Pasaron más de seis meses desde que el presidente Alberto Fernández decretó la cuarentena obligatoria para evitar los contagios masivos del COVID-19 en la Argentina. Y si bien algunas algunas actividades se fueron reabriendo muy lentamente, lo cierto es que las escuelas no volvieron a tener clases presenciales y los chicos deben estudiar, y relacionarse con sus amigos a través de una computadora, tablet o celular. Y, el gran dilema de los padres es cómo ayudar a sus hijos a desarrollarse durante el aislamiento social.
Por eso, Pamela David aprovechó una nueva edición de PamLive para entrevistar a la psicóloga y neuropsicóloga infantil Carina Schwindt y a la psicóloga y psicopedagoga Mariana Fernández quienes dieron consejos para abordar este tema con los niños, para estar en alerta pero sin miedo. Empezar por casa para que ellos puedan transmitirlo a la vida.
—¿Cómo manejamos la incertidumbre que se les genera a los chicos con esta situación de pandemia?
—Mariana Fernández: La incertidumbre que se le genera a los chicos es la que también tenemos nosotros como adultos. Nosotros debemos estar tranquilos para poder transmitirles esa tranquilidad a los chicos. Lo que más le cuesta a los chicos hoy por hoy es el tema de lo social. Lo que se pierden con su familia o amigos, o mismo la terapia, poder conectar con otras personas, es lo que más está costando: ansiedad, miedos, conductas regresivas, y a las que hay que atacar y tener en cuenta. Como padres, terapeutas y educadores debemos hacérselo más llevadero.
—¿Cómo sabemos cuándo sí hay que derivar al niño con un terapeuta?
—Carina Schwindt: Cuando necesitamos la ayuda de un profesional es cuando agotamos como papás, todas las estrategias posibles y no dieron resultado. Cuando los chicos siguen ansiosos o estresados, tienen miedo o lloran mucho es importante hacer una consulta con un profesional.
—Mariana Fernández: También cuando empiezan a tener conductas destructivas, cuando el “no” no alcanza, cuando hay cambios en el sueño. O cuando los chicos quieren volver a las camas con sus papás. Cuando no funcionan nuestras estrategias debemos modificar. Ahí corresponde y es oportuno la consulta a un profesional. Ya sea para chicos o para los padres mismos, porque en realidad, hoy por hoy al no poder tener la consulta de forma presencial es con ellos con los que tenemos que trabajar y poder brindar todas las orientaciones que requieren.
—Carina Schwindt: Muchos papás nos han llamado esta cuarentena porque es imposible empezar una terapia virtual, entonces lo que hacemos es la orientación a padres: ¿Qué hiciste? ¿Te funcionó? Probá de esta forma para ver si funciona. En general en esta pandemia, no solo los chicos si no también los grandes tenemos las emociones a flor de piel. Aparecen más caprichos, llanto más prolongado, no quieren hacer la tarea por zoom…Están cansados. Nosotros también. Y nos preocupamos por saber qué hacer con los niños si nosotros también estamos cansados.
En general en esta pandemia, no solo los chicos si no también los grandes tenemos las emociones a flor de piel
—¿Qué podemos hacer como padres?
—Carina Schwindt: Primero y principal hay que mantener rutina y horarios. El sueño debería ser en un horario establecido porque los niños tienen que tener horarios de niños. Algunas escuelas han modificado sus horarios. No es lo mismo que antes. Es importante una rutina de sueño, porque por la noche se libera melatonina, la hormona del crecimiento y la que nos hace relajar y activa la memoria. Los chicos tienen que mantener esa rutina de sueño. Que se vayan a dormir en un lugar acondicionado, tranquilo, que podamos ofrecerle seguridad y afecto. Una palabra suave. Hay que gestionar las emociones.
—¿Cómo hacemos para ayudarlos a gestionar sus emociones?
—Mariana Fernández: Nosotros como grandes tenemos que saber en qué lugar estamos parados. Nosotros somos el espacio donde los chicos van a venir cuando el mundo externo no funcione. Cuando todo colapsa o el mundo externo nos ataca. Hoy estamos hablando de un virus que no vemos y que nos está atacando. Como papás primero entender que somos ese recuerdo para ellos. En segundo punto, nosotros poder trabajar eso, por ejemplo, estar en calma. Muchas veces no es fácil, no se puede porque la rutina también nos afecta a nosotros. Los chicos nos generan agotamiento así que de a poquito tenemos que tranquilizarnos, darles ese lugar de resguardo a los chicos para que puedan sobrellevar esta situación que estamos atravesando. Que la sufrimos todos pero para ellos es muy inentendible.
