Javier Calamaro sabe bucear por distintos géneros con una facilidad que muy pocos artistas tienen. Pasa del rock al tango, acomoda su potente voz a uno u otro y hasta se anima a hacer guiños a músicos que lo influyeron desde sus comienzos, como Queen o Charly García por ejemplo.
De todo eso se trata Cuarentennial, su nuevo disco grabado en un concierto por streaming que brindó en su casa en medio del aislamiento obligatorio decretado por la pandemia de coronavirus.
En una charla telefónica con Infobae -el contexto no deja margen para encuentros en persona-, contó en qué consiste su flamante trabajo, qué va a hallar el público al escucharlo y cómo fue la experiencia de tocar a distancia con su compañero Leandro Chiappe, entre otros temas.
“Aún no lo escuché terminado pero si vos me decís que está bueno lo voy a escuchar”, dice entre risas apenas comienza el diálogo. Inmediatamente analiza su álbum -que vio la luz el pasado 24 de julio- y manifiesta cómo se sintió al grabarlo. “Me reencontré con un lado creativo muy prolífico”, subraya.
- ¿Con qué se va a encontrar la gente al escuchar Cuarentennial?
- Con una experiencia única para mí y creo que en general para la humanidad, que es un artista haciendo su repertorio de una manera muy particular porque estábamos cantando con el “Chapa” (Leandro Chiappe), con quien toco hace 18 años y creamos juntos un montón de cosas y vivimos una cantidad interminable de aventuras, de noches eternas, de giras, escenarios y convivencias en giras... Pero ahora nos teníamos a nosotros solos y desesperados por hacer música.
Entonces, el reencuentro después de meses sin estar compartiendo la música, que para nosotros es sagrada, fue un momento mágico en el cual nos imaginábamos al público pero también nos imaginábamos a nosotros mismos. Estábamos ahí y, de golpe, al primer compás que sonaba ya sentimos como esa química, esa magia de toda una vida de estar juntos estaba ahí pero sin poder vernos...
Era una sensación tan potente y fuerte. Fue un momento muy esperado por nosotros. Y el resultado fue algo muy distinto a todo porque entre los dos hicimos una banda. Éramos dos tipos tocando pero poniendo la garra, la fuerza y la onda como si estuviésemos actuando en un escenario con el público adelante.
Esta suerte de show virtual o no sé cómo se llama esto, que catalogan inmediatamente como “recital por streaming”, lo que arrojó fue un resultado completamente distinto al de cualquier recital. Muchísimas más ganas de tocar juntos, de encontrarnos en la música y hacerlo de esa manera fue alucinante.
- Y se nota el entusiasmo en el disco...
- ¡Tal cual! Mirá, cuando lo edité, le saqué las partes habladas. Era una especie de catarsis, de compartir entre nosotros y con la gente también. Por suerte la persona que lo produjo, que no fui yo, tuvo la inteligencia de grabar todos los canales, que después me regaló. Esa fue la única vez que lo escuché porque todavía no lo escuché terminado. (Risas).
- ¿Cómo fue la elección del repertorio? Pasás de temas tuyos a canciones de rock de otros artistas y hay varios tangos...
- Lo elegí un poco por el “Chapa”, por eso en la portada del disco virtual aparece el nombre de él junto al mío. Ya desde el momento de elegir las canciones pensé en él. ¿Con qué otra persona en el mundo puedo mezclar tango, rock y mis canciones?
De hecho, nosotros tocamos 14 temas en el recital pero en el disco dejamos 10 porque hubo cuatro que doné para causas benéficas. Me pedían canciones y les dí canciones inéditas.
- Ya nombraste a Leandro Chiappe pero quería preguntarte cómo hicieron para entenderse en este concierto, dado que al tocar a distancia obviamente no es lo mismo que tenerse al lado, donde con una simple mirada pueden saber para qué lado ir. ¿Cómo manejaron eso?
- Mirá, en realidad fui muy práctico por esto que tengo de haber hecho muchos discos antes y muchas grabaciones. Para mi estaba claro que si no buscábamos un método de ensayar cada uno en su casa y ensamblarnos bien... Bueno, tenía claro que si no lográbamos eso el resultado iba a ser feo. No iba a ser lo que yo pretendía con mi estándar de perfeccionismo que tengo para mis propias cosas.
