En 2017 Alejandra Leguizamón -directora de Arte Publicitaria y coach ontológica- creó Mamá Emprende, una escuela online para transmitir -de manera simple y accesible- todo lo que aprendió en estos años. Y en esta entrevista con Pamela David para PamLive (que se emite por su cuenta de Instagram: @Pamedavid), brinda las primeras claves para sumergirse en un mundo que puede ser tan apasionante como redituable.
—¿Cómo hace una mujer con hijos, con el tiempo, para emprender?
—Cuando pensé en el nombre, Mamá Emprende, mi marido me decía que estaba segmentando el público. Pero quería hablarle a esas mujeres que posponen sus sueños y postergan sus carreras por la maternidad. Hay que tener mucha fuerza para poder seguir en ese camino. Yo quería llegar a esas mujeres: se puede emprender. Hoy vamos a hablar sobre emprender y sobre los miedos, y esto de la perfección. Mi miedo, hoy, era este: hacer un vivo con Pame, estando con mis dos hijos sola. A veces es adaptarse al contexto que tenemos y entender que no va a ser lo mejor.
—Ya llevamos 5 meses confinados, al comienzo era el terror de no saber qué conviene. Muchos negocios cerraron, la economía se destrozó a nivel mundial. Hoy empezamos a ver que algunos países intentaron salir adelante. Mucha gente hizo de esta crisis una oportunidad, aparecieron emprendimientos a los que también les fue bárbaro.
—De todas las crisis surgen nuevos negocios. Los países que mas crisis tienen es donde mas emprendedores hay. Los que no tienen crisis, no tienen innovación en pequeños emprendimientos. A veces hay que adaptarse, esto está pasando, esta es la crisis que estamos pasando: ¿qué herramientas tenemos para darle la vuelta y encontrar el negocio? En la crisis podés llorar, o vender pañuelos.
—¿Cuáles son los rubros que mas crecieron?
—Todo lo que son productos de salud fueron un boom. Todas las empresas que quizás se tuvieron que reinventar, ahora venden barbijos o máscaras, o los paneles de acrílico para supermercados. Ahora hay empresas que están haciendo esto. Se generó un rubro nuevo. Después de esto, los restaurantes, los cines y los teatros deberán reinventarse. Todo lo que es digital: e-commerce, servicios digitales, community manager; eso creció, fue un boom.
—Me imagino que hay un temor enorme a la hora de invertir, o de lanzarse con los ahorros propios, ¿Cómo me tiro a la pileta? ¿Cuáles serían los tips para tener el menor riesgo posible?
—Muchas veces los emprendedores terminan en la perfección y gastan plata y tiempo en un producto donde el mercado no lo necesita o no lo compra. Y eso trae mucha frustración.
—¡Basta de buscar la perfección!
—Si buscás la perfección no vas a encontrar la acción. Hay un producto que se llama mínimo viable, es un concepto que se desarrolla para trabajar con startups. Es decir: empezar chiquito. Si querés lanzar tu taller online, en vez de lanzarte con una plataforma especial para vos y grabar el taller con un estudio mega profesional, contratar una agencia de marketing, etcétera, podés lanzarte con menos: grabá el taller con tu celular o hacé las clases por Zoom. El conocimiento está al alcance de todos. El producto mínimo viable es lo que necesitás, lo lanzás y lo testeás en el mercado.
—¿Tengo que mirar la competencia?
—Sí, hay que mirar para conocer nuestro diferencial. Si nuestro producto es más caro y tiene menos calidad, ¿por qué me van a consumir a mí?
—¿Qué voy a ofrecer que otros no tengan?
—Exacto. El precio, mi material, qué ofrezco de diferente. Tengo que ir paso a paso. Hoy tenemos los recursos disponibles para poder resolver. Hay un concepto que es el de producto plastilina: el cliente lo recibe, se adapta, quizás me lo devuelve con puntitos… Estoy atenta a ese feedback y a esa propuesta de valor, nuestro producto o servicio debe aportar valor. Voy redefiniendo mi producto también a través de ese feedback.
Hacés un almohadón que te llevó 10 horas, es único, pero el cliente no te lo quiere pagar; el producto, ¿es viable? A veces hay que dejarlo de lado. No hay que casarse con los productos.
—¿Cómo podemos saber si estamos cobrando de menos o de más?
—Tenemos que hacer las cuentas. Definir los costos fijos: monotributo, luz, empleados, alquiler. Y los costos variables, que son los que tienen que ver con la materia prima para hacer mis productos. El costo variable me da una base de lo que debería cobrar.
—¿Y cómo sabemos cómo cobrar nuestra mano de obra?
—Bueno, cuando estamos empezando, muchas veces pensamos que no debemos cobrarlo. Pero cuando el producto escale, vas a necesitar saber cuánto le vas a pagar a esa persona a la que le delegás esa mano de obra
—¿Cómo se calcula la mano de obra de artesanas?
