de guerrero nativo y además compartir varias escenas hablando amigablemente con su caballo.
Todo transcurría según lo pautado. El actor no era un gran jinete pero sí sabía montar y lo más importante no tenía miedo. Durante el rodaje sufrió varias caídas pero como se empeñaba en no recurrir a dobles, cada vez que se subía al caballo, los productores cruzaban los dedos para que no se terminara dañando el coxis. Hasta que pasó lo que pasó.
Con su coprotagonista, Armie Hammer, habían estado galopando mucho. Al final del día decidieron ir por un camino distinto y empinado para acercarse mejor a la cámara que los filmaba. Pero Scout, el caballo que montaba Deep quería seguir galopando. El problema es que como Toro, montaba sin silla, el actor debía usar una sujeción especial para dar la impresión que montaba en pelo.
Scout comenzó no solo a ir más rápido, también a saltar un par de obstáculos. Depp atinó a tomar fuerte las riendas y las crines del animal intentando no caer. “Era increíblemente musculoso, sus patas se movían a una velocidad endiablada y yo trataba de sujetarme como un idiota. No podía más y decidí tirarme y dejarlo solo”. Todo ese momento quedó registrado como se puede ver en este video.
Al dejarse caer, Deep no calculó que podía quedar aplastado por las patas del animal. Sin embargo, el caballo tuvo el instinto de levantar sus extremidades para pasar por arriba del actor. “No me dio de milagro, me habría aplastado. La verdad es que tuve mucha suerte, aunque fui un poco idiota al tirarme”, reconoció en el programa de David Letterman.
Dicen que Depp prefiere no recordar esa filmación. No porque la película resultó un fracaso, tampoco por el revolcón que sufrió con Scout. Su peor recuerdo es que, recién separado de Vanessa Paradis, en las locaciones de Arizona y Colorado solía visitarlo una bella jovencita llamada Amber Heard. A Deep se lo veía tan encantado que como prueba de su amor le regaló… un caballo. Y ya sabemos que esa historia no terminó también como la que vivió con Goldeneye y Scout.
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