Lleva sobre sus espaldas un largo recorrido como modelo, actor y abogado. Sin embargo, con las redes sociales como aliadas, Mario Guerci se transformó en la figura del momento. Con 38 años, ve como la fama lo envuelve, pero no se altera. En sus palabras, sostiene que mantiene los pies sobre la tierra más allá del reconocimiento popular. Junto a Hernán Drago se convirtieron en los laderos por excelencia, de Guido Kaczka en Bienvenidos a bordo. Los chicos llevan adelante desafíos físicos y dan cátedra con sus destrezas. Por otra parte, este fin de semana será parte de Sex Virtual, la obra erótica de José María Muscari. La bailarina y actriz Noelia Marzol, fue la primera en darle la bienvenida.
—Venís de una familia de granes deportistas
—Lo deportivo está en mi ADN. Mi abuelo Mario F. J. Guerci, además de haber sido varias veces campeón argentino en remo, llegó a integrar el equipo argentino olímpico en Londres 1948, doble senior del Club de Regatas Rosario, corriendo en el mítico Támesis londinense. Mi viejo, Mario H. R. Guerci, jugó al vóley para el equipo argentino, al igual que mi tío Carlos Guerci, y fue recordman argentino de natación en 100 metros libres. Con mi hermano Santiago, hoy de 37 años, supimos formar parte del equipo argentino de atletismo en la disciplina salto en alto. Él logró un Panamericano y se quedó con la tercera marca histórica a nivel nacional con 2.23. Yo obtuve un segundo puesto Sudamericano y fuimos en algunas oportunidades campeones argentinos.
—En Bienvenidos a bordo sorprendés con tus destrezas físicas, queda claro que te gusta entrenar.
—Entrené toda la vida y en las épocas de atleta, hasta dos jornadas de entrenamiento diario. El deporte siempre fue un juego para mí, lo tomaba muy naturalmente y sin estresarme. Y si bien ya no tengo 20 años me llevo muy bien con el deporte, es un hábito que tengo, una forma de vida. Actualmente me enganché con el ciclismo, salgo a correr, pero le escapo al gimnasio a como dé lugar: prefiero entrenar al aire libre, en la montaña, en la playa. Me gusta también jugar al polo, el surf, y el snowboarding, porque tienen que ver con el entorno en donde se hacen. Lamentablemente no los puede practicar en el día a día. Creo que el medio me eligió a mí y yo me adapté, sirviéndome el deporte, no solo para mejorar la calidad de vida sino también para mantenerme en forma, lo cual viene muy bien para mi trabajo como modelo. Me gustan que las cosas se den naturalmente, me parece que es mucho más creíble. Si no te gusta hacer deporte, aunque tu trabajo requiera que lo hagas, tarde o temprano te va a terminar resultando muy forzado y difícilmente puedas sostenerlo en tiempo.
—Tenés un largo recorrido, sin embargo hoy estás en boca de todos. ¿Cómo tomás está exposición, a esta altura de tu vida?
—Trabajo como modelo y actor desde los 17, 18 años, y si bien en ese momento tuve muchísima exposición, más que ahora, no existían las redes sociales, y estar en la televisión, en las revistas o en alguna publicidad era algo muy extraordinario. Mi profesión siempre fue un trabajo por encima de todo lo demás, y por eso traté de no quedarme en la fácil de “la fotito, y aproveché el tiempo para estudiar y para el deporte. Cuando sos joven y de golpe entrás a ser conocido, como me pasó a los 20 años, en cierta forma tenés un prejuicio y querés seguir siendo una persona convencional y hacer una vida lo más normal posible. Que no se te vuelen los patitos: siempre le tuve miedo a eso. Por eso traté de ser reservado y guardarme algunas cosas para mí y los más cercanos. Por eso, una vez que pasó el aluvión, me alejé un poco de los programas y no traté de buscar la nota sino que la esquivé. Pero nunca dejé de trabajar: hice series de tevé, teatro y cine, más de 70 comerciales publicitarios, y trabajé como modelo en muchos de países tanto de Europa como de América. Hoy cada vez resulta más difícil trabajar en este medio sin ser conocido o famoso, pero es una relación que se da en simbiosis. Una ocurre por la otra. Empecé a decirle sí a las propuestas y a no juzgarme tanto, tal vez porque estoy más grande ahora, tengo un hijo, y pasé por algunas cosas fuertes y determinantes en la vida que te hacen dar cuenta que es lo importante verdaderamente y que cosas no lo son en el fondo, lo que hace que me tome las cosas de manera más relajada. ya no me incomoda tanto que me vean bailar en un programa, reír, llorar o pasar por algún momento particular.
