Podría decirse que se convirtió en el hombre del año. Cada noche, cuando su rostro ilumina la pantalla de El Trece en Bienvenidos a Bordo, Hernán Drago se vuelve tendencia en las redes sociales. Y todos son elogios para él. Pero no sólo por su apariencia, que es lo primero que resalta, sino también por su personalidad. Es que el modelo es, para muchos, el marido ideal. ¡Y está soltero! O algo así. Porque, no bien comenzó la cuarentena, decidió instalarse en la casa de su ex mujer, Bárbara Cudich, para poder seguir en contacto con sus dos hijos, Luka y Lola. Y hasta tuvo que pasar con ella los diez días de aislamiento a los que debió someterse tras dar positivo en el test de coronavirus. Pero, así y todo, él asegura que nunca se confundió...
—¿Cómo transitaste la enfermedad?
—Por suerte muy bien. Me dieron el alta el sábado, pero pasé todo el proceso de manera asintomática. Así que el lunes pude retomar el curso normal de las grabaciones y mis labores diarias. No minimizo para nada el tema, porque sé de gente que la ha pasado muy mal. Pero yo no tuve inconvenientes así que hoy me siento hasta más protegido, si se quiere, aunque tampoco está descartada la posibilidad de un re-contagio.
—¿Te asustaste en algún momento?
—No, porque no llegaron los síntomas. Así que, más que preocuparme, me ocupé. Y, cuando me dio positivo, me quedé aislado dentro de mi casa y de mi habitación. No me cruzaba con los chicos ni siquiera en la cocina, con lo cual pasamos todo este tiempo sin abrazarnos.
—¿Bárbara y tus hijos se testearon?
—La única que se hisopó fue mi ex mujer porque un día le picó la garganta, pero le dio negativo. Y los chicos no tuvieron síntomas, así que decidieron no testearse. Pero, por supuesto, todos estuvimos aislados.
—Pensaba que si es difícil convivir con una ex pareja y más en cuarentena, en estas circunstancias debe ser muy complicado...
—La verdad que no. Es difícil o fácil la vida misma, dependiendo de cómo sea la relación. A mí no me complicó ni más ni menos el tema de la cuarentena, ni el positivo del COVID-19. No hubo ningún cambio. Nosotros vivimos de manera equilibrada este momento y, cuando se pueda, cada uno hará su vida.
—Convengamos que para el común de la gente puede resultar raro esto de estar bajo el mismo techo con un ex... ¿Entre ustedes nunca hubo confusiones?
—Yo no me hago cargo de lo que piense el resto. Entiendo que sería más interesante si yo dijera que nos confundimos o que nos peleamos, pero no es así. No es lo más normal lo que yo estoy viviendo. Pero creo que es lo que todo el mundo desearía. Soy bastante reservado, pero la realidad es que no hay muchas vueltas para darle al asunto. Ya hace más de un año y medio que estamos separados y cada uno hace su vida. Por supuesto que nos tenemos mucho cariño por el amor que hemos vivido y porque somos padres de dos hijos maravillosos. Y si bien se terminó esa historia, no se terminó el respeto y el deseo mútuo de que a los dos nos vaya bien. Punto. ¡No hay más!
—Pero estar solo en cuarentena, sin tener la posibilidad de conocer gente nueva, ¿no es difícil?
—Yo creo que la cuestión es mucho más profunda. Y si vos estás bien, no es tan complicado. Por supuesto que no es la situación ideal para nadie esta de tener que estar encerrado. Pero yo estoy bien conmigo solo, en pareja, con alguien o sin nadie. Yo sufrí mucho cuando tenía que sufrir, pero ya está. Ahora estoy bien, equilibrado, buscando mi nueva vida... Para muchos, la cuarentena es una excusa para marcar todo lo que tienen pendiente de hacer. Pero yo aproveché mucho cuando se podía salir. Y estoy orgulloso de resistir un archivo. Así que estoy tranquilo. Además, estoy con mucho trabajo y tengo la libido puesta ahí. De manera que si falta un mes me bancaré un mes y si faltan dos, me bancaré dos...No estoy rasgando las paredes.
—¿Podés pasar tanto tiempo sin tener intimidad?
—Sí. Entiendo el tono de tu pregunta, como diciendo: “O me estás mintiendo o sos un tipo raro”. Pero es así.
