José María Listorti: los famosos que se enojaron con sus cámaras ocultas, el “secreto” de su vínculo con Tinelli y por qué le dice que no al “Cantando 2020”

"No es mala palabra el canje" afirma el conductor que en esta charla con Teleshow se mete en la polémica que estalló entre los famosos y cuenta que lo contactaron de un sex shop pero no se animó. Además anticipa su show en streaming y habla de las peleas en televisión: "Cuando me la busco, me la banco. No cuando la ligo de rebote"

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“Por más que a uno le vaya bien, en el fondo, la felicidad no es completa”, dice José María Listorti, que atraviesa un muy buen pasar en lo personal y profesional, pero las consecuencias de la pandemia no le son indiferentes. “Tengo amigos que tienen gimnasios que no pueden abrir; restaurantes, bares, y se están fundiendo”, cuenta el conductor.

Hiperactivo en las redes, Listorti no paró ni un segundo durante el confinamiento. Con programa en la pantalla de El Nueve (conduce Hay que ver junto a Denis Dumas, de lunes a viernes a las 15) y al frente de la tarde en Radio Pop (Re tarde de 18 a 20), la cuarentena del humorista poco tuvo de “quedarse en casa”. “Siento una dicotomía”, admite, en esta entrevista con Teleshow.

Además, Listorti se prepara para su próximo show de delivery de humor. Junto a Fredy Villarreal y Sebastián Almada presentarán Tertawa, una comedia teatral vía streaming. “Tertawa significa carcajada en indonesio. Estamos ansiosos por saber cómo será hacer teatro en vivo con la sala vacía”, explica. La cita es el viernes 29 de agosto a las 22, por Tickethoy.

—¿Cómo estás en este momento de pandemia y cuarentena?

—Bien, con una mezcla de sensaciones. Hay momentos en que uno está eufórico, contento, esperanzado, optimista, y momentos en que está más bajoneado. El tema de la pandemia, la cuarentena, si bien pude trabajar -no me puedo quejar porque tengo radio, televisión, ahora vamos a hacer el streaming, la cuenta de TikTok, Instagram-, no deja de preocuparme. El entorno, la gente que lamentablemente no puede salir a trabajar, que no tiene para comer, me angustia en serio; no es una frase que hay que decir para quedar bien.

—Te he visto enojado cuando la gente incumple algunas cuestiones básicas de distancia social.

—Estamos diciendo todo el tiempo “Quédense en su casa”, y estamos saliendo. Hay que usar el tapaboca, y cuando hago el programa, por una cuestión lógica, no lo uso. Entonces, el mensaje es contradictorio. Y lo digo estando en un programa de televisión, estoy adentro. Cuando digo que la televisión de ahora no me gusta, lo digo porque estoy haciendo la televisión de ahora, no de resentido porque no estoy. Siento una dicotomía. Estamos en un estudio, es lógico: no se nos entiende sin tapabocas... ¡imaginate con tapabocas! Pero entiendo que esa dualidad maree a la gente.

—Decís que no te gusta la televisión de hoy. Recuerdo que hace un tiempo me dijiste que si seguía en baja, dentro de cinco años no sabías a qué te ibas a dedicar.

—Y sigue en baja... Hasta hace dos meses había una cuarentena recontra firme. De hecho, no hay bares, no hay restaurantes, no hay teatro, no hay cine, no podés ir a la casa de nadie, y en el prime time, el programa que más mide, sacando Jesús, es Guido (Kaczka) con ohco puntos. El Cantando también: ocho puntos. Es un rating que, hace cinco años, no durabas ni un minuto en el prime time. Me preocupa porque si la gente no va a ningún lado y no sigue eligiendo ver televisión, ¿qué está viendo? Mi hijo está todo el día con TikTok; Instagram también ha sufrido una baja. Estoy muy activo con las redes, trato de estar siempre atento con lo nuevo para no quedarme atrás, para reinventarme, y veo que las reproducciones de Instagram están bajando. No sé qué hace la gente. Me llama mucho la atención.

—Sos muy activo en las redes. ¿Demandan tiempo?

—Mucho tiempo. En lo personal, sin caer en lo de Vicky Xipolitakis, comercialmente me está sirviendo porque muchas empresas hacen acciones. A raíz de la baja de la televisión, hay empresas que buscan influencers. Por suerte caí en esa volteada y me han llamado marcas importantes para hacer campañas de videitos. Facturo todo: tengo todos los comprobantes, son empresas serias. Eso también te demanda un tiempo. Hacer la idea, la factura, mandar el mail. Feliz, te digo, pero es todo un tiempo. Saber qué es lo que está gustando. Tengo la suerte de tener un nene de 10 años que está fascinado con TikTok, entonces me ayuda.

—Estos últimos días se armó polémica por los canjes y las redes. ¿Qué mirada tenés del tema?

No me molesta para nada el canje. Está mal visto, pero hay que entender que nosotros lo pagamos con nuestros seguidores. Tengo 1.100.000 seguidores y, si voy a comer a un lugar y el tipo no me quiere cobrar, como habrá pasado que alguien me dice: “No te vamos a cobrar, me hacés reír de toda la vida, ¿me hacés una historia de Instagram?”, ¡¿qué le voy a decir?! “No, prefiero pagarte en vez de que aparezcas en mis historias”. Sería horrible. No soy de llamar. Si me contactan, le doy una mano también a pequeños emprendedores. No nos están regalando las cosas, estamos dando una contraprestación. Si te publico una historia de Instagram, te estoy pagando, y bien.

—¿Hay algún producto al que le digas que no porque te da vergüenza?