—¿Qué es la inteligencia emocional?
—Carina Schwindt: La inteligencia emocional la planteó el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, y él decía que no es solo es importante que un niño tenga un buen coeficiente intelectual si no sabe cómo arreglar sus problemas. Entonces es importante tener inteligencia racional pero también la emocional. Ésta tiene cinco patas: la primera es la conciencia emocional, tiene que ver con reconocer las emociones. Es importante que los adultos también aprendamos a reconocer nuestras propias emociones. Estas cinco patas son habilidades que se enseñan y primero las tenemos que aprender los adultos. La conciencia emocional es aprender a manejar las emociones. Que los niños le pongan nombre a la emoción. Cuando son chiquitos y no saben qué son las emociones básicas como la alegría, la tristeza, enojo o la bronca, a veces le ponen un color. Por ejemplo, el rojo quiere decir que está enojado. Cuando le puso nombre a esa emoción podemos pasar a la segunda habilidad que es la regulación emocional. Una vez que la conocí la puedo aprender a regular.
—¿Cómo hacemos para regularles esas emociones a los chicos?
—Mariana Fernández: Las emociones no son buenas y malas. La tristeza no es mala si no que es un estado que tenemos que atravesar ante ciertas circunstancias. Hay que validar esta emoción, mostrarnos empáticos ante lo que le está pasando y poder darle un nombre a esto. Entenderlo, darle un nombre y transitar esa tristeza.
—Carina Schwindt: Hay emociones que son más placenteras para nuestro cuerpo o más displacenteras, las emociones son reacciones frente a estímulos que vienen desde afuera o frente a estímulos que son internos como por ejemplo una idea. Para regular la emoción de la tristeza, la bronca, el enojo o el miedo lo importantes es primero nombrar la emoción. Segundo, respirar. Es clave para la regulación emocional. Tercero, mover el cuerpo. Al mover el cuerpo esa emoción desciende y se regule. Cuando nosotros los adultos estamos enojados, los chicos aprenden por imitación. Si estoy enojado, hagamos estos pasos para que los chicos nos vean y nos imiten.
Para regular la emoción de la tristeza, la bronca, el enojo o el miedo lo importantes es primero nombrar la emoción
—¿Y si los chicos no se dan cuenta de lo que les pasa?
—Mariana Fernández: Los chicos no se dan cuenta qué les pasa porque están educados dentro de lo que es la inteligencia emocional. Para el cerebro todo es emoción, lo hace sin pensar ni medir. A partir de esto, como adultos, debemos enseñarles cómo se deben sentir.
—Carina Schwindt: Hay un montón de técnicas a través de juegos para la respiración. Con ellos se enseña a partir del juego.
—¿A partir de qué edad se puede enseñar técnicas de la respiración?
—Mariana Fernández: Con mi hijo de un año y medio ya lo estoy trabajando. Obviamente, de a poquito, con las estrategias que él pueda… Siempre soy yo la que pongo el cuerpo y que le enseña. Lo ideal es empezar desde los más chiquitos. Es importante el tema de las emociones. Ya desde el jardín se está enseñando pero lo que falta es el trabajo del adulto.
—¿Cuál es la tercera pata de la inteligencia emocional?
—Mariana Fernández: El refuerzo positivo tiene que ver con ante algo que está haciendo, por ejemplo, su cama, lo hace de una manera la cual hay que decirle “qué bien que lo estás haciendo”. Reforzar positivamente lo que el niño está haciendo en ese momento. Tratar de darle esa valoración desde lo positivo para que pueda tener motivación y expectativa en lo que está haciendo. No hay que buscar la perfección pero sí su autonomía.
—Carina Schwindt: Ayudarlos a incorporarlos en nuestras rutinas diarias y hacerlos parte de nuestra vida.
—¿La cuarta pata es la empatía?
—Carina Schwindt: Si, la empatía es ponerse en el lugar del otro. Pero no solo eso, si no que actuar en consecuencia. Hay chicos que son empáticos por naturaleza. Se sensibilizan ante lo que le pasa al otro y hay otros que no, por eso se enseña. ¿Cómo podemos enseñarla? Si miramos una película de Disney, por ejemplo, paramos en el momento que el personaje llora y le preguntamos: ¿qué está haciendo “Coco”? ¿Y por qué está llorando? ¿Qué harías en su lugar? Plantear situaciones donde ellos puedan identificar la emoción y qué harían en su lugar. La empatía es sumamente importante, una habilidad que va a servir en la vida. Cuando uno es empático se activan las neuronas - espejo que sirven mucho para el aprendizaje.