—¿Cómo vivís la cuarentena?
—Me parece que se dan situaciones muy injustas, en las cuales algunos no pueden trabajar, cuando podrían hacerlo tranquilamente con el cuidado necesario, y otros, en cambio, sí pueden hacerlo cuando bajo ningún punto de vista su actividad reviste el carácter de necesaria, todo lo contrario. Se dan muchas situaciones incongruentes y hasta contradictorias, además de injustas. Resulta caprichoso e injusto que algunos no puedan trabajar cuando necesitan hacerlo porque ya no tienen sustento económico. Creo que es un momento para ser solidarios más que nunca, para dejar de mirarnos el ombligo y ser cuidadosos con el otro. Intento respetar la cuarentena en la mayor medida posible pero no me queda otra que salir a trabajar.
—¿Cómo te llevas con los elogios? ¿Alguna anécdota?
—A los elogios los recibo con total agradecimiento, pero trato de no engolosinarme y no creérmelo todo. Pero claro que le presto atención como también a las críticas. Yo también soy de elogiar: si alguien hace algo bien o se destaca, soy el primero en festejárselo, aún siendo competencia directa mía. Eso me lo enseño el salto en alto, en donde vos tenés que mejorar tu marca, sin estar viendo que hace el otro. Respecto a las anécdotas, me ofrecieron dinero muchas veces y me lo ofrecen día a día, eso es muy común hoy, más teniendo en cuenta la libertad de expresión que generan las redes sociales. También me ha pasado en vivo, pero fueron contadas ocasiones porque las personas, llegado ese punto, suelen tener criterio y se dan cuenta de que no vas a aceptar, y hasta podés tomarlo a mal.
—¿Te han ofrecido otras cosas?
—También te ofrecen viajes y otras propuestas desubicadas. Muchos creen que trabajar con la imagen es sinónimo de que estás a la venta. Hay un prejuicio y una cosificación en ciertas profesiones que incluso las hemos naturalizado y muchas cosas nos parecen muy normales aunque tal vez no debiera ser así. En mi caso, soy un tipo seguro. Si alguien se desubica uso una de las mejores herramientas: sonrío. Y con la mejor onda, rozando lo irónico, le digo: “Gracias, muy buena propuesta, pero no me interesa”. Trato siempre de ganar amigos y no enemigos. Creo que el respeto empieza por casa. Después si la persona no entiende por las buenas, que no me quiera conocer enojado, porque tengo paciencia, y mucha, pero cuando se me termina... ¡Run Forest!
—Hernán Drago también contó que pasó por lo mismo…
—Lo escuché el otro día y por la descripción que hizo de la situación, creo que la persona de la cual hablaba es la misma que también intento hacer una jugada conmigo muchos años atrás, y con varios conocidos del medio en aquellas épocas. Pero en mi caso no dijo que era a cambio de conseguirme un trabajo, sino que fue de manera directa, sin ningún intento de chantaje. Solo intentó hacer una jugada cuando yo iba por primera vez a Buenos Aires a hacerme un book de fotos, en un colectivo, de noche, con mi viejo a dos butacas atrás. Creo que todos tenemos derecho de encarar al otro, y si es con respeto está en todo su derecho a hacerlo, pero diferente es el caso de que quieran conseguir cosas a cambio de un trabajo. Hay mucha gente que pretende abusarse de los demás, algunos con lisa y llana manipulación, otros con promesas de trabajo y otros incluso intentando drogar a sus víctimas.
—Sos de Rosario pero viviste en el campo, y amas esa vida al aire libre. ¿Cómo fue tu llegada a Buenos Aires?
