Carolina Molinari y Mariano Pavone se conocieron a mediados de 2005 y rápidamente comenzaron a convivir. Ella era parte de la señal deportiva Fox Sports y en una de las visitas del delantero, que por entonces se desempeñaba en Estudiantes de La Plata, al canal se dio el encuentro. En alguna oportunidad coincidieron, al hablar de las primeras salidas, en que fue amor a primera vista y que no lo pudieron evitar. Se enamoraron y comenzaron una relación que fue subiendo peldaños.
Un año y nueve meses más tarde, en el 2007, pasaron por el Registro Civil para darle un marco legal a la cuestión. Luego del “Sí, quiero” y de estampar sus firmas, invitaron a 100 personas a tomar el té al Alvear Palace Hotel. Participaron familiares y muchos amigos de ellos, provenientes del fútbol y del mundo del modelaje. En el 2009, ya viviendo en España, luego de que él firmara contrato con el Betis, tuvieron a Bruno. Años más tarde, en el 2014, llegó Frida.
En los últimos días, lo que era un secreto a voces, lo confirmó ella en sus redes sociales. Una seguidora le preguntó si todavía estaba casada y le respondió con un gigante “no”. La modelo y el futbolista intentaron mantener esto a resguardo. Durante los 13 años de relación optaron por el bajo perfil y en este caso no fue la excepción.
Ya mucho más tranquila, habiendo transitado y dejado atrás una etapa compleja, habló del tema con Fernanda Iglesias en Esto no es Hollywood (FM 89.5). “Me habían preguntado varios y se me ocurrió contestar que no seguía casada. Lo había contado, pero lo dije medio al pasar. Me costó mucho decirlo porque me provocaba un poco de vergüenza. Soy muy estructurada, y decir que estaba separada me costaba un montón. No sé de qué me daba vergüenza, porque es común, pero me costaba algo interno”, manifestó, y luego agregó que ya pasó un tiempo prudente: “Pasó como un año ya. A mis internos se los dije pero no abiertamente como a una madre del colegio”.
Por otro lado, hizo referencia a la primera etapa del distanciamiento. A esos instantes de turbulencia que no quiso exteriorizar. “Trataba de evitar cualquier charla con alguien para evitar que me preguntaran. Yo me casé para toda la vida, eso lo pensaba, quizá me pasó eso. Más cuando te separás y no hay terceros en el medio, fue de mutuo acuerdo. La gente se piensa que lo común es pelearse con un quilombo de por medio, pero no es mi caso. Estuve dos años llorando. No fue de un día para el otro. El proceso fue largo, era llorar todos los días. Casi tres años llorando. Un día le pregunté a la psicóloga si era normal llorar todos los días. Me dijo que hasta seis meses me podía durar el duelo”.
Luego habló de esta nueva etapa, sin pareja. “El tiempo ayuda, te vas acomodando. Es difícil al principio porque estás acostumbrada a una persona y esa persona ya no está. Pero te vas acostumbrando a la nueva vida. Nosotros no nos confundimos nunca. Al principio de la resolución quizás es raro y confuso, pero una vez que tomaste la decisión, pese a que nos llevamos bien, no nos confundimos. Si por algo te separás no es que tenés que estar todo el día juntos si te llevas bien”.
En un momento de la charla, y teniendo en cuenta que ya pasó un buen tiempo del distanciamiento, la conductora le preguntó si ya hay lugar para reiniciar su vida amorosa. “Soy espantatipos. A los hombres les gustan las mujeres más sumisas. Y yo no lo soy. Tengo carácter. En mi matrimonio no lo fui. De hecho, fui su representante. Yo me puse al mando de algo porque él sabía que lo hacía bien. Confiaba en mí. No cualquiera hace eso y yo con las mías. Estamos divorciados con papales, ya”, marcó, y agregó: “No salí con nadie, no me dan ganas. Es raro todo, la cuarentena, me cuesta recuperarme, soy animal de costumbres”.
SEGUÍ LEYENDO