Me han contactado de un sex shop y me pagaban. Me dice: “Podemos hacer algo divertido”. “Mirá, la verdad es que hago todo familiar, no sé si ponerme un consolador en la mano” (risas). “Pero podemos hacer con cosas de vestimenta, disfraces”. “Soy un poquito pacato para esas cosas, perdoname, no te ofendas”. Y lo entendió. Me dijo que hay otras celebrities que lo hacen. Pero no, con el sex shop no me animé.

—Hay que aprender a decir que no en la carrera.

—A mí me enseñaron que esta carrera se hace más a base de “no” que de “sí”. Hasta ahora nunca me tocó, porque dije a todo que sí (risas). No le hago asco a nada. No es mala palabra el canje. Lo de Vicky hace ruido porque es una persona que vive en un departamento de 500 metros cuadrados. Su imagen tuvo que ver con la ostentación, con mostrar dólares. Hacía el bautismo de su hijo y veías un despliegue terrible. Entonces, escuchar un audio pidiendo dos leches y un shampoo con ceramidas, es medio fuerte. Pero está en todo su derecho: lo que hace no es ilegal. Si lo puede hacer, que lo haga.

—Al Cantando, ¿le dirías sí o no?

—Ni loco, pero ni loco. Me llamó Mariana Brey para cantar con ella, ahora que se viene una ronda de a tres y le dije: “Gracias, pero no”. Ni al Bailando, tampoco. Es un certamen al que le tengo mucho respeto. Aparte me están esperando. Es como Matilda (Blanco). ¡Imaginate yo! Criticamos o analizamos el Cantando o el Bailando y decimos cosas que realmente no son copadas, no siempre son elogios. No, me están esperando con el cuchillo... ¡Ni loco! Puedo cantar como Pavarotti y me van a poner un 0.

—¿Te gusta Ángel De Brito en la conducción?

—Sí, está muy bien. Laurita (Fernández), también. Los dos.

—¿Cuántos años con Marcelo Tinelli? ¿Cómo es el vínculo hoy?

—Empecé en el 93 con él. No estuve dos años porque en uno hice TVR, y en el otro, No hay dos sin tres. De estos 27 años, 25 con él. Hoy hablaba con mi mujer, porque me dice: “Mandale un mensaje a ver cómo anda”. Y no, yo no lo jodo a Marcelo. Si te muestro el historial de WhatsApp, cuándo fue la última vez que hablé... Le mandé un mensaje cuando se separó de Guillermina (Valdés), a ver cómo estaba, por una cuestión lógica de amigo o conocido, de jefe, como quieras llamarlo. “Jose, estoy muy bien, y ella también. Gracias por preguntar”. 28 de junio, la última vez que hablé con Marcelo para ver cómo estaba. No lo jodo.

—No sos cholulo o cargoso de andar encima.

—No, para nada. Es un poco el secreto de la permanencia con él. No lo choluleo, no lo vuelvo loco. Todo el mundo dice: “Este trabaja porque le chupa las medias”. Todo lo contrario. Le he dicho cosas, me he enojado muchas veces, se ha enojado él conmigo. No te digo cosas fuertes, pero que ninguno se hubiese esperado... No nos puteamos, pero cosas que mis compañeros... “¿Cómo le dijiste eso?”. Pero no se lo dije mal.

—Enojado, ¿quién es más cabrón de los dos?

—Ninguno. Una sola vez lo vi enojado en 25 años, pero enojado normal, no a los gritos. Nunca lo vas a escuchar gritar. No es ese jefe. Y mirá que Tinelli es un tipo que tiene poder, que tiene dinero. Poder en el sentido de ser el jefe. Y sin embargo, jamás lo escuché gritar.

—¿Cómo te afectan las peleas en el programa?

—Cada vez menos, pero depende. Cuando me la busco, me la banco. Si Karina La Princesita se enoja porque dijimos algo, me la banco. No me banco la pelea cuando no digo nada y la ligo de rebote, o cuando se malinterpreta algo que dije, o llega mal la información. Ahí me duele. Si yo no dije eso, ¿por qué se enojan o se ensañan? Trato de ser una persona buena leche, divertirme. Hago un show, no estoy enojado con nadie.

—No te metés con cosas que las propias personas no generen.

—No me meto en la vida privada: si hablo de la vida privada es porque la expusiste. Me he enterado de muchas cosas que no dije. No me interesa la primicia, no tengo el gen del periodista de buscar la información. A mí me gusta que me traigan de qué vamos a hablar, tiro una opinión, vamos a hacerlo de esta forma. Sé que a la gente le divierte el barro, entonces trato de que sea entretenido. A veces me sale, a veces no. Tengo ganas de que la gente elija el programa para pasarla bien, que los invitados vengan y la pasen bien. A veces no se entiende el código del humor o no lo quieren entender porque la gente tiene el chip de la pelea.

—¿Quién fue el que más se enojó con una cámara oculta?

—¡Hubo muchos! Pasa que había una palabra mágica: “Es una joda para Tinelli”. Muchos se enojaban más al principio, otros se desarmaban, como diciendo: “Menos mal, si esto era verdad me muero”. Y hubo gente que… Pongo el caso de Flor Peña. Una vez le hicimos una cámara oculta en la radio y al final me dijo: “Disculpame, no quiero que salga”. Te estoy hablando hace mucho. Obviamente, no salió. Tengo entendido que Patricia Sosa también. Son las dos que me acuerdo, hubo un par más.

—Había un respeto.

—Obvio. En la calle nos pasaba lo mismo. “Es para Tinelli, ¿lo podemos pasar?”, “Sí, sí”. “¿Lo podemos pasar?”, “No, preferiría que no”. Algunos me decían: “No, yo no tendría que estar acá, en este momento...”. (Risas).

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