Hace diez días, Fátima Florez hizo referencia a su trabajo en los medios. Comentó que siente que a ella le piden el doble de esfuerzo, que siempre está rindiendo examen y puso el foco en que no se le valora la trayectoria ni los años transitados arriba de los escenarios. Admite que pese a que es una de las más taquilleras, en la pantalla chica no logra consolidarse como desearía: “Yo soy una remadora, peleadora, batalladora… a veces no sé qué más poner. Parece que tenés que venir con premios de otro universo”, comentó en una entrevista con Intrusos.
Haciendo hincapié en lo que siente en su pecho cada vez que piensa en qué es lo que le pasa, buscó en lo más profundo de su alma y expuso sus sentimientos sin miedo al qué dirán. “Siento que a veces, por ser mujer, se me castiga un poco y se me exige mucho –en un medio tan machista ¿no?– mucho más que a otros hombres. Y a otros hombres que hacen lo mismo que yo, pero que no lo hacen tan bien, los aplauden, y yo digo: 'la pucha, si yo llego a hacer eso me aniquilan”.
La artista comenzó a dar sus primeros pasos a los 17 años como bailarina en piezas teatrales de Pepito Cibrián, dio el salto a los 20 cuando se fue a probar suerte a Perú. Allí no solamente logró romper barreras, sino que también encontró el amor cuando la vida le puso enfrente a Norberto Marcos, su actual pareja. Al poco tiempo regresó a la Argentina y empezó a escalar. El salto fue cuando Carlos Perciavalle la convocó para que fuera la primera vedette de Revivamos el concert. Desde ese momento no frenó y siempre fue por más.
Su nombre comenzó a ser parte de grandes marquesinas y se empezó a codear con las grandes figuras del ambiente artístico. Su identificación, Fátima Florez, adornó la cartelera y las puertas de los teatros de las plazas teatrales más importantes del país, como Mar del Plata y Carlos Paz. Sin embargo, ese que siempre la identificó no es su verdadero nombre, sino uno artístico que sumó y la acompaña desde su época en Perú, antes de regresar a la Argentina para triunfar.
En una charla con Estelita en casa, el programa que conduce Jey Mammón caracterizado como Estelita, por América, habló del tema. Como para no olvidarse y no dejarlo pasar, ni bien la presentó, el conductor hizo referencia a eso: “Tu nombre original es María Eugenia, no es Fátima”, la interrogó Jey. “Bueno, pero como hace tanto que tengo el Fátima que ya soy Fátima. Mi mamá, toda mi familia me dicen Fátima, y ya me quedó. Todo el mundo me conoce así, aunque mi nombre original también me encanta”.
Intrigado, Mammón quiso saber cómo había surgido el nombre artístico, quién la había bautizado de esa manera. “Mi marido, Norberto, ni bien me conoció, me dijo… digamos que nació eso. ¿Viste esas cosas mágicas que no las podés explicar? Si me decís cómo nació, no sé cómo fue, pero yo de un día para el otro… un día me fui a acostar con mi nombre, y al día siguiente tenía otro”, resolvió con humor, y al mismo tiempo remarcó que su pareja es devoto de la Virgen de Fátima y que tal vez así haya nacido ahí el nombre.
Tiempo atrás, la actriz e imitadora contó que el humor fue la manera que encontró como su misión para llevar adelante. Hacer reír y brindarle un momento de alegría a la gente es su vínculo con la sociedad. Al respecto, en una charla con Teleshow, contó que a lo largo de los años encontró obstáculos en el camino. “Muchos me recomendaron dedicarme a otro rubro, me decían que las mujeres no hacían reír. A la mujer siempre se la utilizó como remate de chiste, pero seguí adelante, era mi misión”.
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