“Lo malo del amor cuando termina son las habitaciones ventiladas; el solo de pijamas con sordina; la adrenalina en camas separadas. Lo malo del después son los despojos que embalsaman los pájaros del sueño, los móviles que insultan con los ojos; el sístole sin diástole ni dueño. Las maletas que llegan sin tu ropa giran perdidas por los aeropuertos; la pasión cuando pasa es una copa de sangre desangrada en el mar Muerto. Remendar las virtudes veniales, condenar a galeras los archivos; cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos…” (Joaquín Sabina).
La conductora peruana Laura Bozzo y el músico argentino Cristian Zuárez fueron pareja entre 2000 y 2017. Una vez separados, pasó un largo tiempo hasta que su ruptura se volviera mediática y repleta de ribetes escandalosos en torno a un reclamo de él, quien exige una “indemnización” por los años que estuvieron juntos. El hombre considera que la ayudó y colaboró en su carrera, mientras que la animadora descarta lisa y llanamente la cuestión, sintiéndose “chantajeada” por su ex.
En el medio, Zuárez dijo haber sido víctima de violencia doméstica de parte de Laura Bozzo. Contó intimidades e hizo circular videos de situaciones conyugales polémicas producto -según él- de distintos vicios personales de ella. Todo en un contexto muy mediático que llegó a la Argentina con fuerza y generó a su vez acciones legales de ambas partes, para evitar que uno hable del otro en los programas de nuestra televisión.
La conductora denuncia ahora a su ex por “calumnias, extorsión y difamación” en los tribunales de tres países: Estados Unidos, México y Argentina. Mientras tanto, Zuárez sigue afirmando que fue agredido por ella. En el cruce de las denuncias dirimen los pleitos los abogados locales Fernando Burlando, en nombre de ella, e Ignacio Trimarco, en nombre de él.
Según Zuárez, él se “cansó de llenarle los bolsillos de dinero” a la animadora peruana, y realiza todo tipo de acusaciones. Incluso, afirma que ella le fue infiel mientras estuvo presa dentro de una canal de televisión (durante tres años cumplió con un arresto domiciliario en un estudio, que era su hogar). También asegura que no se le permitió la entrada a México en un viaje reciente, quedando detenido durante nueve horas en la aduana a raíz de la supuesta influencia y contactos políticos de Bozzo en ese país. Según el músico, cuando la llamó para pedirle una explicación por lo que estaba viviendo ella le cortó el teléfono, lo que para él significó la comprobación de sus sospechas.
“Yo no estoy reclamando por haber sido el novio de Laura -asegura Cristian Zuarez-. Yo le estoy reclamando lo que construimos juntos durante tantos años, como programas exitosos que le han llenado los bolsillos. Yo soy la calculadora de Laura Bozzo que le ha sumado dinero, no que le ha restado. Había una gran confianza y, en ese entonces, lo mío era de ella y lo de ella era mío... Todo lo que iba a la caja sería nuestro y lo íbamos a poder utilizar, pero ella manejaba las cuentas y se compraba carteras y ropa cara. Yo nunca invertía el dinero”.
Mientras el argentino da notas explicando su reclamo, la conductora solo se remite a sus abogados o manda mensajes en clave a través de las redes: hace pocos días se grabó en su cuenta de Instagram cantando estrofas de la canción “Rata de dos patas” sumergida en una piscina climatizada, en clara alusión a su ex. “Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho”, reza la letra del tema musical que ella eligió, casualmente, en plena polémica.
Ex integrante de grupos musicales como Red y Complot, el argentino llegó a Perú con las primeras horas del nuevo siglo y conoció a la Señorita Laura -ya famosa por entonces en su país-, quien había terminado una relación de veinte años con un abogado llamado Mario de la Fuente, padre de sus dos hijas.
Se conocieron en un estudio de televisión cuando él fue a tocar a su programa con el grupo Complot, en el 2000. Se vieron a lo lejos y se llamaron mutuamente la atención. Laura en distintas entrevistas ha dicho que al principio no pensó que él le estuviera coqueteando de verdad, pero lo cierto es que la historia de amor entre ellos comenzó en ese entonces y duró casi dos décadas, a pesar de los prejuicios por la diferencia de edad: ella le lleva un cuarto de siglo a él. Tres años después de la separación estalló el conflicto mediático a raíz del reclamo económico del argentino.
Medios peruanos afirman que la relación terminó en pésimos términos cuando Laura descubrió una supuesta infidelidad entre su novio y su socia, Adriana Amiel. Él desmiente categóricamente el eventual engaño, afirmando que la relación amorosa comenzó después de separarse de Bozzo.
En el pasado, el hogar de Laura Bozzo durante tres años fue un estudio de televisión. Presa en su centro de trabajo, dormía, comía y hacía su programa desde el mismo lugar debido a un arresto domiciliario que le quitó parte de su vida. Del 2002 al 2005, Bozzo estuvo bajo investigación por presentar en televisión a Zaraí, la hija no reconocida del ex presidente peruano Alejandro Toledo. A raíz de haber sido acusada de recibir dinero de Vladimiro Montesinos, ex asesor presidencial peruano, le retiraron su visa para entrar a los Estados Unidos. Aún hoy no puede ingresar a ese país, en donde perdió la casa que tenía y, sobre todo, la carrera que había construido allí.
Volviendo al presente, la batalla legal entre Laura y su ex continuará dirimiéndose durante los próximos días, porque según Burlando los hechos son exactamente al revés de cómo los plantea el cantante. El letrado aseguró que la indemnización que originó el conflicto no podría proceder ya que el cantante se estaría “aprovechando” del éxito de ella: “Hay casos en el mundo donde algunas personas se aprovechan del éxito de la mujer y tratan de obtener algún tipo de beneficio económico, y me parece que se equivoca. Entendemos que ha recurrido a la amenaza y, tal como denunció Laura, pretende arruinar su carrera”.
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