Susana Romero cosechó una exitosa carrera televisiva como modelo y actriz en los 80 y 90. Ganó popularidad por su participación en ciclos televisivos que realizaba junto al Negro Olmedo. Poco a poco se fue alejando de los medios. En los últimos años, mantuvo un perfil bajo. En las redes sociales, se define como una mujer de fe, vegana y defensora de los derechos de los animales.
Los últimos meses no fueron fáciles para la ex vedette ya que debió afrontar dos intervenciones quirúrgicas por problemas cardíacos en medio de la pandemia. En ese momento, se está recuperando en su casa, pero en soledad, porque sus hijas, fruto de su relación con Abel Jacubovich, no pueden acompañarla, más allá de que están siempre llamándola por teléfono.
“Tuve dos operaciones de corazón complicadas. No me siento bien, me falta el aire, estos días no me ayudan y la soledad tampoco. Ayer y hoy fueron los peores días, hay otros días en los que zafo”, dijo Susana sobre su estado de salud en un audio que pasaron en el ciclo Confrontados, conducido por Marina Calabró. “Estoy en plena recuperación, me falta todavía porque encontraron también que tengo una parte de la carótida semitapada. Es todo por el estrés, porque no fumo, no tomo nada”, agregó.
Además, la actriz relató que los médicos tardaron en darse cuenta de que tenía una afección cardiovascular compleja: “Hace más de tres años que vengo con problemas y cada vez peores porque nadie daba en la tecla. Pensaban que era un tema óseo y otras cosas, menos lo que tenía. Con los estudios, me dijeron que no tenía nada en los huesos y que quizá fuera algo cardíaco. Y salió que sí, tengo un soplo en el corazón de toda la vida. Tengo el 76% de las arterias tapadas, y también la femoral de las piernas, más el corazón y la carótida”.
“No sé cómo seguía respirando, ya me tendría que haber muerto mucho antes”, aseguró Romero, con total sinceridad al remarcar que gracias a su buen estado de salud pudo salir adelante. Luego, señaló: “Me quisieron hacer tres by pass y me negué. Entonces, me hicieron cinco stent en las piernas. Me tuvieron que coser las arterias. Tomo muchos remedios, estoy harta. El médico me obligó a hacerme la segunda operación. Yo no me quería operar más. Cada una duró seis horas. Estoy tan cansada... Y me hice las dos operaciones en el medio de la pandemia, con apenas un mes y pico de diferencia. Pero bueno, sigo respirando. Hasta cuándo, no sé”.
Como les ocurre a muchas personas en esta cuarentena, Susana no tiene a nadie que la asista en el caso de que tenga una emergencia, más allá de que cuenta con la contención de sus hijas a la distancia. “Estoy acostumbrada a estar sola siempre. La nena tiene mucho miedo, no la puedo obligar. Mis hijas me llaman todos los días, mi hija de España y mi hija de acá me manda lo que necesito para que no salga a comprar. De lejos, me cuida un montón, y hace lo que puede. El tema bravo es a la noche. Tengo el botón antipánico, pero si me caigo redonda en el piso, no puede abrir nadie. No quiero pensar. Me dijeron que tenga una enfermera pero no quiero, estoy acostumbrada a estar sola”, finalizó la actriz.
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