Roberto Gómez Bolaños es el culpable de darle vida a una vecindad humilde, aparentemente disfuncional, que representaba una época en la que los chicos pasaban sus tardes jugando en la calle y todos se conocían con todos. Un pozo de nostalgia difícil de esquivar en esta era de pantallas y comunicaciones virtuales. Él no es el único responsable: todos los personajes que acompañaban al Chavito son partícipes necesarios de esa conspiración de risas, inocencia y amistad. Algunos, tal vez, merezcan una pena mayor. Otros tuvieron un rol secundario. Y están los que pasaron más desapercibidos, los olvidados, que también son cómplices de ese mundo perfecto que soñó el líder de la banda y llamó El Chavo del 8.
Don Román y la vecindad
A este último grupo pertenece Don Román, primo de Don Ramón y, por lo tanto, tío de La Chilindrina. Se cree, además, que podría ser el padre de Malicha, ahijada de Monchito y prima del personaje interpretado por María Antonieta de las Nieves, que apareció en tres episodios de la serie.
Don Román solo participó en uno: Las escondidas y la caja de madera, estrenado en 1975. Por su fisonomía, su forma de vestir, su poca tolerancia con los niños y su facilidad para meterse en problemas, no resulta extraño que sea pariente del querido Monchito.
El personaje hizo su aparición en la vecindad sin previo aviso. Al verlo -después de pegarle “sin querer queriendo” con un palo-, el Chavo lo acusó de ser un ladrón. “Soy el primo de Don Ramón”, le explicó.
En medio del revuelo por la presencia del extraño, Doña Florinda hizo su entrada en escena y Quico aprovechó para acusar al hombre con su mamá. “Me quiso pegar con el palo”, le dijo. Como no podía ser de otra manera, ella se encargó de darle dos bofetadas a Don Román y aconsejarle a su hijo que no se juntara con “esa chusma”.
Después de que Doña Florinda y Quico se retiraran, Ñoño, también presente en la escena, le preguntó a Don Román por qué no se había defendido ante semejante agresión. El Chavo se apresuró a contestar en su lugar: “No puede hablar por los dientes aflojados”. La cara se le transformó al misterioso visitante, en un gesto muy similar al de su primo cuando se enfurecía, y recordó las indicaciones que había recibido de su parte por si El Chavo lo molestaba. Todo terminó en un fuerte coscorrón y el característico llanto del personaje interpretado por Chespirito.
Doña Clotilde, eterna enamorada de Don Ramón, también se mostró sumamente interesada en Don Román ni bien se lo cruzó. Y al verlo arrastrando una enorme caja de madera, le preguntó a qué se debía su grata presencia. “Mi primo me regaló esta caja y vine por ella”, explicó el hombre su travesía por la vecindad.
Tras un suceso de hechos desafortunados que incluyeron bromas y varios golpes, Don Román no pudo lograr su cometido, que simplemente consistía en pasar desapercibido y llevarse su regalo. Sin proponérselo, terminó corriendo la misma suerte que su primo.
La “desaparición” de Don Román
El actor que se puso en su piel, Germán Robles, fue convocado por Chespirito cuando su nombre ya era conocido en México, tras participar en más de 40 películas. La idea nunca fue sumarlo al elenco estable, sino que la razón de su aparición se debe a un reemplazo obligado de Ramón Valdés, intérprete de Don Ramón, quien por un problema de salud debió ausentarse algunos días al set de grabación.
Se habría tratado de una cuestión menor, ya que los problemas graves de salud para Monchito comenzaron unos años después, en los ’80, cuando le diagnosticaron un cáncer de estómago. Enfermedad que, junto a su fuerte adicción al tabaco, lo llevaron a la muerte el 8 de agosto de 1988, a los 64 años.
Señalan algunas versiones que el nombre de Robles volvió a la mente de Chespirito en 1979 cuando Valdés, molesto por algunas actitudes de Florinda Meza, presentó su renuncia a El Chavo del 8. Se habría planteado revivir el personaje de Don Román para reemplazar al de su primo, como si tal cosa fuese posible. Lo cierto es que por algún motivo el proyecto nunca se concretó y en 1981 Monchito regresó a la serie.
El “vampiro” español famoso en México
Germán Robles, nacido el 20 de marzo de 1929 en Asturias, España, desde los siete años tuvo que enfrentarse a la ausencia de su padre, opositor de Francisco Franco, y la de su madre, quien fue arrestada. Quedó al cuidado de otros familiares hasta los 17 años, cuando pudo finalmente reencontrarse con ella y viajar a México, donde se había exiliado su progenitor bajo la protección del gobierno de Lázaro Cárdenas.
“Tuve que luchar mucho contra los que no entendían. Desgraciadamente fue una minoría la que amparó a los republicanos españoles: el resto de las personas se referían a nosotros de manera despectiva y decían que veníamos a quitarle el pan a los mexicanos. Pero no, yo venía a trabajar”, contó Robles en una entrevista con la cadena TV Azteca sobre los duros comienzos como víctima de discriminación en México.
De España trajo estudios como ingeniero perito industrial, y en tierras aztecas comenzó a formarse en filosofía y letras, lo que en un comienzo lo acercó a la poesía. Por el trabajo de su padre como director de escena en teatro, no tardó en llegar a los escenarios, de la mano del director Enrique Rambal.
Su carrera en cine comenzó en la década del ’40, época en la que los países de Europa Occidental y los Estados Unidos, golpeados por la Segunda Guerra Mundial, dejaron en un segundo plano la producción de películas. En ese marco, México se vio beneficiado como generador de largometrajes que fueron un éxito no solo a nivel nacional sino en toda Latinoamérica.
Robles obtuvo sus primeros trabajos en cine con participaciones menores durante la época de oro del cine mexicano. Alcanzó el éxito y el reconocimiento del público con la interpretación del Conde Duval en la el filme El Vampiro, que fue traducido a más de 50 idiomas y exhibida en las salas de todo el mundo. Tal fue la repercusión que tuvo que se hizo una segunda parte, llamada El ataúd del vampiro, a la que no le fue tan bien.
El rostro de Robles quedó completamente vinculado al cine mexicano, pero particularmente a su papel de vampiro. Por ese motivo, a lo largo de su carrera le costó volver a conseguir papeles destacados en grandes producciones. Herencia maldita, El hombre murciélago y El Zurdo son algunas de las películas importantes de las que participó tras su éxito inicial.
En la década del ’90 se rindió, dejó el cine y se volcó a la producción de telenovelas y a su carrera como actor de teatro. Se dio el gusto de integrar el elenco de La dama de negro, obra que estuvo 18 años en cartelera en México. Pero con el paso del tiempo su salud comenzó a deteriorarse y durante una escena, que se desarrollaba en oscuridad, dio un mal paso y cayó entre las butacas del público. Decidió que era momento de ponerle punto final a su carrera y hacer reposo.
Tras haber sido diagnosticado con peritonitis, estuvo internado 12 días en terapia intensiva en un hospital de la capital del país norteamericano. Finalmente, murió el 21 de noviembre de 2015 a los 86 años. La gran mayoría -60- los vivió en México, donde llegó a participar en más de 60 telenovelas y 90 películas. Fueron diez las veces que intentó obtener la nacionalidad mexicana, pero no tuvo éxito. A nadie le resultó extraño que tras la triste noticia, su pareja, Ana María Vázquez, contara públicamente que el deseo del actor era que sus restos reposaran en Asturias.
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