Adriana Salgueiro trabaja en el mundo del espectáculos desde muy joven, y en todos estos años supo mantenerse siempre activa, ya sea en teatro como en televisión. Actualmente conduce de lunes a viernes el ciclo radial Espléndidos e infidentes, junto a Daniel Ambrosino en la AM 990. Pero a pesar de la vigencia, guarda una relación sana con el ejercicio de la nostalgia. Tiene un baúl en su habitación repleto de fotos y al que cada tanto acude en busca de recuerdos, sobre todo, los del ámbito privado.
“Tuve una infancia muy linda y me encanta la vida que viví”, le dijo la actriz a Teleshow. Cada tanto, también pispea algo de su etapa laboral “sobre todo ahora que en las redes se usa subir fotos retro”, aseguró. Y un poco de esto y un poco de lo otro, de su familia y de su trabajo, se trata esta recorrida visual por la vida de Adriana Salgueiro.
Cómplices las dos
“El día de mi bautismo, ¡qué chiquita que era! Me encanta esta foto, cómo nos miramos con mi mamá, con esa complicidad, ese ida y vuelta mágico que hay en la relación entre madre e hija. No se alcanza a ver, pero tenía un vestido largo, como se usaba en esa época, y todo el amor del mundo que no me alcanzan las palabras para describir”.
Cumple año feliz
“Este es el día de mi primer cumpleaños, hacía mucho calor y por eso estaba transpirada. Mi infancia fue en Caballito y después nos mudamos a Barrio Norte. Estaba todo el tiempo con mi hermano y teníamos una relación hermosa: yo era muy tranquila y él era un travieso total. Es esa época se usaba jugar con las tacitas de porcelana en miniatura, entonces él las ponía en fila y jugaba a la kermesse. ¡Tres tiros diez pesos con mis tacitas de porcelana! En cambio, yo era una nena muy buena, no hacía travesuras pero tampoco lo buchoneaba”.
El hermano “macana”
“Con mi hermano Marcelo en la playa de Mar del Plata. Más allá de sus travesuras, siempre fuimos muy compañeros, como se ve en esta foto en la que vamos de la mano, y él siempre me cuidó mucho. Me acompañaba cuando iba al mar, como si fuera un gran cuida, ¡y solo tenía dos años más que yo!”.
La comunión que no fue
“Este es el día de mi primera comunión… aunque tengo que confesar algo. La hostia me daba arcadas, y ese día me metí el dedo en la boca y me la saqué. También me acuerdo que me habían regalado un rosario hermoso, de cuentas coloradas brillantes, entonces lo desarmé todo y me hice un collar divino. ¡Sin hostia y sin rosario! Por eso siempre digo que la comunión no hay que tomarla tan de chica. A los 15 años, previa confesión, tomé finalmente la primera comunión”.
Historias de verano
“Que linda esta foto, en Mar del Plata, estoy con mi hermano y mi primo José María, que venía con nosotros. Dormíamos todos en la misma pieza, y a mí me había tocado la cuna, pero ya era grande. Cosas que pasan cuando alquilás un departamento en la costa. Una noche a mi hermano se le ocurrió hacer una telaraña enorme con hilo de coser, entre todas las camas y la llamó a mi abuela. ¡Casi la mata a la pobre! La imaginación de mi hermano para hacer travesuras no tenía límites”.
La princesa que quería actuar
“Vivíamos en Caballito pero íbamos a la escuela en barrio norte, al Granaderos de San Martín. Esta foto debe ser de primer grado, y yo, claro, soy la de las piernas cruzadas. En el cole me encantaba actuar, me metía en todas las obras, en cualquier personaje. Una vez que hice de Cenicienta, el príncipe era un rubio de corte taza, yo estaba con un vestidito precioso. En un momento, él tenía que decir ‘Oh, este sí que es un pimpollo’, era como el gran momento de la obra. La sala de actos era enorme, hermosa, había un montón de gente, y se ve que se puso nervioso… ¡y no me decía nada! Hasta que me cansé, lo miré enojada y le dije ‘Oh, este sí que es un pimpollo’. Se ve que ya tenía pasta de actriz, y casi sin darme cuenta descubrí mi vocación en el colegio”.
Una Miss Argentina suelta en Londres
“El concurso de Miss Mundo empezó como una diversión y terminó siendo una responsabilidad, porque en un punto dejás de ser una cara bonita y te convertís por un rato en una especie de embajadora. El concurso fue en Inglaterra, se confundieron y me mandaron sólo un pasaje, y yo, que no había salido de mi casa, me mandé solita. Cuando llegué a Londres, después de dos escalas, no me esperaba nadie, y nadie me creía que era Miss Argentina y que estaba para concursar. Hasta que logré dar con la organización, y se dio vuelta la torta, me vinieron a buscar en una limousina, con motos de la policía y todo un despliegue. Me llevaron al hotel y ahí sí, fue más parecido a lo cuentan en las películas”.
De tapa en tapa
“Esto es para una producción de Radiolandia 2000, era un chivo encubierto de motos, debo tener 21 años ahí. Mi primera tapa fue la de Gente, y es la que me hizo ser quien soy hoy. Había ido a bailar con un amigo, me vio María Miguens que era la productora de la revista y me preguntó si quería ser la chica de tapa. En ese momento, la revista buscaba caras desconocidas, yo tenía 16 años, obvio que le dije que sí. Me acompañó mi hermano, porque me dio un poco de miedo. Salió la tapa y al otro día ya me llamaron para el primer comercial, una gráfica de cortinas en la que se me veía la mitad de la cara”.
La cintura ideal
“Esta es una producción que hicimos todas las chicas de los 80, me acuerdo que estaban Beatriz Salomón, Adriana Brodsky, Mónica Gonzaga, Susana Romero. A cada una nos pusieron una característica que tenía que ver con el cuerpo, y a mí me pusieron ‘la cintura ideal’. Me causa gracia porque me veo divina, flaquiiiita... y sin photoshop, porque no existía”.
Los ochentas
“Esta producción fue para una tapa de Salimos, una revista que no duró mucho. Lo que eran esos pelos locos, que un poco muestra lo que fue el look de los 80: mucho pelo, mucha hombrera, marcar bien la cintura, pollera muy corta y mucho maquillaje. No sé si había algo que marcara el look, creo que cada una de nosotras se lo inventaba, porque muchas veces usábamos cosas propias, para los desfiles por ejemplo”.
SEGUÍ LEYENDO