—Mariana Fernández: La quinta pata son las habilidades sociales. Una vez que ya pudimos trabajar con lo anterior, esto nos ayudará a reflejar todo esto y compartir con el entorno más próximo. El poder relacionarnos de forma adecuada con nuestros papás, con nuestros compañeritos. Todo esto se trabaja. Estos cinco tips hay que ir trabajándolos de a poco. Si no hay un reconocimiento de la emoción en un primer lugar, no puedo trabajar con la emoción del otro porque yo no reconozco en mi mismo esa emoción.
—Carina Schwindt: En las habilidades sociales tiene que ver mucho la comunicación asertiva. Hay tres tipos de comunicación: la asertiva, la pasiva y la agresiva. La asertiva es cuando yo me doy cuenta de lo que le está pasando al otro y trato comunicarlo de la forma más saludable posible. Para que el otro nos pueda entender y no se sienta atacado. También en estas habilidades sociales es importante enseñar los valores. El por favor, las gracias, el respeto, la libertad, la igualdad, son las que se enseñan primero en casa.
Cuando uno es empático se activan las neuronas - espejo que sirven mucho para el aprendizaje
—¿Qué cantidad de tiempo los niños pueden usar los dispositivos electrónicos?
—Carina Schwindt: Si es para el ocio, dos horas. Si es para una intención comunicativa o de aprendizaje y en estos tiempos de pandemia, lo que demande. Según la OMS se recomienda dos horas para chicos menores de 10, 12 años. Lo importante es alternar esos tiempos de ocio de la pantalla con otros juegos fuera de la pantalla.
—Mariana Fernández: A veces pasa que estamos todo el tiempo con el celular, y los chicos no deberían ver eso de nosotros. Organizar los horarios y las tareas con ellos. Si nosotros estamos con el celular, que ellos hagan la tarea. Es un establecimiento de rutina para poder como padres, dejar ese celular de lado. Es difícil enseñarles si nosotros no estamos haciendo lo que decimos.
—¿Qué pasa con la educación virtual? ¿Llegó para quedarse?
—Mariana Fernández: Cuando empezó esto los docentes querían cumplir con el plan pedagógico y los padres no sabíamos qué hacer con toda la información. La enseñanza de antes no es la de hora. Nos fuimos acomodando.
—Carina Schwindt: Mejoró todo. Los docentes aprendieron y los padres también nos organizamos mejor y eso ayudo a que la armonía familiar también mejore.
—¿Qué cosas van a quedar en un futuro?
—Mariana Fernández: Va a quedar el tiempo de calidad con los docentes. Ellos van a poder evaluar qué necesitan sus alumnos. Hoy los docentes nos metemos dentro de la casa del alumno a través de una pantalla. Tal vez los docentes empezamos a entender con más profundidad las emociones de los chicos. A tener más empatía. Darles más tiempo de que puedan adaptarse a lo que nosotros le estamos transmitiendo.
—Carina Schwindt: Cuando salgamos a la realidad no será fácil. Pero la capacidad de resiliencia es muy importante, porque a pesar de todo lo que hemos pasado durante la pandemia vamos a salir fortalecidos y los chicos tienen la capacidad de readaptarse más rápido que los adultos. Hay que mirar el lado positivo. Aprendieron la resiliencia que quizá en otro momento no hubieran aprendido.
La capacidad de resiliencia es muy importante, porque a pesar de todo lo que hemos pasado durante la pandemia vamos a salir fortalecidos
—¿Cómo podemos hacer con la falta de contacto o abrazo con sus amigos?
—Mariana Fernández: La realidad es que no tiene que haber contacto con nadie. Se puede suplantar a través de, por ejemplo, salidas a un lugar seguro, estando tranquilo de dónde lo llevamos. Planificar la tarde con sus amigos. Puede ser en una plaza donde no haya contacto, pueden andar en bicicleta. Hay que entender los riesgos pero sin que sean miedo. Poder explicarles a los chicos de qué se trata esto que está pasando. Siempre debemos transmitirle la seguridad a los chicos.
—Carina Schwindt: A esta altura ya tienen incorporada medidas de higiene. Es cuestión de tomar recaudos porque es importante que los chicos vayan a dar una vuelta manzana, cambiar de aire.
