“Ofrezco este libro en gran parte para finalmente liberar a esa niña asustada dentro de mí. Es hora de darle una voz, de dejar que cuente su historia. Exactamente como ella lo experimentó”. Mariah Carey, la cantante que cautivó al público con su voz en hits como Hero, We Belong Together y Without You, entre decenas de canciones, y con un enorme carisma arriba de los escenarios más importantes del mundo, acaba de publicar un libro en el que repasa su vida.
Con 50 años, la artista decidió abrirse ante su público, según sus palabras, y dedicar sus memorias publicadas bajo el título de The Meaning of Mariah Carey a sus hijos, los mellizos Roc y Roe, a quienes señala en las primeras páginas como “la encarnación física del amor incondicional”.
La expectativa mundial por la publicación se multiplicó en los últimos días, a partir de una entrevista que brindó en un programa especial con la conductora Oprah Winfrey. Allí, la cantante contó, entre otras cosas, cómo fue su difícil matrimonio con el productor musical Tommy Mottola, con quien formó una dupla laboral imbatible desde la salida de su primer disco, Mariah Carey, en 1990, y con quien luego vivió un matrimonio al que Carey definió en más de una ocasión como “una cárcel”.
La intriga siguió en aumento, mientras los medios de todo el mundo empezaron a publicar fragmentos del escrito en los que se habla romances apasionados, de violencia intrafamiliar, de bullying, de racismo, de una hermana abusiva que la drogó en una ocasión para venderla a un proxeneta y de una enorme cantidad de obstáculos que la estrella debió sortear para salir adelante.
DURA VIDA FAMILIAR
Mariah Carey nació el 27 de marzo de 1970 en Long Island, hija de Alfred Roy Carey –nacido en Venezuela y afrodescendiente– y Patricia Hickey, hija de una familia de inmigrantes irlandeses. Los padres de la artista se divorciaron cuando era chica y ella pasó a vivir con su madre y una nueva pareja, que más de una vez maltrató a Mariah y hasta llegó a amenazarla con mutilarla y dejar sus restos “en una heladera”.
Según describe la cantante en su libro, desde que era muy pequeña fue consciente del alto grado de violencia que se vivía en su familia.
“Desde que era una pequeña niña desarrollé el instinto para percibir la violencia que se avecinaba. Como si estuviera oliendo la lluvia antes de caer, podía detectar cuándo el grito de los adultos había alcanzado un determinado nivel y una velocidad que significaban que debía ponerme a resguardo”, escribe la intérprete.
Entre las distintas escenas de golpes y discusiones que describe en sus memorias, Carey recuerda una ocasión en la que su hermano, Morgan, le pegó a su madre y la empujó contra una pared “con tanta fuerza que sonó como un disparo”. En ese momento, la cantante tenía seis años y decidió llamar a un amigo de la familia para que rescatara a la mujer, que yacía herida en la casa.
“Mi hermano lastimó a mi mamá y estoy sola en casa. Por favor, vení a ayudarnos”, pidió la niña. De inmediato, el amigo llamó a la policía y un patrullero llegó hasta la casa para socorrerla.
“Uno de los policías, mirándome y hablando con el otro que estaba a su lado, dijo: ‘Si esta niña sobrevive, será un milagro’”, describe Mariah y apunta: “Esa misma noche, empecé a ser menos una niña y más un milagro”.
En ese ambiente muy hostil, Carey también fue víctima de la discriminación, el racismo y el bullying.
En el libro revela que en una ocasión, cuando tenía cuatro años, dibujó a su padre, para un retrato escolar. Lo pintó con un crayón marrón, lo que provocó burlas de un grupo de docentes, que le dijeron que había usado “el color equivocado”.
“Ellas solamente habían visto a una sola persona de mi familia: mi madre, que me dejaba todos los días en la puerta de la escuela. No tenían idea ni imaginación para sospechar que el leve color tostado de mi piel, mi nariz más grande que un botón o las ondas particulares de mi pelo venían de parte de mi padre”, señala en el libro.
Entre las experiencias traumáticas que cuenta la artista en su libro, se encuentra el momento en que su hermana la drogó con un somnífero para intentar venderla a un proxeneta.
“Cuando tenía 12 años, mi hermana me drogó con Valium, me ofreció una uña del meñique llena de cocaína, me provocó quemaduras de tercer grado (N. de la R.: fue por arrojarle una taza de té hirviendo sobre la piel) y trató de venderme a un proxeneta”, relata en uno de los pasajes más impactantes.
