El proyecto de ley de “Aporte Extraordinario Solidario” que el diputado Carlos Heller presentó en el Congreso y el anuncio del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou de no subir los impuestos terminó propiciando una discusión de Nai Awada con Diego Brancatelli, que iba a suceder de forma inexorable, a juzgar por el testimonio de la bailarina: ya existía un “problema personal” entre ellos.
“A mí me gusta mucho este presidente”, comenzó diciendo Naiara, invitada a Intratables. “¿(Alberto) Fernández o Lacalle Pou?”, dijo Fabián Doman, conductor del programa de América, buscando despejar cualquier interrogante. “No, Fernandez no... -sonrió la invitada-. Lacalle Pou, que es un ejemplo en un montón de cosas... No me gusta Alberto”. Al otro lado del estudio, la primera intervención de Brancatelli pasó de largo: “No, (le gusta) el que nos dejó en la calle: Macri”, comentó, apelando a un juego de palabras.
“Aparte, digo -continuó Awada-, ¿cómo se nos ocurre pensar en seguir sacándole plata del bolsillo a la gente, que hoy está tan golpeada?”. Y entonces se puso como ejemplo de la crisis que provocó la pandemia: “Soy actriz y hace cinco meses que no cobro un sueldo. Tengo la suerte de tener una familia que me apoya, pero los pequeños emprendedores, las pequeñas empresas, están devastadas. Entonces, necesitamos personas que ayuden, no que te quieran seguir sacando”.
Nai sí dio cuenta de la segunda intervención de Brancatelli: “¿De dónde nos están sacando?”. Pero lo hizo para pedirle silencio. “¡Pará!, no terminé. Bastante nos chorearon ya durante tantos años como para seguir poniéndonos impuestos. Yo no pagaría nada. Perdón que lo diga así...”. “¿Pagás impuestos?”, quiso saber Doman. “Sí, por supuesto: encima que no cobro, tengo que seguir pagando monotributo”. No obstante, advirtió que no estaba al día. “No, para nada. Perdón, pero no... Debo expensas, debo monotributo”, admitió Awada, y volvió a remarcar que los actores la están pasando “muy mal”.
La siguiente participación de Brancatelli, luego de que Doman le diera la palabra, terminó generando lo que al fin parecía inevitable: una álgida discusión entre el periodista y la actriz, cargada de sonrisas irónicas.
Brancatelli: —Lo peligroso cuando se comunica mal una información o una información falsa es que después salen las Nai por los barrios a repetir algo que no existe.
Awada: —(Ríe) ¡Amo las Nai!
Brancatelli: —Se awadiza todo en el conurbano. Ella (por Nai) va al almacén, el almacenero escucha a Nai y va a su casa, se lo dice a la mujer; la mujer va a la verdulería y lo repite.
Awada: —¡Ojala me escuchen!
Brancatelli: —Y no, señores.
Awada: —Me parece que vos tenés un problema con mi apellido (por su parentesco con Juliana Awada, esposa de Macri). No me subestimes con awadicen porque yo puedo opinar. Yo trabajé acá, y vos tenías conmigo un problema personal porque como todos los kirchneristas no te bancás que yo tenga el apellido que tenga, y una opinión distinta a a la tuya. Y sos muy irrespetuoso, desde el día que te conocí.
Brancatelli: —No tengo ningún problema con vos.
Awada: —Yo miro el programa todos los días. A vos no te fumo, pero lo miro igual. Y sinceramente, me parece que sos muy irrespetuoso. Decir awadice... ¿No entiendo, qué querés decir con eso?
Brancatelli: —Tengamos un poco de sentido del humor, no tomes todo literal. Bancate un poco el ida y vuelta.
Awada: —Del resto me río. Vos no me parecés simpático.
Brancatelli: —No me interesa caerte simpático a vos.
Awada: —¡Ay, ya es aburrido! Dale, seguí.
Brancatelli: —Si tenés sentido del humor, reíte. Sino callate, ya está.
Awada: —¡Ay, Dios!
El panelista pasó a dar detalles sobre el proyecto a las grandes fortunas, aunque Doman le recordó que ya lo había explicado cuatro veces en el mismo programa, y el debate cambió de rumbo. Pero lo que debía suceder inexorablemente, ya había ocurrido.
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