—¿Qué consecuencias pueden quedarles a los chicos después de este año?
—Carina Schwindt: Puede que aparezca la ansiedad pero con los tips de relajación pueden bajar. Salir a dar una vuelta, una buena alimentación, menos pantalla, todo eso ayuda a un buen desarrollo infantil.
—¿Qué es el agotamiento parental?
—Mariana Fernández: Antes teníamos una batería de cosas y personas que nos ayudaban en el día a día. De repente tenemos que conectarnos porque tenemos una reunión de trabajo mientras los chicos nos piden jugar. Esta desorganización nos provoca estrés. Ya de por sí criar a un hijo es maravilloso pero agotador. Está bien reconocerlo y buscar ayuda. Todo esto nos da estrés, dolores de cabeza, de panza, no podemos dormir, no funcionamos como deberíamos y también hay una desconexión con nuestros hijos. Ahí, algo no funciona bien y comienza el agotamiento parental. Lo positivo es que hoy tenemos tiempo para saber qué necesita nuestro hijo. Después si contamos con una persona que nos acompaña, tratar de generar una coparticipación. Turnarse para estar con los chicos y tener nuestro tiempo para estar solos.
Salir a dar una vuelta, una buena alimentación, menos pantalla, todo eso ayuda a un buen desarrollo infantil
—¿Qué pasa cuando los chicos no se pueden dormir?
—Carina Schwindt: Esto pasa cuando hay unas ciertas regresiones. Hay que implementar una higiene del sueño. Tanto para grandes como para chicos. Bañarse antes de dormir, que los chicos estén comidos, secos, que su cuarto esté adecuado, que su cama esté limpia. Son factores que van a ayudar a que el niño pueda dormir mejor.
—Mariana Fernández: Todo tiene que ver con una rutina. Depende mucho de las edades. Para los adolescentes es más difícil. Hay que educarlos con el tema del sueño. Con los más chiquitos hay que regularlos de a poco.
—Carina Schwindt: No hay recetas mágicas. Lleva constancia, paciencia y saber que van a haber avances y retrocesos y seguir por ese rumbo. Pame: ¿Qué es la disciplina consciente?
—Mariana Fernández: La disciplina consciente es una enseñanza, el límite es necesario para los chicos y para los adultos para poder convivir en la sociedad y además nos regula en una situación donde estamos desregulados. Entender un poco este límite. Entender qué le pasa al chico. Trabajar las emociones. Si un chico hace un berrinche porque quiere el celular y llora y llora, me pongo a su nivel y converso con lo que le pasa. El momento del llanto no es un momento para hablar sino más bien para escuchar. Respirar, regularnos, trabajar con el cuerpo. Ser constante. Y entender que ellos necesitan en ese momento es tolerar esta frustración que están pasando.
—Carina Schwindt: Para la disciplina consciente es clave tener una conexión con los chicos. Pasar de la reactividad a la receptividad. Ayuda a estimular el cerebro. Aporta calma y creas un vínculo mejor con tu hijo.
—¿Qué hábitos nos puedan ayudar a una mejor crianza?
—Mariana Fernández: Cuando empezamos el día hay que conectar emocionalmente con los chicos, tratar de tener una situación empática con el niño o el adolescente. Involucrarnos en su mundo.
—Carina Schwindt: Es importante que tengan un espacio de privacidad, sobre todo si son adolescentes. Si ellos van a jugar, nosotros también podemos tener nuestro espacio. No hace falta que estemos al 100% con ellos. Hacer deporte, establecer rutinas donde puedan mover el cuerpo, una buena alimentación, evitar las comidas chatarras, comer pescado, frutas, huevo, etc.
—¿Qué se puede hacer cuando los chicos tienen mucho miedo de salir?
—Mariana Fernández: Hay que tener en cuenta cuánto tiempo pasamos mirando el noticiero. Apaguen la tele cuando están con los chicos. La información que dan en la tele les puede dar miedo. Ser conscientes del miedo que transmitimos a nuestros hijos.
—¿Cuál es la importancia de educar sin estereotipos?
—Carina Schwindt: Nosotras hablamos de la infancia trans que hoy en día en nuestro país es un tema muy tabú. Somos todas personas independientemente de cómo se quiere ver la otra persona. Tiene que ver con el reconocimiento de la identidad del yo. No es algo que alguien le impone. Los adultos tenemos que sacarnos esa estructura de la cabeza. Todavía para esto nos falta mucho para sociedad pero preparémonos.
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