En las canciones que no son tango metí un loop en el medio para que los dos nos agarremos de eso. Un loop con un bajo, es como si te dijese el bajo y la batería, pero lo programé. Entonces, de esa manera, los dos íbamos a tocar sincronizados, sobre todo porque acá había un riesgo de que estemos un poco corriditos. Pero los dos estábamos agarrados de ese mismo loop, que en muy pocos casos era la batería y el bajo, digamos la base de la grabación original. La mayoría de los casos preparé algo para ahí. O sea, tal vez agarré el bajo del disco y le metí un loop medio electrónico...
Por ejemplo, para ”Este minuto” había visto un par de días antes de empezar a armar esto la película “Bohemian Rhapsody”, de Queen...
- Perdoname que te interrumpa. Te iba a mencionar eso justamente. Hay un guiño a Queen ahí...
- Claro, lo que pasó es que cuando vi en la película cómo grabaron los Queen eso, con sus propios pies y manos... ¡Grabaron uno de los ritmos más famosos de la historia contemporánea! Cuando vi cómo lo hicieron me dije: “Esto me lo tengo que apropiar por algún lado”. Y lo sampleé del disco y lo subí más rápido, al tempo de “Este minuto” y le agregué un corito góspel.
El hecho de tener que tocar a distancia también tuvo un proceso creativo muy chiquito porque todas esas bases que usamos para tocar las grabé en un día. Fue algo propio, lo hice para eso. Y el resultado es muy lindo, lo dejó al “Chapa” en un lugar en el que él solo por momentos parece una banda tocando y no se repite nada en ningún tema. No es que puse un loop y lo usé como metrónomo.
El resultado final terminó siendo muy interesante dado que tiene un valor propio. No estamos nosotros tocando la misma versión del disco. Nos tuvimos que inventar a la fuerza versiones únicas porque no había otra forma de hacerlo.
- La situación los obligó a eso.
- Claro, era como que estuvimos estrenando de alguna manera versiones. Las canciones no eran así, las reversionamos a la fuerza. No había otra cosa. Fue como un método para crear versiones de la única manera en que podíamos tocarlas cada uno en su casa.
Con los tangos no necesitamos ni mirarnos, ni estar juntos en un escenario o estudio. Cuando el “Chapa” toca el tango, yo me acoplo a su piano y los dos es como que formamos una misma cosa, la voz y el piano. Siempre fue así. Por eso llevamos 18 años tocando juntos. Hay una sincronía instantánea.
Los tangos que hacemos nosotros no tienen tempo. Hacen algo que se llama rubato. Mantiene un tempo y de golpe frena y cambia de tempo. Después vuelve a acelerar y vuelve a frenar. Son así porque siempre fueron así. La mayoría de los tangos los hacemos sin metrónomo, tempo ni nada. Los hacemos libres, como el libre albedrío del piano y la voz.
- Ya lo estábamos hablando. En el álbum hay varios guiños. A Queen en “Este minuto”, a Charly García en “Rezo por vos”, donde dejaste una frase que dijiste en el recital en vivo: “¡Qué viva para siempre el maestro!”; y también hay mucho tango. Me imagino que son todas influencias tuyas que las trajiste acá...
- Sí, absolutamente. Y me gusta reconocerlo además. Igual, en un repertorio limitado como pueden ser 10 canciones, faltan unos cuantos guiños más que por ahí los hago cuando estoy repasando algo de (Luis Alberto) Spinetta o en un concierto de tango salen una infinidad porque la mayoría son versiones. Pero sí, pasa un poco por eso. Me gusta hacer público el reconocimiento a los maestros, que por suerte fueron muchos.
- Hace pocos días cumpliste años y también anunciaste que serás padre nuevamente. ¿En qué momento de tu vida te encuentra este disco? Me imagino que muy feliz...
- Sí, por suerte la cuarentena nos trajo cosas muy alucinantes. Una hija que vendrá a fines de noviembre o principios de diciembre, un montón de inspiración... Me reencontré con un lado creativo muy prolífico en cuanto a la variedad de cosas también. Escribí muchas cosas que recité, que musicalicé, que hice en video... Así empezamos, haciendo toda una serie de comunicados y cuestiones extramusicales. Son como otras variables del arte. Y después me metí a reversionar cosas.
