Nació en Rumania, creció en Uruguay y, ya grande, con el oficio adquirido, se vino a vivir a la Argentina. Un señor tímido, obsesivo con las fechas y las palabras, que hasta tuvo una incursión por Europa donde sobrevivió, también, así, contando historias. “Transilvano, uruguayo y judío”, así China Zorrilla definió a Jacobo Langsner, que durante esta madrugada murió a los 93 años.
“Con profundo pesar, Argentores despide al destacado autor Jacobo Langsner, socio activo y ex miembro del Consejo de Previsión Social de nuestra entidad, quien falleció a los 93 años”, informó la Asociación Argentina de Actores en su página de Facebook.
El autor de una las piezas más emblemáticas del cine nacional como lo es Esperando la carroza, había nacido en Rumania en 1927, se crió y educó en Uruguay, país al que llegó a los tres años. Judío era por familia pero para él, tan sólo fue una circunstancia; de hecho, su voluntad era que lo cremaran. Y finalmente fue argentino por elección. Después de su exilio en Madrid durante la dictadura militar, hace escala en Montevideo y se radica en Buenos Aires.
“En mi juventud quería escribir historias para cine. Pero es absurdo querer hacer cine en un país que no tiene cine. Como loco no soy, empecé a escribir para grupos de teatro independiente”, contaba el genial dramaturgo en una de sus últimas entrevistas. En la misma hacía hincapié en que “era una persona de una timidez extraordinaria” y su “idea de escribir nació un poco porque yo pensaba que escribiendo nadie me iba a ver”.
“Esperando la carroza” es su gran obra, pero no la única. Pero sin duda, Jacobo Langsner fue el artífice de la mejor comedia de la historia. En mayo se cumplieron 35 años de su estreno cinematográfico, y tres generaciones pueden reconocer escenas y frases sin dudar de su origen. “Yo hago ravioles, ella hace ravioles…”, “!Si te veía venir!”; “¿Dónde está mi amiga?”, “Católica, apostólica, románica”…son algunas. También “Tres empanadas”, pero esa frase surgió espontáneamente en el rodaje y tuvo su recorrido como el resto de las muchas otras.
Pensada como obra de teatro, “Esperando la carroza” se estrena en 1962 en Montevideo. Para entonces, Jacobo Langsner hacía poco más de una década que trabajaba a dos orillas. “En el viejo diario La Razón, entonces un vespertino tabloide, aparecían en la última página pequeñas y extrañas noticias del mundo. Allí leí que en Italia, creo que en Nápoles, dos hermanos pasaban todo el día peleándose y robando el cadáver de la madre porque cada uno quería rendirle homenaje: discutían por la imagen de quién la amaba más. Me pareció una metáfora sobre la hipocresía. Fue en el 60. Había un concurso en Montevideo, en la Comedia Nacional, y mandé Esperando la carroza. Ganó. La crítica fue demoledora”, reveló en alguna oportunidad de cómo surge su obra más famosa.
“El hombre incompleto”, “La rebelión de Galatea”, “Los ridículos”, “El juego de Ifigenia” y “Los artistas”, eran algunas de las obras que llevan su firma. Luego vendrían “El Tobogán”, “La gatera”, “Un agujero en la pared” y “Pater Noster”. Y también guiones para cine y televisión. De hecho, volviendo a “Esperando la carroza”, su estreno se da primero en la televisión dentro del ciclo Alta Comedia, en Canal 9. También con la dirección de Alejandro Doria, quien años después la llevará al cine.
“He tenido actores que me han mejorado y actores que me han empeorado. A estos últimos no los nombro, pero Miguel Angel Solá, por ejemplo, me mejoraba todo. Graciela Dufau me mejoraba todo. Una sola película hice con ella, era Sofía, que fracasó porque el estreno fue aquel día de La casa está en orden, Felices Pascuas. Estábamos con Alejandro Doria, que la había dirigido, y los actores en la premiere y todos salimos del cine y nos fuimos a Plaza de Mayo”, contaba una y otra vez Jacobo.
En la televisión argentina otros títulos le pertenecen. Ciclos como “Obras maestras del terror”, el mencionado “Alta comedia”, “Alguien como usted”, “Contracara” y “Atreverse”, también con la dirección de Alejandro Doria. También obras de teatros como “Una margarita llamada Mercedes”, una obra autobiográfica que tanto en teatro como en cine protagonizó China Zorrilla; o “Locos de contento”, un éxito de los años ’90, con Oscar Martínez y Mercedes Morán. Y en cine, además de “Esperando…”, “Malayunta”, “De mi barrio con amor, “Sofía”, “Besos en la frente” -que fue una historia personal llevada al cine, y la también muy premiada “Darse cuenta”.
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