Creativo, sincero, frontal, amigo de sus amigos, gracioso, disparatado, irreverente son algunos de los calificativos que le calzaban perfecto a Raúl Portal. Fue el hombre que creó términos como caracúlico, manochanta y currandero, que transformó un horario marginal de la tele como era la medianoche en otro central, el que inventó los programas de archivo y que impuso un programa de mascotas y otro de música cubana. Fue el hombre que descubrió a Mariana Fabbiani y Federica Pais, y el que apodó Panam a Laura Franco y Chispita a Andrea Campbell y el creador de secciones inolvidables como PNP Informa, Perdona Nuestros Playback, El juego del Error, Bolufrases y Diccionario de Cagastellano.
Aunque en los últimos años poco y nada se supo de Raúl Portal, si alguien desea escribir la historia de la televisión argentina sí o sí tendrá que nombrarlo. Porque como afirmó Carlos Ulanovsky, un referente del periodismo y la comunicación, a Teleshow, Raúl Portal “fue un hombre de la tele que hizo todo lo que le pidieron en el momento que le pidieron. Un hombre creativo y rupturista que descubrió la veta del archivo pero también el formato informe para luego debatir sobre eso”. Sus creaciones hechas con pocos recursos pero mucho ingenio hicieron que el entonces zar de la televisión, Alejandro Romay, acuñara una antológica definición para describir sus propuestas: “Televisión Portal, barato y original”.
Portal nació el 23 de septiembre de 1939. Sus padres eran franceses y desde muy chico le enseñaron a leer en francés y castellano pero él pronto dio muestras de su originalidad. “A los 10 años me regalaron un bongó y por ignorancia lo tocaba al revés. Hasta que me explicaron cómo hacerlo y nunca más me separé de los cueros”. Desarrolló una pasión enorme por la música cubana tanto que entre el 72 y 73 tuvo boliches dedicados a la música negra. Fanatizado y caradura le llegó a mandar a Fidel Castro una foto suya con su bongó para demostrarle que “cuando él llegaba a la Habana en 1959” yo ya tocaba el instrumento". Solía juntarse con distintos amigos para tocar y en 1997, llegó a compartir un programa con Celia Cruz y Tito Puente.
De su adolescencia solía recordar un papelón inolvidable. “A los 16 años tomé el colectivo 39 y a las pocas cuadras me di cuenta que me miraban todos: no tenía pantalones”.
Se podría decir que Portal llegó tarde a la televisión. Antes de ser un creativo y un hombre fundamental de la pantalla chica argentina trabajó en la Secretaría de Prensa del Ministerio del Interior desde 1968 a 1978. Lejos de olvidar su pasado se hacía cargo de ese tiempo. “Tengo un pasado autoritario, belicoso e intolerante, pero lo superé. Así era el país y yo fui arquetípico”. Recordaba que su papá lo llevó a la Plaza de Mayo a festejar cuando derrocaron a Perón y cerraba riendo con un “era terrible gorila”.
En 1982, Portal llegó a ATC con Semanario Insólito, un programa que combinaba humor con noticias. En su libro “La Noticia Rebelde. Una biografía” el periodista Diego Igal cuenta que Portal estuvo solo la primera temporada. Su personaje más recordado fue El caco, “un exaltado que buscaba un delincuente y en el intento destrozaba lo que se le cruzara”. Según Igal, Portal dejó ese programa dominical aún cuando era un éxito de audiencia porque “quería realizar un ciclo para chicos que, al final, terminó siendo Misteriodismo en Canal 13, al que algunos recuerdan con puntos de contacto con Semanario”. Portal fue reemplazado por Nicolás Repetto y no volvió a trabajar con Raúl Becerra o Adolfo Castelo, pero vaya paradoja, cuando en julio de 1989 las autoridades de ATC levantaron La Noticia Rebelde luego de tres temporadas y media, el programa que cubrió el horario fue Nueva...mente conducido por Portal.
En la televisión encontró el lugar ideal para desarrollar su creatividad desbordante y temperamento inquieto. Condujo La hora de los juegos por Canal 11 y luego Noti-dormi en ATC. Creó Los juegos del terror, la Fiesta hop y Perdona nuestros pecados.
En PNP se animó a mostrar la cocina de la televisión y desacralizar todo lo que pasaba “pantallas adentro”. Con humor, con ironía y haciendo un uso minucioso del archivo el programa lograba reírse de la televisión pero también mirarla con cariño y sin solemnidad. El programa solía alcanzar entre 16 y 22 puntos de rating. Su preproducción era titánica. Llegó a contar con 20 mil videocassettes donde reunió 150 mil horas de televisión abierta, de cable, cine y animación. PNP popularizó personajes hasta ese momento desconocidos como Federico Klemm, Lita de Lazzari y Mónica de Álzaga.
