El 2020 no será recordado por Claudia Fontán como uno de sus mejores años. En el aspecto laboral porque tan solo pudo estar una semana al frente del programa Mujeres de El Trece. Y en el personal porque eso estuvo vinculado, de cierta manera, a que se contagió de coronavirus.
Fontán condujo la primera semana del programa pero contrajo COVID-19, al igual que muchas otras figuras de radio La 100, como Guido Kaczka, Catherine Fulop y Santiago del Moro. Por supuesto, ni bien se enteró de que el hisopado dio positivo, se aisló en su casa. Y a pesar de que unos días después le dieron el alta, debió hacer reposo durante tres semanas, ya que no lograba sentirse del todo bien. Cuando finalmente logró recuperarse, el formato del ciclo de El Trece ya había sufrido varias modificaciones, no solo respecto a los nombres de sus anfitrionas sino también en su formato, y ella decidió dar un paso al costado.
Este sábado La Gunda, como le dicen sus conocidos a la conductora, estuvo invitada a PH, Podemos Hablar, el ciclo de Andy Kusnetzoff en la pantalla de la competencia, Telefe. Y se refirió a los momentos difíciles de salud que tuvo que atravesar.
La emoción se había adueñado del estudio antes de que Fontán comenzara a hablar, a raíz de las declaraciones de Christian Sancho, otro de los invitados, sobre su dura historia de vida. Pero al referirse a la lucha que mantuvo contra el coronavirus, fue todavía más difícil para la conductora aguantar las lágrimas.
“Me quedé sensible, estuve sensible todos esos 20 días que estuve en casa con el COVID. Todo me hace llorar. No sé si te pasó -le dijo a Andy Kusnetzoff, quien también contrajo el virus-, cuando transitaste por ese período, pero cuando ves el positivo… Es como un demonio muy temido, el infierno tan temido de saber que te enfermaste”.
Fontán recordó que cuando levantó fiebre llamó a la radio y le contaron que también había otros trabajadores con síntomas, por lo tanto decidió hacerse el hisopado, que dio positivo: “Casi todos los integrantes de los dos equipos de la radio tuvimos coronavirus. Por suerte todos estamos bien, gracias a Dios, solo tuvimos síntomas leves”.
La conductora dio detalles de aquellos días: “Uno piensa: ‘¿Cuándo va a ser el día en el que ya no pueda respirar y me tengan que internar?’ Pensaba mucho en mi hija porque vivo sola con ella, que tiene 15 años, y decía: ‘Puta, ¿qué hago si me tengo que ir…?’”
“Entonces empecé a armar una cadena solidaria con mis amigas, la gente que te puede ver, porque la gente grande no puede venir… Y me sentí tan contenida y bendecida por el amor de la gente, por mis amigas… No puedo ni hablar”, tuvo que hacer una pausa en medio de su relato para tomar aire.
“Ahí me sentí bien y al otro día no tenía más fiebre. Empecé a sanar, a estar bien y a confiar en que todo iba a pasar. La veía a Antonia (su hija), que ya me lleva una cabeza, y digo: ‘Esta chica va a saber qué hacer en la casa si yo me llego a enfermar más’. Uno tiene la sensación de que los hijos son siempre bebés, uno necesita que los hijos nos necesiten. Y cuando ves que estás en una situación de necesidad… Es un puente que está bueno cruzarlo y darte cuenta de tu vulnerabilidad”, concluyó.
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