Su almohada se empapó con tantas lágrimas. Es que los médicos habían sido terminantes con ella cuando le aseguraron que jamás podría quedar embarazada de manera natural. “No tenés reserva ovárica”, le dieron echando por tierra sus ilusiones. Sin embargo, cuando ya había hecho todos los trámites correspondientes como para empezar un tratamiento de inseminación artificial, ocurrió el milagro. Y hoy, Nara Ferragut, espera ansiosa la llegada de Franco, su primer hijo, quién nacerá dentro de dos semanas para coronar la familia que formó junto al actor Carlos Issa.
—¿Es verdad que con tu marido comenzaron a buscar este bebé apenas se conocieron?
—Nosotros empezamos a salir hace tres años y, al año, ya nos habíamos casado en Mar Chiquita. Pero, al mes de haber comenzado la relación, él ya me había propuesto matrimonio. Yo estaba en España y Charly le mandó a hacer un grafitti al hermano que vivía allá, pidiéndome que me casara con él. ¡La gente me decía que estaba loca por aceptar! Pero él tiene 47 años y yo 41. Y, cuando nos conocimos, supimos que éramos el uno para el otro. Así que, como los dos teníamos ganas de formar una familia y ya éramos grandes, enseguida empezamos a buscar.
—Pero no quedabas embarazada...
—No. Y, al año, ya me había empezado a poner nerviosa. Entonces decidimos empezar un tratamiento.
—¿Era la primera vez que lo habías intentado?
—Yo había probado durante ocho años, pero no había quedado nunca. Por eso es que empecé a ver a todos los doctores. Y todos me decían lo mismo: que no tenía reserva ovárica y que iba a ser imposible. Que, a lo sumo, podía llegar a un embarazo con ovodonación. Así que con Charly presentamos todos los análisis, que nos llevaron como un año, en la clínica Procrear. A él le da iba que era un genio, que tenía los valores de un tipo de treinta años. Y a mí me decían siempre lo mismo...
—¿Qué no ibas a poder?
—Que estaba complicada. Hubo un solo doctor, Carlos Magara, que me dijo: “Vas a quedar embarazada”. Me lo recomendó Claudia Villafañe un día que estábamos en clase de pilates y yo no paraba de llorar porque me había venido. Ese día me fui tan feliz: el tipo me generó una energía fantástica. Me dio cinco medicamentos que tenía que tomar y me dijo que me fuera a Miami tranquila con Charly, porque todo tenía un proceso antes de comenzar la inseminación.
—¿Entonces?
—Cuando volví fui a la clínica pero ya no me atendió ese médico, me atendió una chica. Yo le dije que venía de hacer todos los deberes, como diciendo que con Charly habíamos estado a full. Y ella me respondió: “¿A vos no te dijeron que no tenés posibilidades?”. Fue como si me hubiera clavado un puñal. Encima, me explicó que aún con la inseminación tenía un porcentaje bajo de quedar embarazada. Yo me fui con un ataque de llanto.
—¿Qué pasó entonces?
—Hablamos con Charly y dijimos: “Nos tenemos que relajar y pensar que no vamos a quedar, salvo que Dios lo mande”. Eso fue un martes. Y el domingo y quedé embarazada. Me lo han dicho los médicos: cuando me saqué esa presión de encima, se dio. Mi casa era un llanto cada vez que me venía. Y ese mes, una vez que tuviera mi período, me tenían que empezar a poner las inyecciones. Pero no me venía...Me acuerdo que mi mamá vino de Neuquén y me dijo: “Yo te veo cara....”. ¡Pero se calló!
—¿Y cómo te enteraste de tu embarazo?
—Ahí mismo le dije a Charly: “Comprá un test porque estoy embarazada”. ¡Lo que lloramos juntos cuando nos dio positivo!
—¿Cómo llevaste estos casi nueve meses?
—Como me decían que por mi edad era una “madre añosa”, los primeros tres meses me hicieron un montón de estudios y me prohibieron hacer gimnasia. ¡Imaginate lo que fue para mí, que estoy acostumbrada a hacer muchísimo ejercicio! Pero después me habilitaron a hacer de todo porque mis análisis dieron perfecto. Y, es el día de hoy, que sigo entrenando tres veces por semana. O sea que tuve un embarazo soñado.
—¿A pesar de la pandemia?
—En ese sentido fue todo muy raro. Con Charly empezamos a hacer Tik Tok para divertirnos en la cuarentena. Y me empezaron a seguir muchas madres que no podían quedar embarazadas. La gente me hace sentir muy contenida. Pero este embarazo transcurrió casi por completo en la pandemia: quedé el 12 de enero y tengo fecha probable de parto para el 6 de octubre. Así que, salvo a las dos primeras ecografías, a las otras el padre no pudo pasar por el tema del COVID-19. Yo, por ejemplo, arranqué con Nara que ver en El Nueve y nunca fui al canal: hice todo desde casa. Y mi familia nunca me vio embarazada, salvo por fotos y redes sociales.
—Suerte que Charly siempre estuvo atento vos...
—El es un padrazo. Y está pendiente de todo lo que necesito. Nosotros dormimos en cuartos separados, porque como nos conocimos de grandes y cada uno venía de vivir solo durante muchos años y no descansábamos bien juntos. Pero yo me despierto diez veces por noche con el embarazo y él hasta se levanta para hacerme un té a las dos de la mañana si le pido.
—¡Qué se prepare para levantarse cando nazca Franquito!
—Él me dice que yo voy a estar trabajando a full y que él se va a encargar del nene. Es que lo esperamos mucho. Este es un bebé muy deseado. Obviamente, va a dormir conmigo, pero Charly me dice que lo tengo que llamar cada vez que se despierte. Así que vamos a ver si piensa lo mismo una vez que nazca Franquito.
—¿Cómo va a ser el protocolo para el parto?
—Yo quiero que sea parto natural y el obstetra me dijo que estaba todo dado para que así sea, porque el bebé ya está en posición. Y, como puede entrar una sólo persona conmigo a la clínica, Charly se va a internar conmigo los días que sean hasta que me den el alta. Pero mi vieja y mi suegra, que viven en Neuquén y en Mar del Plata, no van a poder venir porque encima son personas de riesgo.
—¿Vos tenés algún temor?
—Estoy haciendo mucha meditación, tratando de ir para adentro, porque la verdad es que me da miedo tener que pasar por un parto en plena pandemia. La situación es extraña, porque no es que Franquito va a nacer en un mundo normal. Así que estoy trabajando mucho en eso, hablando con mi psicóloga y haciendo gimnasia, para tratar de que mi hijo llegue bien a este mundo.
—¿Ya tenés todo listo?
—Por suerte, encontramos unas chicas divinas que tenían habilitada una fábrica de muebles con todos los protocolos. Porque con la cuarentena también se complicó eso. Y hubo una movida en Internet que no tengo idea cómo empezó, pero me empezaron a mandar ropa para Franquito. ¡Así que casi no tuve que comprar nada! Y el bolso, por supuesto, ya lo tengo armado como para salir corriendo.
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