Demonios reales e imaginarios. Vivir con temor a ser masacrado en una sociedad dividida por el desprecio y la segregación. Racismo y más racismo. Este es el disparador inicial de Lovecraft Country, que tomó el lugar que dejó vacante en HBO la gran Perry Mason, en el horario de las 22. Y a lo largo de los 10 episodios de esta primera temporada tendremos una cita obligada al terminar el fin de semana.
La serie cuenta la historia de Atticus Freeman (Jonathan Majors), que fue miembro del ejército estadounidense en la Guerra de Corea y regresa a su ciudad natal al sur de Chicago. Su objetivo es encontrar a su padre, que desapareció sin dejar rastros. A pesar de que ambos no tienen un buen vínculo, Atticus siente que hay algo que su padre le ha ocultado todos estos años y necesita hallarlo. Para colmo, le dejó una carta extremadamente misteriosa. Allí menciona al pueblo de Ardham, lugar al que se va a dirigir emprendiendo el viaje más insólito.
Esta travesía la realiza con su tío George (Courtney B. Vance) creador del Libro de los negros, una especie de guía dónde se informaba en qué lugares de Estados Unidos podían circular y en cuáles la segregación estaba a la orden del día, lo cual impedía la libre movilidad (que recuerda un poco a la película Green Book, ganadora del Oscar en 2019).
Junto a una amiga de la infancia, Letitia (Jurnee Smollett), comienzan este viaje que los llevará a encontrarse con los monstruos de varios ojos que devoran a los humanos y al grupo más temido de hombres blancos armados que están dispuestos a hacer de sus vidas una verdadera pesadilla.
Lovecraft Country cuenta con dos productores de lujo: Jordan Peele, creador de Us y Huye, hábil guionista para crear el peor de los miedos y el terror psicológico, y J.J. Abrams, el hombre detrás de Lost, por solo mencionar una de sus obras.
El estreno de esta historia no puede entenderse separado del movimiento surgido luego del asesinato de George Floyd por parte de un policía blanco. Black lives matter significó un reclamo real y sentido de la discriminación que todavía hoy sufren los afroamericanos, cuyas consecuencias en muchos casos acaba con su vida.
En la línea de un planteo de denuncia social -como también lo fue la serie Watchmen-, Lovecraft Country retoma el pasado pero para explicar lo que lamentablemente pasa en la actualidad en el país más potente del planeta.
La pregunta que surge luego de ver este primer episodio es si, irónicamente, resulta necesario recrear esta historia en los años 50, o si bastaría con relatarla en pleno siglo XXI, donde las injusticias y los abusos por parte de las fuerzas de seguridad siguen presentes.
Lo cierto, más allá del análisis de esta sociedad, es que Lovecraft Country entretiene y sorprende en más de una oportunidad. Los giros en el guión hacen que al menos luego de ver el primer episodio, sintamos ganas de más. ¿Cómo sigue la historia de este trío viajando por un país lleno de fantasmas que lo persiguen? ¿Por qué existen estas criaturas terroríficas que no distinguen de colores de piel a la hora de atacar?
Una serie que combina la ciencia ficción, el miedo al castigo desmedido, con una supremacía de macho blanco que ejerce su poder de la manera más perversa.
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