Tres muertes, dos nacimientos, la ausencia de los Stones y la coronación de Santana: Woodstock, el festival fundamental

Recuerdos e historias de los shows de rock más desorganizados, míticos, y recordados de todos los tiempos

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Más de medio millón de personas llegaron, desde distintos rincones de los Estados Unidos, a ese predio de más de 200 hectáreas para presenciar un total de 32 shows (Crédito: The Museum at Bethel Woods / Via Reuters)
Más de medio millón de personas llegaron, desde distintos rincones de los Estados Unidos, a ese predio de más de 200 hectáreas para presenciar un total de 32 shows (Crédito: The Museum at Bethel Woods / Via Reuters)

En agosto de 1969, el Festival de Música y Arte de Woodstock copó una granja lechera en Bethel, Nueva York. Más de medio millón de personas llegaron, desde distintos rincones de los Estados Unidos, a ese predio de más de 200 hectáreas para presenciar un total de 32 shows. La grilla tenía nombres de reconocidos artistas y de otros tantos que estaban emergiendo. Ese viernes, sábado y domingo, sonaron Joan Baez, Jimi Hendrix, Grateful Dead, The Who, Janis Joplin, Joe Cocker y Crosby, Stills, Nash & Young, mientras la multitud protagonizaba, quizá sin saberlo, uno de los acontecimientos más importantes de todos los tiempos. Un antes y un después en la historia de la música y de los recitales en vivo.

1968 había sido un mal año para los estadounidenses. Sumergidos en la tristeza y la rabia por la guerra de Vietnam, en la que murieron más de 15 mil soldados de los suyos, los jóvenes que volvían a sus casas lo hacían con traumas y mutilaciones. Los activistas, estudiantes y obreros que se habían quedado, solo pedían paz, y el rock se convirtió en la banda sonora de una transición tan dolorosa como necesaria. En 1969, el festival de Woodstock aglutinó todos esos deseos y esas ganas de crear un mundo mejor: la semilla se plantó en un predio rural cubierto de barro y collares de mostacillas.

"With a Little Help from My Friends”, Joe Cocker en Woodstock 1969

Entre los miles de chicos y chicas que se acercaron a vivir la experiencia esos días del 15 al 18 de agosto (terminaron en la madrugada del lunes), tres murieron: uno, por sobredosis de heroína; otro de peritonitis y el último atropellado por un tractor. Al día siguiente, un diario local publicó: “A última hora de esta mañana, un joven no identificado que dormía en un saco de dormir en un campo fangoso fue asesinado por un tractor que lo atropelló. Se dijo que el saco de dormir estaba tan descolorido por el barro que el conductor del tractor no pudo distinguir al joven del pantano circundante”.

Pero no todo fueron bajas, también dos mujeres embarazadas dieron a luz mientras transcurría el festival. Todo esto está documentado en “Woodstock: 3 days of peace & music”, dirigido por Michael Wadleigh, que contó Martin Scorsese en la edición. Antes de dirigir tanques como Taxi Driver o Toro Salvaje, Scorsese trabajó muy duro para este film que registra un momento de quiebre en la cultura joven. La película se estrenó finalmente en 1970 y ganó un Oscar como Mejor Documental.

Los organizadores Michael Lang, Artie Kornfeld, John Roberts y Joel Rosenman tenían menos de 30 años de edad y poca experiencia en eventos así de grandes. La planificación falló al punto de que esperaban 50 mil personas y de entrada llegaron casi 300 mil. Las entradas costaban 18 dólares para todos los días, como un combo, pero muchos de los que iban no tenían dinero y pasaban igual: el festival se les fue de las manos. Pero el cartel, aunque costó, era muy bueno. Lang contó que firmar con Creedence Clearwater Revival hizo que los demás quisieran sumarse. Al comienzo fue todo desconfianza y ningún artista quería mezclarse con estos principiantes.

“Green River”, Creedence Clearwater Revival en Woodstock 1969

The Beatles, por ejemplo, habían sido invitados de honor, aunque el grupo ya se estaba disolviendo. El álbum Abbey Road estaba terminando de grabarse ese mismo mes e iba a ser lanzado en septiembre, pero el último concierto juntos ya se había hecho en la terraza de los Apple Corps, durante el invierno londinense. La convocatoria a formar parte de Woodstock llegó en un momento crítico, y se especula con que cuando se lo propusieron a John Lennon, él quiso tocar con la Plastic Ono Band junto a Yoko y no con los fabulosos cuatro. Además, se barajó un problema de visados, por el que John no podía entrar en los Estados Unidos tras haber criticado al entonces presidente Richard Nixon, sumado a un arresto por tenencia de drogas del año anterior.