Con su hijo, Gastón Portal, mantuvieron una relación cómplice y entrañable. Portal decía entre risas que Gastón le hizo “sentar cabeza”. En esa relación quizás buscó una revancha de la vida por haber perdido a su padre a los 19 años. Solía contar que fumaba cinco atados de cigarrillos diarios pero que cuando nació Gastón dejó el hábito “Abandoné el hábito por amor a él. Apagué el pucho y le regalé un padre”. Juntos compartieron dos grandes pasiones: el amor por River y también por el humor absurdo.
Padre e hijo comenzaron a trabajar en dupla cuando Gastón tenía 12 años. “Lo hice para que tuviera responsabilidades y fuera conociendo el medio”. Así fue como lo acompañó en la radio, en la producción de Semanario Insólito y a los 18, era el productor de Notidormi. Portal reconocía que había sido severo “pero no dictatorial” en la formación de su hijo y que le inculcó valores que para él eran imprescindibles: la responsabilidad, el honor, el cumplimiento de la palabra, el sentimiento nacional y familiar y el valor de la amistad. Gastón contaba que su padre lo había inscripto en uno de los secundarios privados más prestigiosos y caros de la zona. Pero él reacio a estudiar se llevaba todas las materias. Así que Portal averiguó cual era el colegio público con peor fama y allí lo inscribió. La experiencia resultó única. Gastón aprendió que había dos realidades distintas y que en ambas podía aprender, convivir y tener amigos.
Con su mujer, Lucía Lábora, Raúl Portal tuvo una relación larga y amorosa. Reconocía que antes de conocerla había sido un picaflor irredento con miles de novias. Ella entendía el humor de ese hombre que cuando cumplieron cincuenta años de casados le afirmaba que habían llegado a las “bolas de oro” y que aseguraba que con su esposa habían sido inmensamente felices “hasta que nos conocimos”. También aceptaba divertida que tuviera las que él bautizó “imaginovias”. “Estuve de novio con Jeanne Moreau y con Grace Kelly. Me separé de Rosario Lufrano y me encanta María Laura Santillán, pero un poco corté porque no puedo atenderlas a todas”, explicaba estallando de risa. Ya más serio aseguraba sin titubeos que “Gastón y Lucía son mi propia vida y no existen separados o sueltos. Como mis piernas y mis brazos”.
Extrovertido, conversador, era el entrevistado ideal. Jamás dejaba de responder ninguna pregunta ni atender a todo el que se acercara a hacerle una consulta. Gracioso, solía guardar en su billetera sus tarjetas de presentación. La primera decía “tarado profesional” pero luego la cambió por otra que aseguraba que era un “boludo profesional”. Según él la modificó porque “cuando me empecé a meter en el tema de la solidaridad muchos me decían ‘qué boludo, justo ahora que podés ganar plata’”.
Afirmaba que le gustaba provocar porque “como practiqué artes marciales me divierte pelear”. Solidario, colaboraba mucho con diversas fundaciones. Aseguraba que le daba parte de sus ganancias a los que llamaba “cobradores de Dios” es decir a los más pobres. Pero así como era solidario con los vulnerables también detestaba a tres tipos de personas. Unos tienen un nombre conocido, los indiferentes. A los otros les inventó sus nombres: los curranderos y los manochantas. “Cometen el más tremendo pecado que es robarle al desesperado. Son bandidos”, afirmaba sin medias tintas.
El hombre que hizo de todo en televisión tenía algunas características atípicas. Jamás aprendió a manejar. No usaba tarjeta de crédito, chequera, celular ni computadora. Su amor por los animales era genuino. Aseguraba que “el mono es el animal superior. Mi teoría es que el hombre se ha convertido en el primer escalón descendente en la historia de la evolución. No somos inteligentes ni civilizados, porque destruimos nuestro propio hábitat”. Su deseo era instalar un shoping dedicado exclusivamente a las mascotas. Con las ganancias soñaba en instalar hogares para perros de la calle.
Portal se enorgullecía de hacer todo con pasión. "No soy un delirante sino un obrero del delirio. Fui recreando cosas, cambié el “hop” por el “upa”, que como descubrió una psicóloga quiere decir “levantar al caído”. Aseguraba que le dolía este modelo de sociedad “Titanic” donde se “globaliza la economía en vez del amor”. Se definía como un “tipo común y corriente que tiene popularidad porque trabaja en la tele y nada más”
Se fue Portal, polémico y frontal, pero también creativo, solidario y original. Pudo haber tenido sombras, pero repasando lo que hizo y por qué lo hizo fue un hombre que vivió y no solamente anduvo por la vida. No todos pueden decirlo.
Agradecemos al archivo de TEA y al periodista Diego Igal por el material para esta nota.
SEGUIR LEYENDO