Dicen que el fútbol es fácil, pero lo complican los periodistas. Y en verdad, tal vez lo compliquen los hinchas. O los mitos y los lugares comunes creados al fragor del fanatismo, que no hacen más que alimentar preconceptos errados, cuando no ficticios. Lo curioso es que quien vino a padecer uno de ellos es Mica Tinelli, a la que poco le importa este deporte. Pero claro, su novio es una figura muy importante: Lisandro López, zaguero de Boca Juniors.
Micaela es sincera al hablar de los inicios de su relación con el oriundo de Villa Constitución: “Yo lo desconocía totalmente”, dice con absoluta franqueza la hija de Marcelo Tinelli, quien claramente no heredó la ferviente pasión que su padre manifiesta por el fútbol en general, y por San Lorenzo en particular.
Pero ese desconocimiento no fue un escollo para los dos: la diseñadora le preguntó a su hermano Francisco Tinelli –otro aficionado al fútbol– quién era ese tal Lisandro López que le había mandado un mensaje a su cuenta privada de Instagram. Luego de anoticiarse, le respondió. Y comenzaron un diálogo virtual que semanas después redundó en una cita primero, en varias más después, en una relación que se volvió más seria tiempo más tarde, en un noviazgo finalmente consumado, con presentación oficial incluida. Así fue como luego probaron la convivencia, que los enfrentó con la cuarentena. Y en esa circunstancia llegó el primer aniversario, el 9 de junio.
Este 26 de agosto Mica cumplió 32 años (en unos días Licha también soplará las velitas: 31, el 1 de septiembre). Y entonces su novio, quien ya comenzó con los entrenamientos de su equipo, le dejó un saludo muy cariñoso en las redes sociales. “¡Feliz cumple, hermosa! Deseo que todos los días seas feliz, porque es lo que te merecés, por lo excelente persona y compañera que sos. Te amo”, le escribió en Instagram, recibiendo los comentarios encantados de Cande Tinelli y Guillermina Valdes, entre muchos otros. También la respuesta de Mica, claro: “Te amo tanto, Lichi de mi corazón. El mejor compañero que puedo haber encontrado. Gracias”.
Y todo seguía su curso hasta que un seguidor anónimo –de entre los 360 mil con los que cuenta López– vino a cortar con tanta dulzura. Un bostero, un admirador de Juan Román Riquelme y de Joaquín Sabina que, curiosamente, pareció despreciar la exquisitez con la que el ex 10 jugaba al fútbol y el corazón que pone el español en cada composición suya apelando a una máxima incomprobable. “¡No seas pollerudo, hermano! El central de Boca no puede ser meloso y romántico”, lo ¿retó? el joven, haciendo gala de uno de esos mitos falaces del fútbol: para ponerse la camiseta azul y oro haría falta vivir el amor de una manera determinada, casi despojada de cualquier prueba amorosa.
Un delirio. Así lo entendió la propia Micaela: “¡Dejá de joder con eso! ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?”, le respondió al seguidor desconocido, y dio por cerrado el debate. Wanchope Ábila no lo entendió así, y quiso hacer público el respaldo a su compañero: “Sos un dulce, Lisandro”, destacó quien viene a demostrar la invalidez de este mito: si alguien es recio jugando al fútbol es el delantero; y sin embargo, enaltece la cursilería.
Vale decir que muchos otros fanas del Xeneize –como Meme Bouquet, el marido de María del Cerro– elogiaron el gesto de Licha López. Porque, en definitiva, el jogo bonito también arroja buenos resultados. Y no siempre hay que reventarla a la tribuna apretando los dientes o sacando la lengua. También se puede salir jugando desde el fondo, con toda prestancia.
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