La vida de Pablo Cabaleiro -conocido artísticamente como el Mago sin dientes- dio un drástico giro el 21 de julio pasado cuando su pareja, Ana María Patricelli, fue hallada muerta en su departamento en el barrio de Palermo. En este último tiempo el ilusionista bajó su perfil mediático y prefirió resguardar para su intimidad los detalles de la relación con la empresaria. Este lunes, día en el que ella hubiese cumplido 50 años, le dedicó un emotivo mensaje.
El Mago sin dientes usó su cuenta en Instagram para publicar una foto junto a ella en un evento, antes de la pandemia por el coronavirus, donde se observan varias personas de fondo. Ambos lucen looks informales y veraniegos. Pero lo más importante: una amplia sonrisa en su rostro. Muestra de lo que fue su relación, que había sido oficializada en 2019, y que el ilusionista plasmó con un breve y conmovedor texto junto a la imagen.
“En este día tan especial de tu cumpleaños, se te extraña muchísimo. Te recuerdo con todos los momentos vividos, soñados y compartidos juntos. Siempre los recordaré con todo mi corazón. Besos al cielo. Besos, besos, besos”, escribió el mago.
Inmediatamente, la publicación se llenó de comentarios alentadores para el mago. “Fuerza maguito, ella te guiará, un ángel en el cielo”, “sé cuánto la querías y cuánto ella te quería”, “te cuida desde el cielo”, fueron algunos de los mensajes que recibió de parte de sus seguidores.
Patricelli trabajaba como despachante de aduana y tenía dos hijas. Al Mago sin dientes lo conoció por amigos en común en el 2015, en una fiesta que tuvo lugar en una casa en Nordelta. Sin embargo, la relación recién comenzó cuatro años más tarde.
“Ella es de perfil bajo, solo respeta al medio porque sabe que es mi profesión y lo que a mí me gusta y hago de toda la vida. Creo que nos unió lo diferentes que somos en cuanto a lo laboral. Me dice que siente admiración por lo que hago y cómo lo hago, siempre me lo dice… Eso fue lo que me enamoró. Cuando vi que podía ser algo serio lo nuestro, empezó el noviazgo”, había contado Cabaleiro al presentarla públicamente.
En la noche del lunes 20 de julio, Sofía, la hija de 18 años de Patricelli, salió de su casa. Lo último que vio antes de cerrar la puerta de entrada fue a su madre hablando por teléfono con el mago. Cuando regresó -a las 2:50 de la madrugada del 21 de julio-, la divisó sentada en el living, con la televisión encendida. Al notar que había consumido una importante cantidad de alcohol, la ayudó a recostarse. Apagó el televisor y se fue a dormir. Su hermana menor no estuvo esa noche en la vivienda.
Cerca de las 9 de la mañana la empleada doméstica tocó el timbre. Como Ana no se levantó para atender el llamado, lo habitual en la rutina que cumplía cada día, fue Sofía quien le abrió la puerta. Acompañada por la mujer, fue al cuarto de su mamá y la encontró muerta: acostada de un lado, tenía una bolsa de supermercado negra cubriéndole la cabeza. Sobre la mesa de luz había botellas de alcohol y pastillas antidepresivas.
Según informaron a Teleshow fuentes judiciales, los peritos certificaron que no hubo asfixia: Patricelli murió de un paro cardíaco o una arritmia provocada por una congestión y un edema pulmonar. Presentaba además meningoencefalitis.
La autopsia también estableció la hora del deceso: entre las 7 y las 9, apenas un rato antes de que su hija ingresara a su cuarto. Y se comprobó que el cuerpo no tenía lesiones internas ni externas, lo que indica que no habrían participado terceras personas, descartándose así la posibilidad de que se tratara de un femicidio.
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