Otros británicos legendarios que podrían haber sido de la partida fueron los Rolling Stones. Por ese entonces, Mick Jagger, había viajado a Australia para rodar la película Ned Kelly basada en la historia de un conocido ladrón de los bosques australianos. El film fue un fracaso y lo único que se recuerda vagamente es que, para la filmación, Jagger se había dejado la barba. Más allá de que el líder no estaba para tocar en el festival estadounidense, los Stones también estaban pasando por un momento raro: ese año había muerto Brian Jones, al que ellos habían despedido poco tiempo antes, y estaban poniendo toda la energía en Let it Bleed, un disco que marcaría a fuego la carrera de la banda.

Imagen de Woodstock en 1969 (Crédito: Warner Bros / Kobal / Shutterstock)
Imagen de Woodstock en 1969 (Crédito: Warner Bros / Kobal / Shutterstock)

Otro ausente notable fue Bob Dylan. Después de un extraño accidente en moto, Dylan se guareció en una finca muy cerca de donde se realizaba el festival. Estaba allí desde 1966, en esa casa donde grabó discos y vivió uno de los momentos más solitarios de su vida: la fama lo agobiaba y no quería saber nada con la intensa vida social que el éxito le había traído como consecuencia. La producción de Woodstock, sin embargo, no se quedó con las ganas de invitarlo, estaba cerca y era un número uno. Dylan rechazó la oferta, uno de los motivos podría haber sido el delicado estado de salud de uno de sus hijos, pero también podría haber visto un poco precaria la organización de semejante evento y no quiso formar parte. Unos días después, el 31 de agosto, apareció tocando en el Festival de la Isla de Wight. De modo que eligió otro evento multitudinario para romper con su ostracismo.

Aun sin los Stones, los Beatles, ni Dylan, Woodstock fue un suceso cultural. Aunque también fue un fracaso financiero. Los cuatro socios estuvieron hasta el cuello durante 11 años pagando las deudas que les dejó el evento, pero lo recuperaron después vendiendo merchandising relacionado con la marca. El logo de la paloma y la guitarra sigue dando sus frutos impreso en miles de productos, desde camisetas, hasta marihuana. La hierba se comercializa en los Estados Unidos, bajo el nombre de The Woodstock Cannabis Company, en los estados en los que es legal consumirla como uso recreativo.

Jimi Hendrix Purple Haze Live at Woodstock

Las ganancias llegarían después, pero en 1969, los gastos de Woodstock se fueron por las nubes: no alcanzaban los servicios, el agua, los helicópteros. Y además estaban los cachets de los artistas. Claro que no todos cobraron lo mismo. Según publicó la web histórica History Daily Page, Santana -que era nuevo en la industria- cobró nada más que 750 dólares por su actuación, aunque ganó mucho más al mostrar su talento al mundo. Jimi Hendrix fue el que mejor cobró por su performance: 18 mil dólares. Joan Báez recibió 10 mil dólares, Janis Joplin y Canned Head un promedio de 7 mil y Quill, un grupo que se iba a disolver al año siguiente, apenas si arañó los 400 dólares de paga. No les alcanzó ni para pagar el flete de los equipos, pero teniendo en cuenta que solo tocaron juntos durante tres años y que solamente sacaron un disco, la experiencia sí que valió la pena.

Del paraíso hippie, a la marca registrada, Woodstock es el símbolo de una época y aunque tuvo oportunidad de repetirse nunca volvió a ser lo mismo. El año pasado se quiso celebrar el medio siglo con una nueva y multitudinaria edición, pero fue imposible para los organizadores, los artistas y los sponsors ponerse de acuerdo. Con todas sus falencias, aquel festival de 1969 resultó único e irrepetible. Tres días de paz, amor y rock and roll que perdurarán en el inconsciente colectivo de toda una generación a la que le cambió la vida.

"Soul Sacrifice”, Santana en Woodstock 1969

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