Aunque aséptica, distante y por momentos desabrida, la experiencia del Cosquín Rock Online mantuvo algo del espíritu de la “real”. Un festival solía ser el acceso a un mundo de sensaciones impulsadas por la música, con todos los sentidos en juego. Aquí ocurrió parecido, pero en vez de caminar de un escenario a otro, bastaba con un click. El diálogo sobre lo bueno, lo malo y lo curioso de un show, ahora iba por chat, por las redes o por los grupos de whatsapp. Y en lugar de hacer fila frente a una cantina para proveerse, esta vez había que formarse ante la puerta del supermercado, con el barbijo puesto.
Según informó la producción, se conectaron 170 mil personas entre ambas jornadas
A diferencia del sábado, en la segunda fecha -ocurrida ayer- fueron más fluidas tanto la propuesta como el montaje, favorecidas por una mayor variedad de estilos. También se transmitieron más shows en vivo, dándole un toque de realismo al encuentro virtual.
Del bloque de covers sudamericanos que clavó Zoe Gotusso (“Detrás de tí”, del uruguayo El Príncipe; “Guitarra, dímelo tú”, de Atahualpa Yupanqui; y “Cheio de vazio”, del brasileño Paulinho Moska) entre canciones de su cosecha, al desparpajo en clave decadente de Kapanga. El virtuosismo hair-rocker de Rata Blanca y Airbag versus la vibra indie sensible de El mató a un policía motorizado (exacerbada en la versión de “Las luces”, con la presencia anodina de Anabella Cartolano, de Las Ligas Menores). El imaginario terrorífico y distópico de Massacre o los clichés latinoamericanistas de la chilena Cami. De todo, y más, para elegir.
Si hablamos de picos, que sea del de Turf, que volvieron del apocalipsis para aterrizar en el escenario de La Trastienda y tocar en vivo. Lookeados con escafandras descartables y con gafas de protección, se hicieron eco de las noticias alrededor del mundo antes de prender su rockola de éxitos, yendo de lo más actual (“Voy dejando atrás”, “Cual?”) a lo más coreado (“Magia blanca”, “Pasos al costado”, “Loco un poco”). ¿Cuántas bandas tienen la capacidad de levantar el ánimo de un festival atravesando a una multitud ecléctica en gustos y edades? Los liderados por Joaquín Levinton solían hacerlo en la “antigua normalidad” y, en esta nueva era, parece que también.
Un poco más temprano, pero en el Luna Park y también en vivo, hubo un poco del rocanrol sobrio y arrollador de los Ratones Paranoicos. Con el audio de la transmisión algo tapado, soltaron un set muy basado en sus primeros dos discos. Salvo el “Rock del pedazo” (fechado en 1991), brillaron con polaroids fechadas a finales de los 80s, aquellas con la que sentaron sus bases. Puro resumen porteño en el revelado de las inoxidables “Una noche no hace mal”, “Rainbow” y “Sucia estrella”.
“¡Al corazón!”, apuntó Pablo Lescano para introducir a ese hitazo transversal que es “No te creas tan importante”. En ese punto, el show de Damas Gratis se partió en dos: por un lado, el mixtape humano que son cada vez que tocan, sonando como esos enganchados que se vendían en trenes y subtes (“Los dueños del pabellón”, “Menea para mí”, “La pikadura”). Por el otro, y sin detener esa precisa maquinita cumbiera, está el costado más cancionero, también sugerido en “Me vas a extrañar” o “Me muero de amor”. De lo popular a lo pop, la evolución y el contagio del proyecto capitaneado por Lescano -que se merecía haber tocado en alguna de las ediciones anteriores del CR- encantó a un público que lo reconoce como propio pese a las diferencias.
Filtrado en blanco & negro, León Gieco grabó su participación en su casa: “Elegí hacerlo acá y no ir a ningún lado por estar dentro del grupo de riesgo”, anunció para darle marco a las cuatro canciones que interpretó. Solo con eso, más su guitarra y la armónica, le bastó para calar hondo. Trovador cálido y cronista comprometido, actualizó “El desembarco”, “El fantasma de Canterville”, “La memoria” y “Solo le pido a Dios”, dedicada a Mercedes Sosa, presente también en la remera de Gieco.
Lo que el público más radicalmente rockero le criticó al hasta ahora último Cosquín Rock de “carne y hueso” fue la inclusión numerosa de artistas de trap, rap y hip-hop. Ahora, se presentaron apenas cuatro entre ambas jornadas: tres mujeres y un varón. Mientras que las tres chicas exploraron la fricción de rapear sobre la música generada por una banda, el muchacho le entró a las bases. El sábado pasaron el combat-rock-rap marginal de Sara Hebe y el compromiso de salón de Miss Bolivia. El domingo tuvieron cabida la propuesta híbrida -y por ahora tibia- de La Joaqui; y Trueno, el niño mimado en la actualidad efímera de la escena.
Mateo Palacios acaba de editar “Atrevido”, su álbum debut, de lo más comentado por estos días. En eso basó este show, que hizo en vivo desde el Teatro Vorterix. Al menos en esta puesta en escena de sus temas, se reveló mucho más sólido al frontear en modo old school y directo (“GPS”, “Background”). Paradójicamente, cuando va en busca de otros matices (“Azul y oro”, “Cucumelo”), se vuelve algo estándar.
Taiu y Tatool, sus productores, controlaron los beats. El rapero KMI 420 le hizo de segunda voz, mientras que Pedro Peligro -su padre, una gloria del rap underground local- hizo de MC con el barbijo puesto. Así de rodeado, se animó a bajar las revoluciones (“Esta es mi canción más íntima”, declaró antes de “Rain”) pero también saltó casi a la misma velocidad de su lengua: “Estoy re cansado, guacho”, dijo agitado antes de una versión fiestera de “C90” (John C).
Para “Sangría”, grabado originalmente con Wos, los tres micrófonos se arremolinaron ante la cámara y, con la boca abierta como Maradona en el Mundial 94, gritaron eso de “Te guste o no te guste, somos el nuevo rock and roll, niño”. Después de una barra así, no necesitó arrojar el mic al suelo.
Algunos inconvenientes en la transmisión del sábado impidieron ver correctamente los shows de A.N.I.M.A.L., Los Tipitos y Attaque 77. Para subsanarlo, se decidió programarlos en la noche del domingo.
“Hagamos el pogo más grande... del edificio”, invitó Luciano Scaglione, bajista de Attaque 77, para anunciar la versión acelerada de “No me arrepiento de este amor”, cumbión popularizado por Gilda que sirvió de cierre para este show. En tanto, lo último que se escuchó en este Cosquín Rock Online fue “Campanas en la noche”, firmado por Los Tipitos.
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