La emisión del sábado pasado de PH, Podemos Hablar estuvo cargada de emoción. Matilda Blanco protagonizó uno de los momentos más duros de la noche al recordar el secuestro de su padre durante la última dictadura militar. “Cuando volvió estaba muy distinto”, reveló.
Según su testimonio, ocurrió en 1978. Ella vivía junto a sus padres y su hermano menor en La Plata cuando una noche, cerca de las cuatro de la madrugada, se llevaron a su papá. “Mi hermano y yo éramos muy chicos, por eso no nos querían contar mucho. Pero fue tremendo no solo por ese momento tan violento, sino por la falta. No sé a cuántas personas les pasó lo que me pasó a mí. Y puedo decir que tuvo un final feliz porque lo encontramos y pudo volver”, recordó la reconocida estilista en el programa conducido por Andy Kusnetzoff en Telefe.
Según el relato de la ex jurado de Corte y Confección, fueron dos años los que estuvo desaparecido el hombre, quien fue sometido a torturas que lo marcaron para siempre. Blanco dijo que con su familia hicieron todo lo posible para averiguar su paradero, y que no fueron pocas las personas que intentaron ayudarlos, pero no pudieron hacer nada. En ese sentido, recordó la Noche de los Lápices, en referencia a que por aquellos años había muchas familias sufriendo situaciones similares en La Plata.
Además del dolor por la desaparición del hombre, la familia de Blanco tuvo que lidiar con una difícil situación económica: “Fue un momento muy terrible porque no tuvimos para comer con mi mamá, y mi hermano era re chiquito. Hubo gente que una vez nos dijo ‘algo habrá hecho’. Quiero decirle a esa gente que la tengo en mi memoria, aunque la saludo”.
Sin poder evitar las lágrimas al evocar aquellos años tan difíciles, recordó que, afortunadamente, un día llegaron las buenas noticias a su hogar: “Nos avisaron que iba a volver. Nos llamó un familiar nuestro y nos dijo que lo soltaron: ‘Está acá, va a volver a casa’. Fue una cosa terrible porque era como el amado y el desconocido. Estuvo secuestrado y torturado. La verdad que fue un tiempo difícil porque no podíamos sacarle nada, no podíamos hablar, no podía contar nada. Pasó mucho tiempo…”
Entre sus recuerdos, destaca la emoción de su abuelo al reencontrarse con su hijo: “Volvió distinto pero enseguida lo reconocimos. Fue muy tremendo el abrazo, fue muy tremendo mi abuelo… Él era sastre, yo le debo todo”.
Tuvo que pasar un tiempo para que cicatricen las heridas pero la estilista se mostró orgullosa de haber podido pasar tantos años junto a él, “haciendo pan dulce en Navidad", y compartiendo el amor por los animales.
“Pudo recomponerse y muchos años después murió de cáncer. El cáncer estaba muy pegado a su corazón, y para mí tenía mucho que ver, pero lo pudimos disfrutar, abrazar, besar y escuchar. Porque era un tipo que daba muchos consejos, un hombre muy positivo. Él hizo de todo, trabajó con mi abuelo mucho tiempo, fue comerciante… De joven, en realidad, trabajó en una embajada, por eso viajábamos mucho. Es parte de mi historia”, concluyó, con lágrimas de emoción y orgullo.
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