Los primeros cortocircuitos comienzan a hacer visibles en el Cantando 2020. Nacha Guevara, que es parte del jurado, no suele ser políticamente correcta a la hora de dar una devolución. Si algo la caracteriza, es su sinceridad. La manera de decir las cosas de frente, sin medir consecuencias sin importarle ni medir las causas. Por esto, es que varios de los participantes le tienen temor. El miedo a desentonar y que luego la artista no tenga piedad parece ser el mayor cuidado que quienes se paran en frente desean tener.
Por esto eso, es que en la noche del martes 28, cuando le tocó el turno a Lizardo Ponce, se atajó: “Estoy nervioso”, dijo apenas pisó el escenario. Luego, contó que varios amigos, como Yanina Latorre, Martín Cirio, Ángela Torres, entre otros, intentaron tranquilizarla antes de su debut, pero que las palabras de aliento no hicieron efecto. A esta altura, ya se vislumbraba una jornada compleja para el influencer y su compañera, Lucía Villar.
Acto seguido, hicieron una versión de Nada fue un error, del intérprete Coty Sorokin. Apenas terminaron, la primera en puntuarlos fue Guevara. La señora hizo una pausa, y arrancó: “¿Cómo lo digo? Lucía, tenés buena voz, pero para mí, todo esto fue un error”. Inmediatamente, sin más preámbulos, se vio el 4 que les puso como nota.
Allí intervino Ponce para exigirle explicaciones. Quería más precisiones y aquí empezó un ida y vuelta que no terminó de la mejor manera. “Me gustaría que me digas más, Nacha, así puedo mejorar para la próxima”, soltó con cara ofuscada y desafiante. Ahí intervino Ángel de Brito, uno de los conductores: “¡Para que pedís! Ahora se te viene…”.
Y si, lo que intuyó de Brito fue lo que pasó. Nacha agarró el micrófono y lanzó: “Estás muy enfocado en tu apariencia y en tu ego y jugas mucho con la pantalla, pero no interiorizas nada de lo que haces. Eso es un trabajo largo y requiere de una decisión que solo vos podés tomar. Mi consejo sería: andá hacia tu mundo interior, que es rico, pero lo desperdicias haciendo pavadas que no te sirven, como la comunicación artificial”.
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Del otro lado, Lizardo también dijo lo suyo: “¿De qué pavada hablas?, ¿Qué pavada hice recién? Yo elegí divertirme y con eso me alcanza” y Guevara le respondió: “Sos un chico joven que está en una búsqueda, y eso lo valoro. Pero tenés que ir a tu interior, buscar adentro tuyo. Hay muchos caminos y cada uno tiene que elegir el que le hace feliz. Si a vos te alcanza con el camino de divertirte, me parece perfecto, a mí no”.
Desde el público, intervino Latorre para defender a su amigo: “Me da risa todo esto, me parece duro para Lizardo, hacerlo sentír mal, porque vino acá, se expone, es una persona joven, divertida, con un montón de cosas a favor y no está bueno tratarlo de frívolo por querer divertir a la gente. Hay gente que amarga a la gente, él hace divertir”. En medio de este mensaje, mientras las cámaras tomaban a Ponce, se lo veía acongojado, con los ojos llorosos.
Ante este panorama, la actriz prefirió hacer un punto y no seguir haciendo leña del árbol caído. No emitió palabra y miró a los conductores como diciéndoles que continúen con el programa, que ella no quería meterse en ese juego. Ángel y Laurita Fernández le hicieron caso y le dieron paso a Karina, La Princesita y el resto de los jurados para que terminen de juzgar a la pareja que ya para esa altura, se encontraba envuelta en un manojo de nervios.
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