El pico más alto de eso está en “Milagro 2020”, que de hecho salió el mismo día en el que hicimos el concierto este, de donde salió Cuarentennial. Porque en realidad el título del disco simboliza un período de mi vida en el que muchas cosas hicieron efervescencia, sobre todo muchas cosas creativas: crear formatos nuevos para comunicarse, crear música, recrear versiones, crear una vida... De alguna manera, el disco está representando más un período que un concierto por streaming.
- Claro, un período que nos toca vivir a todos. Justo te iba a consultar por el nombre del álbum, que habla por sí solo y es un mensaje explícito a este tiempo. ¿Cómo llevás la cuarentena? ¿Te cambió mucho? A los músicos les faltan las giras y tocar en vivo, ¿no?
- Por un lado, extrañamos terriblemente las giras. No hay nada que suplante eso. Ese momento de la semana, de armar el bolso e irse a tocar, que puede durar uno, dos, tres, siete días... Eso no se suplanta con nada, lo extrañamos mucho. El escenario, el público adelante, la convivencia en las giras, que tienen hasta su propio ritmo de vida y su propia creatividad porque hemos compuesto grandes canciones en hoteles y en micros de gira. Todos los músicos creo, al menos todos los que yo conozco.
Y, por otro lado, hay que reconocer lo bueno que tuvo esto. Porque el momento de estar en casa por períodos interminables, que parecen eternos, también es como que me puso en una condición creativa muy distinta. Hay algo como en el biorritmo de estos tiempos. Alguien que está con las antenitas siempre recibiendo información para transformarla en una letra, en una música, en una creación... Es como que, de tanto estar en casa, la información llegó menos distorsionada por decirlo de alguna manera. Propició la creatividad en niveles muy tranquilos y contemplativos. Al bajar el nivel de ruido, estrés y de contaminación en la humanidad, bajó el nivel de interferencia también.
- Nos obligó a parar un poco la pelota, a ser más introspectivos con nosotros mismos. Ustedes, los artistas, ya de por sí tienen bastante de eso.
- Exactamente, lo que pasa es que acá eso se acentuó. El encierro me hizo vivir más intensamente cada día, poder profundizar más, poder meterme más en algo que estoy haciendo... O sea, arte al instante. Propició más eso, una de las buenas consecuencias de esto. Las malas saltan a la vista.
Pero es como que bajó el biorritmo, subió la concentración, la tranquilidad y la creatividad. La verdad es que generamos un montón de cosas, no sé cuántas colaboraciones hice esta temporada. (Risas).
- Desde el viernes 24 de julio el disco se puede escuchar en las plataformas digitales. ¿Saldrá próximamente en CD y/o vinilo?
- La verdad es que no lo pensé. Vengo desde el año pasado sacando las canciones por separado. Saqué “Euforia y furia” con Coti, después grabé con Charly García, hice una versión de “Quitapenas” con Ulises Bueno que falta muy poquito para terminar e incluso hicimos el video que no salió todavía, reversioné “Milagro”...
Tengo varias canciones más para terminar o continuar, algunas con invitados y otras sin pero no pensé en sacarlo todo, en juntarlo en un álbum. Probablemente ocurra pero no lo había pensado. Simplemente fue hacer una y después otra y otra... La necesidad de sacar cosas y compartilas.
- Por último, quería preguntarte: ¿Cómo creés que va a cambiar la industria de la música tras la pandemia?
- No espero más cambios en el sentido en que ya nos habían habituado a que los formatos físicos se fueron reemplazando en álbumes virtuales y después eso se fue transformando en plataformas que se quedaron prácticamente con la industria de los fonogramas, de las canciones grabadas y editadas.
Lo que sí espero es que vuelva a la normalidad la música como la conocemos. Para mí no existe una nueva normalidad, hay muchas cosas que nos quieren vender y tal vez logren vendernos a la fuerza algunas, pero no es que yo las vaya a aceptar. Para mí la única normalidad de la música, a la cual nos acostumbramos, queremos volver y creo que vamos a volver, es a salir de gira, pararse en un escenario y compartir un show con el público. Quiero creer que eso no va a cambiar. Lo que más nos involucra y lo más cotidiano para nosotros es eso. Y espero que dentro de poco vuelva a serlo...
Las canciones de Cuarentennial
“Este minuto”
“Tu poder sobre mí”
“Rezo por vos”
“Sueño con serpientes”
“Navegar”
“La última curda”
“Desencuentro”
“Malevaje”
“Yira Yira”
“Quitapenas”
SEGUÍ LEYENDO: