El tiempo pasa y algunas cosas se mantienen inalterables. En el caso de Floricienta, el éxito: este 2020, con la repetición de los capítulos en Telefe, vino a refrescar gran parte del rating cosechado en las dos temporadas originales, emitidas entre 2004 y 2005 en El Trece.
No obstante su protagonista, Flor Bertotti, es otra. Y uno de esos cambios lo explica entre risas. “Ahora, cuando me ven (en la calle), me dicen: ¡Ah, pero estás hecha torta!'. Y antes me decían: ‘¡Estás igual!’. Es que ahora se ve la diferencia real”, bromea la actriz sobre los años cumplidos (tiene 37 años, contra los 21, 22 de entonces), en diálogo con Catalina Dlugi para el programa Agarrate Catalina, de La Once Diez.
Pero es cierto que -chistes al margen- Bertotti es otra. Tanto que en su momento, cuando se avizoraba una tercera temporada de la tira infantil, se negó. Un motivo fue profesional: “Me costaba imaginarme a Floricienta mamá. Me parecía que el personaje tenía un crecimiento que necesitaba de un desarrollo”. Y hubo razones personales: “Más allá de eso, estaba cansada -reconoce-. Eran jornadas agotadoras: de 30 escenas, creo que estaba en 32. Pero no hubo minuto que no disfrutara de lo que hacía”.
“En el momento de parar la pelota y pensar si quería meterme en un año más en esa rueda, dije que no por mi salud mental. Era demasiado, yo estaba realmente cansada”. Y grafica las consecuencias de semejante exposición con una anécdota: “¡Estaba hasta en la sopa! Iba al casamiento de una amiga y me daba vergüenza porque yo generaba una especie de runrún o incomodidad: había alguien que se desubicaba y en el medio de la ceremonia me venía a pedir una foto". Fue entonces que trató de ir “diluyendo” todo aquello, que si bien no lo “sufría”, era “impresionante, hasta surrealista”.
Ya con Romeo -el hijo que tuvo con Guido Kaczka-, Flor empezó a espaciar su carreara, decisión que tuvo que ver con “ordenar las prioridades” y “básicamente ser mamá”. “Lo hablaba en terapia: ¿cómo iba a amalgamar la fama con la maternidad?”, confía. Las extensas jornadas de grabación ya le resultaban incompatibles con ese rol. Y encontró una fórmula laboral que aun le funciona: “En la medida que pueda elegir, ‘hago y me corro; hago y me corro’”. Porque en estos años hubo “un crecimiento personal” que empezó a darse en una instancia puntal. "Tuve que establecer mi prioridad: mi carrera profesional o estar con mi hijo y criarlo”, señala.
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El tiempo pasó, lo dicho. Y este 2020 Bertotti se encontró con “una sorpresa muy grata”: el éxito actual. Y es que pensó que lo que había ocurrido con la novela había sido “algo muy lindo” pero “irrepetible”. Este suceso también asombró a su hijo, hoy de 12. “Él no existía cuando yo grababa la tira. Y nunca fui de mostrarle nada. Ahora no lo puede creer -revela su mamá, quien desde hace años formó “una familia ensamblada” con el actor Facundo Amador-. ‘¿Vos sos la protagonista? ¿La hicieron por vos Floricienta?’, me dice. ‘¡Nunca me lo contaste!'. No entiende cómo, siendo Floricienta parte de mi vida, yo no se lo conté".
Cris Morena fue la creadora de aquella historia, la responsable del fenómeno. Pero más tarde, con la tira Niní, entró en conflicto legal con Bertotti. Hoy, las dos parecen haberlo superado. “¿Si nos sentamos a decir qué fue lo que vivió cada una, cuál fue la lectura que hizo cada una? No, la verdad que no, no lo hablamos”, reconoce la actriz, cuya relación con la productora se recompuso en parte, luego de haberse quebrado por completo.
“Está más que claro lo que ella interpretó en esa circunstancia y lo que yo interpreté. Y cada una obró en consecuencia. Yo me estaba quemando el dedo y saqué la mano, pero: ‘¡Nunca me dijiste que te estabas quemando el dedo!'. Bueno, saqué la mano... Es una clara referencia. Fue entender los puntos de vista de cada una y que pase agua bajo el puente. Creo que eso es lo más sano. Por lo menos, para mí", concluyó Florencia.
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