—Insisto: ¿Me estás diciendo que hace seis meses que no tenés sexo?
—Claro, te estoy diciendo eso. Si no me querés creer, ya es una historia tuya. Pero necesito que entiendas que hay mucho trabajo detrás del hecho de poder estar así. Y decir: “¿Por qué no? ¡Porque no se puede! Y cuando se pueda, se podrá”. También sé que harás la siguiente ecuación: “Este tipo, con las posibilidades que tiene, cuando salga va a estar con una mina distinta todos los días”. ¡Y tampoco va a suceder eso! Entonces, así como la gente piensa eso de mí, la verdad es que si no tengo que estar con nadie durante tantos meses no estaré con nadie. Y estoy equilibrado. ¿Si me gustaría? Sí, claro. Pero no se puede.
—Y cuando se pueda, no serían relaciones casuales... ¿Tiene que ser una pareja?
—Si aparece alguien en un futuro no inmediato, sería genial. Pero yo no sirvo para estar ocasionalmente con una persona, así porque sí. Necesito sentir algo y que me guste en varios aspectos. En ese sentido, no me dejo correr ni presionar por nadie. Yo con el paso del tiempo trato de aprender de la vida y no calentarme como lo hacía a los dieciocho años. Sinceramente, tengo la oportunidad de estar con muchas mujeres, una noche con cada una. Pero eso no me llena. Y menos en este momento. Aparte hay otra cuestión.
—¿Cuál?
—El día de mañana, si aparece una mujer, no me gustaría tener ese currículum atrás. No estaría mal y entiendo al que lo tenga. Pero yo no soy así. Así que la noticia no va a ser que estuve con veinte minas en la cuarentena y con cuatrocientas después.
—¿Será por eso que en las redes te consideran el marido ideal?
—Por ahí sí, pero es mi postura. ¿Sabés que pasa? Yendo al aspecto laboral de mi vida, yo tengo los clientes que quiero que me convoquen. Y son los que valoran mi perfil. Yo no me meto en quilombos y, cuando no sé de algo, no opino. Por eso ellos confían sus empresas en mí. Y lo mismo pasa con el tema de la pareja.
—Después de veinte años de matrimonio, tenés que saber que cuando vuelvas al ruedo te vas a encontrar con que la gente se conoce a través de aplicaciones y que las mujeres también encaran. ¿Estás preparado para eso?
—Yo soy más chapado a la antigua en ese sentido. Me gusta más el cara a cara. Por supuesto que sé que hoy cambió la manera de empezar una relación. Por ahí, podés contactar a alguien a través de una red social, pero no es que la conocés y palo y a la bolsa. Porque, así como yo soy prolijo con esas cosas, si el día de mañana aparece una mujer, también me gustaría que tenga el currículum que yo estoy tratando de mantener. Y que no haya estado con doscientos tipos...
—¿Te molestaría eso?
—Es libre, obviamente. Pero a mí no me gustaría. Yo apunto a estar con una mujer tranquila y simple como yo. Si estuvo con quien tuvo ganas, bien. Pero que no haya estado con más de uno a la vez, el martes con uno y el jueves con otro. Yo apunto a que aparezca alguien así, porque yo soy así.
—¿Sos pacato?
—Soy lo que soy y soy feliz con lo que soy. El término que lo ponga cada uno. Yo considero que fluyo.
—¿Pero no te sentirías cómodo si una mujer te encarara?
—Eh...Me puede gustar también, depende del tipo de encare. A mí no me atrae la cosa rápida, que te agarren y te tironeen...No: a mí me gusta la cuestión más sutil, más sugerida que invasiva.
—¿El juego de seducción?
—Sí, eso. Si me encaran bien, me parece perfecto. Y si encaro yo, también. No es una cosa o la otra. Me gusta que sea lo que tenga que ser. Y, si el día de mañana estoy con alguien, no me va a importar quién encaró a quién. Lo importante es que se dio.
—¿Y tenés ganas de que se dé o necesitas estar un tiempo más solo?
—Necesito estar un tiempo más solo. Hoy paso gran parte del día con mis hijos, que los disfruto mucho. Y estoy en un buen momento laboral. Así que no tengo la necesidad de buscar nada más por el momento. Cuando baje el trabajo y los chicos crezcan, a lo mejor sí necesito una compañera. Pero, por ahora, estoy bien así.
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