Según explica en el texto, Alison, que siempre tuvo con ella un trato abusivo y duro, se casó muy joven y sufrió desde la adolescencia por su adicción a las drogas.
A medida que la carrera de Carey fue creciendo, el vínculo no mejoró. Tal como cuenta en sus memorias, cuando comenzó a ganar algo de dinero, su madre y sus hermanos empezaron a tratarla como “un cajero automático con peluca”.
UNA CÁRCEL
Tal como señaló en la reciente entrevista con Oprah Winfrey y amplió en el libro, Carey vivió atemorizada durante los años que compartió con Tommy Mottola, con quien se casó en 1993.
Según detalló, vivía rodeada de agentes de seguridad armados que custodiaban la imponente residencia que compartían en Bedford, Nueva York, y con cámaras de seguridad en todos los ambientes que la controlaban a diario.
Y aunque la cantante destaca que su carrera, en gran parte, tiene éxito gracias al impulso que recibió de su ex marido, también asegura que mientras estuvo a su lado padeció ansiedad porque la personalidad del productor es “densa y opresiva” y porque él controlaba cada una de sus actividades “de manera extrema”.
“Al principio caminaba sobre cáscaras de huevo. Luego se convirtió en un lecho de clavos y al final en un campo minado. Nunca supe cuándo o qué lo haría estallar, y la ansiedad era implacable”, afirma.
La artista describe que tal era el temor que sentía que durante su primer matrimonio dormía con “un pequeño bolso lleno de productos especiales” debajo de la cama por si algún día tenía que escapar de apuro.
También asegura que, en más de una oportunidad, Mottola le preguntaba “¿qué estás haciendo?” por un intercomunicador, cuando la veía moverse por la casa a través de las cámaras de seguridad.
“Hasta el día de hoy es difícil de explicar, de poner en palabras cómo viví en mi relación con Tommy Mottola”, escribe en sus memorias y agrega: “Nunca hubo una atracción sexual o física fuerte, pero le di mi trabajo y mi confianza”.
Ante la enorme repercusión de las palabras de la cantante, los medios estadounidenses buscaron el testimonio del productor, que prefirió referirse, mediante una representante, al vínculo profesional que lo unió con Carey.
“Conocí a Mariah hace casi 30 años y juntos hicimos más de 15 éxitos que llegaron a ser número uno y vendimos 200 millones de álbumes por todo el mundo, rompiendo de esa manera récords globales. Estoy profundamente agradecido por el rol que tuve en el merecido y destacado éxito de Mariah y sigo deseándole a ella y a su familia todo lo mejor”, expresó Mottola mediante su vocera, Cindi Berger, a USA Today, cuando el medio le pidió un comentario sobre las explosivas declaraciones de la artista.
Después de separarse en 1997 –el divorcio se oficializaría recién 1998–, la cantante tuvo una relación con el beisbolista Derek Jeter, a quien, en diálogo con Oprah Winfrey, definió como un “catalizador” que la ayudó a ver los problemas de su familia disfuncional y su dura infancia.
En el libro, Carey se refiere a su relación con el artista mexicano con cariño.
“Luis no escatimaba en sus muestras materiales de adoración. Una vez llenó un jet privado de rosas rojas solamente para sorprenderme. Sus gestos dramáticos le hablaban a la niña eterna de 12 años que habita en mí, esas eran cosas que uno veía solamente en las películas”, escribe.
Antes de la salida del libro, los fanáticos de la intérprete tenían dudas sobre qué iba a contar sobre sus problemas físicos y su salud mental vinculados a sus constantes trastornos de sueño. Aunque tiempo atrás dijo que padeció un trastorno bipolar ante la revista People, en el libro reciente no habla de ese cuadro, pero sí brinda detalles de las diferentes internaciones a las que se sometió.
En una de ellas, en 2001, “rodeada de un montón de extraños”, relata que vio en un televisor el momento en que dos aviones chocaban contra las Torres Gemelas durante los trágicos atentados del 11 de septiembre de ese año.
Pese a los momentos amargos, la cantante también detalla sus logros, sus grandes éxitos y cómo fue haciéndose un lugar hasta consagrarse como una de las figuras más destacadas de la música pop de todos los tiempos.
Tal como apunta en la introducción, su intención, a sus 50 años, fue contarlo todo: “Los altibajos, los triunfos, los traumas, las debacles y los sueños que contribuyeron a forjar a la persona que soy hoy”.
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