—Soy de Rosario, de la ciudad, pero pasé mucho tiempo de mi niñez y mi adolescencia en la localidad de Funes, un maravilloso pueblo rodeado de campos, como casi todos los pueblos del país, donde pude forjar una manera de vivir y de vincularme con la naturaleza que marcó para siempre mi vida. La vida simple, la tranquilidad, el amor por la naturaleza, los animales, los caballos, las bicis, el aire libre. El sentir de pueblo, más pausado, menos violento, aferrado a algunas costumbres. Mi llegada a Buenos Aires no fue fácil, tuve que separarme de mi hermosa familia que siempre me dio lo mejor que pudo y que fue mucho. Dejar a mis amigos, a mi novia, dejar la universidad (estudiaba en la UNAC De Rosario), dejar la vida cómoda, y a los 20 años cambiar radicalmente el modo de vida. Me concedieron una beca como deportista del equipo argentino de atletismo y así es como de un día para el otro me vi viviendo en el CENARD, en Núñez, entrenando día y noche doble turno, cambiándome de universidad, conociendo una ciudad nueva y gente nueva, estudiando teatro, haciendo castings de publicidades, y trabajando como modelo con Pancho Dotto. No me dio el tiempo ni la cabeza para poder procesar todo eso. El cambio fue de 180 grados, pero nunca dejé de ir a Rosario ni de hacer las cosas que me gustan. Fue muchísimo, pero sobre todo conté con el apoyo incondicional de mis viejos.
—Sos papá. ¿Cómo es la relación con tu hijo en esta época de pandemia?
—Soy papá hace casi 10 años. Con Mirko me pasé los primeros 70 días de la cuarentena en el campo, y ahora, en la ciudad, pasa una semana conmigo y una semana con la madre, aunque a veces no nos aguantamos extrañarlo y cortamos un día a la semana ese régimen para que pueda estar con el otro. Él está feliz porque nos adora a ambos y eso nos permite ser flexibles y escucharlo también a él, que ya está en edad de decidir un poco donde quiere estar. Esos 70 días en un lugar sin wifi, casi sin 4HG, sin televisor, y rodeados de animales y de verde, fueron de gran crecimiento de nuestro vínculo y de muchísimo disfrute. Te diría que es lo que más agradezco a esta situación tan desagradable que estamos transitando.
—Además de modelo y actor, también leí que sos abogado. ¿A qué rama del Derecho te dedicás?
—Empecé estudiando en Rosario y después de mucho esfuerzo logré terminar la carrera en Buenos Aires, representando al país en salto en alto con todo lo que implica el entrenamiento de alto rendimiento, trabajando mucho en el país y en muchos países de América durante todo ese camino, viviendo en Europa un tiempo y teniendo un hijo en el medio. Así que imaginate lo que me costó... Me desempeño en temas civiles y comerciales, y en el último tiempo estoy muy abocado a cuestiones de representación artística, desde el momento inicial de la negociación y el vínculo contractual, pasando por las etapas del desarrollo hasta su finalización y toda consecuencia derivada de cualquier incumplimiento.
—¿En algún momento pensaste en dejar el medio artístico?
—No, por el momento siempre he tenido mucho trabajo y además me gusta lo que hago. Sobre todo la actuación que me parece un desafío constante. Siempre digo en chiste: “¿Qué voy a hacer? si todavía me llaman… ¡es porque funciona!”. (Risas).
—¿Estás en pareja?
—No, estoy solo. Pero gracias a Dios no me hace falta nada. De todo se aprende. Y en este momento, trato de compartir mucho tiempo con mi hijo.
—Vas a ser parte de la serie de Maradona, cono todo lo que eso implica, ¿Qué te genera?
—Mucha expectativa y ansiedad. Maradona fue el mejor jugador del mundo de todos los tiempos, de eso no hay dudas. Desde el punto de vista personal, como todos nosotros, en cuanto a personas que somos, estamos llenos de luces y de sombras. Es un verdadero héroe cómo el de toda la literatura, porque el héroe está vinculado con la tragedia, con la traición, la desgracia, con el desatino, con el destino. Los héroes lejos están de ser perfectos. Si se pudiera medir la emoción generada por Maradona en algunos momentos puntuales -gol contra Inglaterra, por ejemplo-) podríamos cuantificar con números la importancia que tiene en los corazones de los argentinos, porque las alegrías que le dio a los argentinos no tienen comparación con casi nada. También lágrimas claro, pero nadie es perfecto.
—Vas a ponerte en la piel de Jorge Taiana, actual pareja de Claudia.
—Disfruto mucho de actuar, es lo que más me gusta, porque tiene que ver con tu personalidad, actuando ponés en juego muchas veces tu ser, tus emociones. En fin, con Taiana tenemos un parecido físico importante a pesar de la diferencia de edad. Siempre soñé con interpretar a un persona existente, sea que esté viva o no, porque podés verlo, podés “robarle” cositas, podés interpretar algunos de sus modismos, estudiarlo, tratar de entenderlo. En este caso no conozco a Jorge y si bien se ve que es un tipo muy reservado, pude ver algunas notas de él en internet como para analizarlo un poco. Lo noté un tipo sensible, inteligente y reservado.
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