Desde que comenzó la cuarentena, Susana Giménez se ha mantenido lejos de la exposición mediática pero eso no quiere decir que no haya sido noticia. A mediados de mayo porque viajó a Uruguay para continuar con el encierro en su mansión de Punta del Este, La Mary. Unos días después, por el accidente doméstico que sufrió. Luego, por haber sido intimada por una deuda de más de tres millones y medio de pesos por los aportes patronales de su chofer.
Mientras tanto, ella sigue disfrutando de la naturaleza que rodea su enorme chacra junto a sus perros, las empleadas que la acompañan y su hermano, Patricio. A través de las redes sociales muestra algunos detalles de su intimidad en el país vecino. En esta ocasión, aprovechó el tiempo libre en la tarde del domingo para abrir el baúl de los recuerdos y el hallazgo de una vieja foto la puso nostálgica.
“Tantos días en casa, sin trabajar, ¡la cabeza no para! Y mientras hago cosas, los recuerdos, como en una película, van y vienen una y otra vez… Con todos los que hablo me dicen que les pasa lo mismo… ¡Serán los efectos colaterales de esta cuarentena! Bueno, quizás haya llegado el momento de ordenarlos”, escribió Susana en su cuenta en Instagram.
La diva publicó una vieja foto suya en blanco y negro: la imagen que utilizó para postularse a su primer casting como modelo. Por este retrato fue seleccionada y comenzó su carrera. La historia que sigue es conocida… Pero no todo fue tan fácil. Detrás de esta publicación hay una historia de sacrificio y superación que contó la propia Susana bajo el título “El día de la independencia”.
La conductora viajó en el tiempo y recordó su relación con Mario Sarrabayrouse, su primer marido y padre de su única hija, María Mercedes. Ella lo conoció cuando tenía 15 años: vivía en Beruti y Austria y él paraba en Rond Point con sus amigos. Dos años después ella quedó embarazada y se tuvieron que casar.
La relación entre ellos no era buena y la situación económica, bastante delicada: Susana se quedaba hasta las cinco de la madrugada cosiendo cuellos para los vestidos de lana, de moda por aquel entonces. Con ese trabajo mantenía a su familia. A pesar de los esfuerzos por continuar el matrimonio, las interminables peleas le pusieron punto final a la pareja. Este es el punto de inicio del relato de la diva en Instagram.
“‘Ok, a partir de ahora estoy sola para todo', ese era el único pensamiento en mi cabeza el día que decidí separarme del padre de Mercedes, mi hija. Sabía que no iba a ser fácil, en esa época nadie se separaba, nunca había trabajado, era muy chica… Hoy estoy convencida de que esa idea de ser independiente marcó mi destino para siempre”, escribió Susana.
En ese sentido, contó qué vínculo tiene todo esto con la foto que posteó: “Me postulé como azafata en varias líneas aéreas y dejé mi foto (esta que ven publicada) para trabajar como modelo en agencias de publicidad. El mismo día que me llegó la confirmación de una vacante en Aerolíneas Argentinas me llamaron para un casting. La primera era la promesa de un trabajo seguro, con un sueldo fijo. La de trabajar como modelo, una oferta mucho más divertida (siempre me encantó la moda) y con más posibilidades de crecimiento, pero infinitamente más arriesgada”.
Y concluyó, dejando las puertas abiertas a un segundo “capítulo” de esta historia: “Como ya saben, opté por la segunda. Ese día elegí un camino que en aquel momento jamás me hubiera imaginado… To be continued! #SuNovela #SusanaGiménez #Momentos #Carrera #Vocación #Mujer #Independiente”.
Tal como contó Susana, después de su separación de Sarrabayrouse comenzó con su carrera como modelo. En 1969 protagonizó la publicidad del jabón Cadum y el latiguillo que usó para la misma, “shock”, la lanzó a la fama. Fue un antes y un después en su vida y su carrera. A partir de aquel entonces dio el salto al cine y la televisión y unos años después, en 1974, llegó al teatro de revista, convocada por Gerardo Sofovich, que la terminó de consagrar como una diva.
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