Cuando comenzó el confinamiento, hace ya más de 180 días, Julián Serrano decidió quedarse en Paraná, Entre Ríos, su ciudad natal. Aprovechar esta oportunidad para estar cerca de su familia, teniendo en cuenta que por trabajo pasa el mayor tiempo de su vida en Buenos Aires, fue primordial. Primero apostó a la tranquilidad, más allá de tener una vida activa en redes sociales, pero en los últimos días dio un vuelco y su nombre comienza a estar ligado al escándalo. Él se define como un liberal y con esa bandera dice lo que piensa. Y así se maneja por la vida, sin importarle el qué dirán.
El fin de semana salió a pasear con una joven, que sería su novia, y dos personas más a Cerrito, un pequeño pueblo de 11 mil habitantes, ubicado cerca de la capital entrerriana. Se trata de un lugar en el que los vecinos se conocen entre todos y la presencia de Serrano no pasó desapercibida. A raíz del COVID-19, el municipio decidió no dejar ingresar a personas de otras ciudades y aquí comenzó el conflicto apenas lo vieron cenando en un bar con tres integrantes más.
El rumor corrió rápidamente y en las redes sociales se viralizó el reclamo. “Es el colmo. Nosotros hace seis meses que estamos encerrados y toda una vida viviendo en el pueblo. Viene gente de afuera, pone un negocio, y tiene todos los privilegios; pero vos te tenés que encerrar. A mi negocio lo atiendo solo por la ventana y mirá vos lo que te enterás después”, fue una de las tantas denuncias que se multiplicaron a la velocidad de la luz.
Ante tal revuelo, y con una acusación que lo tocaba de cerca, el dueño del local gastronómico en el que ocurrió el episodio emitió un comunicado. “No sabíamos de la magnitud del caso y a su vez éramos ajenos a ciertas reglas que se cumplen en el pueblo, ya que solo nos abocamos a nuestro rubro. Hablamos en el control policial e informamos que vendrían cuatro personas de la ciudad de Paraná, dos de las cuales son encargadas de la publicidad del local. Vinieron a trabajar y acudieron con sus respectivas parejas porque no saben manejar”.
“No informamos a la comunidad la presencia de Serrano porque no queríamos aglomeración de personas. Solo tuvieron contacto con una moza del lugar y respetaron los protocolos correspondientes”, finalizó el texto que compartieron desde el local.
Sin embargo, lo expuesto no terminó de llenar las expectativas de los habitantes. Las explicaciones no convencieron y ante esto, llegó la palabra de José Palacios, intendente de Cerrito. Observando que, lejos de que las aguas se calmen, todos hablaban de preferencia, decidió organizar una conferencia de prensa para exponer los pasos que había dado. Allí buscó llevar calma comentando que se encargó enseguida del tema abriendo una investigación sobre lo que había ocurrido. “Me puse en contacto con el subjefe de la comisaría a cargo en ese momento y solicité que se realice el procedimiento para que esas personas se retiren del lugar en el que estaban, que no correspondía”, dijo el funcionario, según el diario UNO de Entre Ríos.
Luego de esto, siguieron las repercusiones. Según dijeron algunos vecinos, las jóvenes no fueron a trabajar, sino que serían las hermanas del dueño: “Dijeron que vinieron a trabajar y estuvieron toda la noche comiendo, las chicas son las hermanas del dueño”, “gracias a Dios fueron denunciados y fueron retirados del pueblo, pero de todas maneras, ya habían estado en contacto con un montón de personas. Gracias por su irresponsabilidad”, fueron algunos de los tantos mensajes luego de lo ocurrido.
Lejos de llevar calma, Serrano, luego de que lo subieran al auto en el que se trasladaba con el resto de los ocupantes, ensayó una especie de burla. Ya camino a Paraná, en la ruta, usó sus redes sociales para hacer una recomendación poco atinada: “Muy rico, gente. Si son de Cerrito pidan el sanguche de vacío”.
Hace una semana, también tuvo una gran repercusión su análisis político sobre la actualidad del país. En su cuenta de Twitter, dejó varias frases referidas al tema que no pasaron inadvertidas. Con las nuevas medidas sobre la compra de dólares, manifestó: “La idea es hacerte bien pobre para que después les mendigues pan y arroz al Gobierno”.
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