—Depende la profesión tiene diferentes precios, depende el expertise. Si necesito contratar una niñera para que cuide a los chicos mientras yo desarrollo mi proyecto, no debería cobrar menos que mi niñera.
—Hay que buscar precio…
—Exacto, por más que no lo necesites. Si de repente tu negocio no puede escalar porque eso manual lo estás cobrando muy barato y no tenés ganancia, quizás no sirve. Por ejemplo, hacés un almohadón que te llevó 10 horas, es único, y quizás el cliente no te lo quiere pagar; el producto, ¿es viable? A veces hay que dejarlo de lado, muchas veces no rinde. No hay que casarse con los productos.
—Ahora, en cuarentena, los sillones tipo puff son vendibles, ¡no?
—Todo lo que es línea hogar: decoración, cortinas, sillones. La gente está tanto tiempo en su casa que quiere ambientes lindos. Las ventas de objetos de deportes, sobre todo para hacer en casa, y todo lo que es decoración y comida, crecieron un montón. Muchos se animaron a hacer online las compras del supermercado. Es un buen momento para vender decoración. La contra es que los envíos están colapsados.
—¿Qué otro tip podemos sumar a la hora de emprender? ¿Es importante conocer el público, a quién apuntás?
—Totalmente, es recomendable hablarle al nicho de mercado y no a todo el mundo.
—¿Cómo haces para saber a qué publico va a estar dirigido tu producto?
—Bueno, empieza por casa. De repente empezás a tener mucha afinidad por determinado publico. Y le prestás atención a ese público. Por ejemplo, tengo una clienta que es vegana y hace joyería en pos de la defensa con los animales, joyerías hay miles, pero joyerías activistas no hay muchas. Ese es el valor de marca que ella ofrece. El nicho muchas veces tiene que partir de los gustos de cada uno.
—Cuando uno hace lo que más le gusta es como un turbo que te impulsa.
—Exacto. Si yo no fuera madre, no podría hablar como Mamá Emprende. Cuando sos parte del nicho es mucho mejor entender a tu público. Necesitamos estar presentes.
—¿Cómo hago para saber por qué lado ir a la hora de emprender?
—Los emprendimientos no generan plata inmediatamente. Es un proceso largo. Emprender lleva un tiempo de maduración. Quizás hay que pensar cuáles son mis fortalezas: quizás sos buena en matemáticas, entonces das clases de apoyo escolar por Zoom. En base a eso, entender si hay o no una necesidad en el mercado: ¿hay una oportunidad para que mi fortaleza sea un negocio? Esto es clave. A veces tenemos la fortaleza pero no podemos linkearla con la oportunidad.
—Hay un tiempo donde uno viene remando. ¿Cuándo se ven los resultados?
—Los emprendimientos llevan tiempo. A veces los productos que vendemos son similares, hay que pararse y leer el feedback de los clientes: “¿Por qué no siguen comprando? ¿Por qué me estanqué? ¿Le vendo solo a mis amigos?”. Si estás frustrada y eso no lo emprendés en acción, emprender no está hecho para vos.
No hay nada más lindo en la vida que concretar sueños. La vida se trata de eso, no solo de vivir y no llegar a fin de mes
—Las redes sociales tienen un feedback interesante: podés leer a tu cliente, escucharlo, saber qué le gusta de tu servicio.
—Hay que escuchar al público todo el tiempo y ver cómo lo vendemos. Vos podés vender una billetera y quizás sola no se vende; pero si le sumás una cartera o un llavero, y armas un pack, quizás se vende. Hay que encontrar la forma para venderlo. Ahora se usa mucho el modelo de membresías, pagar un poco todos los meses para tener acceso a algo que quizás, de una, no podés. Invertir en conocimiento que podamos aplicar nos va a dar un diferencial, una ventaja frente a la competencia. Siempre capacitarse está bueno. Pero muchas veces nos abrumamos y nos agarra como una parálisis, y hay tanto por comparar que nos perturba.
—¿Qué les decís a aquellas mujeres que desean emprender y no se animan?
—Les digo que la vida es una sola, que es corta, que los proyectos cuestan concretarlos, y que no hay nada más lindo en la vida que concretar sueños. La vida se trata de eso, no solo de vivir y no llegar a fin de mes. Aunque quizás no llegues a fin de mes, pero le estás cambiando la vida a otras personas. Encontrar otro propósito en la vida, no solo ser madre o tener una familia. Date el lugar para hacerte la pregunta.
—¿Vale la pena pautar en redes sociales?
—Vale la pena si el contenido es relevante, y que además le vaya bien orgánicamente, es decir, sin ponerle pauta. Si tenés la posibilidad de capacitarte y hacer campañas más segmentadas, ahí esta la clave para poder vender más.
—Sabemos que tus cursos están disponibles en tu web.
—Si, en la página de Mamá Emprende. Allí encuentran las capacitaciones para desarrollar sus negocios y armar comunidad de emprendedoras.
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