Aquel primer beso se lo dieron en la penumbra de una sala de cine. No podría haber sido de otra forma: Martina Gusmán y Pablo Trapero empezaron a descubrirse mientras veían un mediometraje del cineasta (Naikor), luego de la consagración de Mundo grúa. De ese primer encuentro pasaron dos décadas. Nacieron Mateo (18 años) y Lucero (cuatro). Y con ella como actriz y él en el rol de director, se unieron además en cinco películas: Nacido y criado (2006), Leonera (2008), Carancho (2010), Elefante blanco (2012) y La quietud (2018). Y pese a todo, dejaron de frecuentar juntos los cines desde la llegada de su hija: optaron por armar su propia sala en casa.
Hoy, la pandemia que jaquea al mundo imposibilita -si así lo quisieran- recrear aquel beso en la penumbra de la proyección de una película. Pero lo que no impidió fue que Martina y Pablo celebraran sus 20 años juntos pasando este viernes por el Registro Civil. De manera atípica, claro, ya que los protocolos sanitarios no permiten que familiares y amigos asistan a los casamientos. Así fue como apenas Mateo y Lucero, además de un testigo, los vieron dando el sí, con los tapabocas puestos.
“¡Sí, quiero! -escribió la ex protagonista del El Marginal en su Instagram al pie de la fotos que compartió con sus seguidores unas horas después-. Vamos por otros 20 años más de esta hermosa aventura. ¡Viva el amor!”. “Hoy nos casamos después de 20 años juntos -puso el director-. Y vamos por muchos más. Feliz por todos estos años y por los que se vienen”.
En los comentarios de ambos posteos se repitieron los saludos de los famosos, desde Marina Glezer a Luciano Cáceres, pasando por Axel Kuschevatzky, Pablo Culell y Franco Masini, entre otros. “¡Al fin! -dijo Florencia Raggi-. No pude estar ahí... ¡Aunque estuve!, de otro modo. ¡Los quiero, familia!”.
Mateo Trapero puso su firma para certificar la unión por civil de sus padres. El otro testigo fue Manuel Lozano; en definitiva, el creador de la ONG Fundación Sí fue la única persona por afuera del núcleo familiar que pudo asistir. También podría considerarse al fotógrafo contratado para registrar el trámite amoroso.
Martina lució un vestido de novia de la diseñadora argentina Natalia Antolin, en blanco off white, con un gran escote V, corte en la cintura y blazer de corte irregular a tono. Como el protocolo lo indica, acompañó el diseño nupcial con un tapabocas blanco con cristales, utilizado para circular por la calle y al momento de firmar. Trapero optó por un traje de lino en color azul, con camisa del mismo tono y sin corbata. Al momento de elegir el color de su tapabocas, optó por el negro.
Poco tiempo atrás, en una entrevista juntos, Martina y Pablo habían dado sus claves para conservar la pareja. “Creo que compartir esto (el cine) es uno de los motores. El amor que tenemos por lo que hacemos tiene que ver con un estilo de vida. Ese nivel de comprensión, de entender la pasión del otro…”, indicó ella. “También discutimos, justamente porque estamos en lo mismo -reconoció él-. ¡Las peleas por un personaje pueden motivar un divorcio! (Risas) Esto nos apasiona. Y trabajamos juntos porque nos gusta”.
Lo que nunca imaginaron Gusmán y Trapero fue el guión de un filme que describiera una casamiento en estas circunstancias. Lo equilibran, en cambio, protagonizando desde hace más de dos décadas un amor de película.
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