El 12 de abril de 2000, Guillermo Andino y Carolina Prat se casaban en el registro civil de la calle Uruguay y, dos días después, celebraban la ceremonia religiosa en la iglesia San Martín de Tours y la fiesta en el Hotel Alvear. La boda no pasó desapercibida entre el joven periodista, hijo del recordado Ramón Andino y la ascendente conductora, que llevaba cuatro años al frente de El Garage. Fueron tapa de revistas y bloque obligado en los programas de televisión, en tiempos donde las redes sociales eran una fantasía.
Este año la pareja tenía pensado festejar a lo grande los 20 años de casados. Pensaron ir Río de Janeiro, después cambiaron por Playa del Carmen, donde habían pasado su luna de miel… y terminaron con una cena en la terraza a la luz de la luna. En diálogo con Teleshow, Andino se ríe del destino y cuenta que durante la cuarentena visitó unas cuantas veces su álbum de bodas.
“Ramón, nuestro hijo más chico, es el que más insistía en ver fotos viejas… no podría creer que sus padres y sus tíos alguna vez fueron jóvenes”, cuenta entre risas el periodista y conductor de América y A24, en complicidad con su álbum de fotos, análogico y anillado como corresponde.
¡Nos casamos!
“En esta foto soy el tipo más feliz del mundo. Abrazando a la mujer que amo, recién casados, acompañados por nuestra gente querida, en ese núcleo bien íntimo que es el civil, con familiares, padrinos y amigos cercanos. No se llega a ver la libreta, pero doy fe que está en mi mano derecha, bien en alto”.
Reportajes en el civil
“Estaban todos los canales, los medios gráficos... Todavía estaba fresco el recuerdo de la muerte de mi papá, yo llevaba unos cuantos años en los medios, Caro venía haciendo cuatro años de El Garage y se acercó tanta gente, entre prensa y curiosos, que nos costó entrara al civil”.
El amor de la familia
“Abajo mío, mi abuela Ana María. A su lado, la abuela de Caro, Mimí. En los extremos, los padres de Caro y de celeste, mi mamá, Blanca. Mi abuela Ana María fue una de las personas que más amé en la vida, enviudó muy joven y antes se estilaba que las abuelas vivieran con las familias. Me consentía en todo, está mal que lo diga, pero me sentía su nieto preferido y para ella ver que me casaba fue un momento muy emocionante”.
El gran ingreso Caro
“Veo a Caro entrando a la iglesia del brazo de su padre y me emociono hasta el día de hoy. Es un ratito, no mucho más que un minuto, pero en el que se te mueven un montón de sentimientos y se te hace una pelota en la garganta”.
El altar
“Nos casamos en San Martín de Tours y la ceremonia la brindó el padre Alberto Bochatey, quien es muy cercano al Papa Francisco. Fue también el que bautizó a nuestros tres hijos, y al día de hoy somos amigos y nos cargamos mucho porque es hincha de Independiente, ‘¿Cómo puede ser que un sacerdote sea hincha del Diablo?’, le digo cada vez que lo veo. Es un gran tipo y un gran amigo”.
¿Fachero, no?
“Miren qué pinta… Mi look era de Tito de Matices, que estaba muy de moda en ese momento, había vestido a Adrián Suar cuando se casó con Araceli, vestía a Maradona… Cuando anunciamos la noticia, me llamó, me dijo que me quería vestir y dije que sí. Eso sí, la elegancia no duró mucho, ya van a ver”.
La banda
“Y bueno, acá de a poco se va perdiendo la línea… estoy cantando canciones de Los Beatles con un grupo que la rompía. En ese momento hacía un programa los sábados en Canal 13, Machetes, donde juntábamos a dos famosos con sus compañeros de colegio y esta banda tocaba en vivo. El que está en la punta a mi izquierda es Sebastián Escofet, un capo total, con una trayectoria increíble como musicalizador de series y películas”.
Vos fumá...
“¡Qué me estará contando Carlín en esa foto! Qué atorrante divino, nos hicimos amigos cuando yo laburaba en Canal 9, en la edad de oro del viejo Canal 9. Pero nos conocíamos de antes, porque mi viejo le había hecho muchas notas cuando brillaba con El Rafa. Fue un placer enorme que viniera a mi casamiento”.
Amigos de la tele, la vida y ¡colados!
“Algunos compañeros de trabajo de esos años en Canal 13, donde también hacía Siempre Listos. Marley, Coco Fernández, Virginia Elizalde, Catalina Dlugi. A la fiesta vinieron 180 invitados… y dos colados. Un matrimonio de viejitos que llegó temprano y se acomodó justo en la mesa con Carlín. El hombre empezó a contar que había sido profesor mío de historia en el Marianista, ¡y nada que ver, todo un invento! Cuando me entero de las situación los fui a buscar, me partieron el alma, los vi con unos trajecitos humildes y no les pude decir nada. Dos genios”.
Baile, vuelo y accidente
“Qué linda foto, amigos del colegio, de la facu y de la profesión. El Turco, el Chino Miranda, mi primo Omar, Juan Pablo Varsky, el Narigón, Carlitos Beldat, que es el padrino de mi hija mayor. Se ve que están preparándose para tirarme por el aire… en una volé cinco metros para arriba y caí mal con todo el peso del cuerpo en el dedo gordo de la mano derecha. Me fui de luna de miel con un vendaje”.
Un beso que se transformó en familia
“¿Qué veo cuando miro atrás? Veo a la familia que formamos y el amor que nos transmitimos día a día. Recién contaba sobre ese viaje que no pudimos hacer y nuestras hijas, que ya están grandes, nos hacían bromas…¿van a encargar otro hermanito? ¡Imaginate si yo les hablaba así a mis viejos! Hoy no recuerdo que mi viejo me haya dicho ‘Guillermito, te amo’; pero yo sentía ese afecto. Somos de la generación intermedia, entre los que se trataban de usted y los de hoy, en permanente deconstrucción y aprendizaje. Es algo que celebro, y hoy no pierdo oportunidad de decirles a mis hijos cuánto los amo”.
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