La historia de amor de la Marcela Tinayre y Marcos Gastaldi comenzó en 1997. Fue ese año que aparecieron las primeras fotos juntos, disfrutando de una estadía romántica con el marco ideal que dan los lagos patagónicos.
Ni para ella ni para él era el primer matrimonio. Ella había estado casada con Ignacio Viale, padre de sus hijos Juana e Ignacio. Él tenía cuatro hijos: Camila, Valeria, Marcos y Santiago. Pero como dice la canción “el amor fue más fuerte”. La convivencia fue el siguiente paso. Cuando falleció Daniel, el adorado único hermano de Marcela, Marcos la acompañó en ese dolor. La lealtad entre ellos empezaba a ser tan fuerte como su amor. Se casaron en el año 2000 en Miami, un año después nació Rocco.
Marcela y Marcos fueron padres “añosos”. Él tenía 51 y ella uno menos, sin embargo gracias a la ayuda de la ciencia pudieron concebir. “Este es un hijo muy deseado, viene a unir a dos familias, la mía y la de mi esposo” contaba Marcela. Tuvo un embarazo y parto muy buenos. Fue una orgullosa Mirtha quien narró el nacimiento de su tercer nieto. “A las 12 y 10 de la noche me pasó a buscar mi nieto y alcancé a estar con Marcela antes de que la llevaran a la sala de partos. Estaba bárbara. A la 1 y 5 nació Rocco André. Es bellísimo. Pesó 4 kilos”. El bebé nació por cesárea y su papá presenció el momento con la camiseta de Boca puesta.
La relación se consolidaba. Rocco había traído alegría y un lazo que los uniría para siempre. Pero en abril de 2002 Gastaldi fue detenido acusado de estafas reiteradas supuestamente cometidas durante su gestión como uno de los dueños del Banco Extrader. Durante siete días se mantuvo prófugo hasta que fue arrestado al salir de la casa que compartía con su esposa en Barrio Parque. En el momento de la detención, una enfurecida y joven Juanita se abalanzó sobre las cámaras de televisión que cubrían la noticia reclamando que dejaran en paz a su padrastro.
Pese al escándalo, la sentencia y la detención, Marcela mostró su lealtad. “Marcos no es un trucho ni un estafador. El es el único que se quedó en la Argentina y pagó todo con su propio dinero. Y además, siempre dio la cara. Aquí estoy, defendiendo a mi esposo con todo lo que tengo. Que un hombre esté sospechado no quiere decir que sea una mala persona. Además, es un padre fantástico”. Además reveló que fue detenido al salir de su casa porque pasó a despedirse de su hijo antes de entregarse a la Justicia
Gastaldi cambió los sitios elegantes que frecuentaba por la celda 17 del módulo 1 B en el penal de Ezeiza. Lejos de “borrarse”, Marcela volvió a mostrar su lealtad. Lo acompañó estoica y lo visitó sin pedir o exigir tratamientos de estrella ante los férreos y a veces humillantes controles a las que se someten a las visitas. Cada lunes y viernes acompañada por Rocco y cada miércoles y sábado llegaba a las 9 y media en punto para comenzar su visita. Sin divismos se sometía la obligada requisa y con otros familiares de detenidos se subía al colectivo que indicaba “Visitas – Complejo Penitenciario Federal”. Permanecía con su marido hasta las 12, el horario permitido y luego volvía a su auto, tomaba la autopista para llegar a tiempo a conducir su programa Las cortesanas, por Canal 13.
Después de 26 días preso, Gastaldi recuperó la libertad. Los siguientes años hubo rumores de chispazos entre la pareja que ellos desmentían. Cuando Rocco cumplió ocho años decidieron “darse un tiempo”. Fue entonces que Gastaldi conoció a Sol Santamarina, una bella arquitecta, 24 años más joven. Hubo romance y la mujer quedó embarazada. Tuvieron una hija, Francesca. El mismo nombre que Marcela y Marcos habían pensado para su bebé si hubiera sido beba.
Lo que podría haber sido el “acta de defunción” de cualquier pareja, entre Tinayre y Gastaldi, sirvió según declararon para “refundar el amor”. Gastaldi se hizo cargo de su hija –previó examen de paternidad que no dejó dudas sobre la filiación-, rompió con Sol y volvió con Marcela
Una declaración de la hija de Mirtha resumió todo lo que pasaba: “Nos seguimos amando a pesar del tsunami”, “Pase lo que pase, siempre estaremos juntos”. Volvieron a convivir y a amarse, igual pero distinto. Lejos de una actitud posesiva o celosa, Marcela le dijo a su marido que debía estar presente en la crianza de su hija. Así fue. Una esposa leal sabe la importancia de un padre leal.
El matrimonio siguió adelante, con esa capacidad tan de los Legrand/Tinayre/Viale de mostrar hasta donde quieren mostrar. Se los veía juntos, sonrientes, comiendo sushi en algún lugar de moda o tomando unos tragos pero no daban notas ni protagonizaban portadas. Su vida privada era privada.
Pese al hermetismo, de vez en cuando surgían versiones de crisis, broncas y peleas en el matrimonio. Pero el matrimonio no confirmaba ni desmentía rupturas. Aunque Gastaldi no hablaba con la prensa, Marcela de vez en cuando hablaba de su matrimonio: “Siempre estuve junto a Marcos en momentos críticos. El tiempo va a demostrar que estamos muy bien como pareja”.
Hace unos años comenzaron a surgir rumores acerca de la enfermedad de Gastaldi. Mucho se decía pero nada se confirmaba. En alguna entrevista, la madre de Juanita había dejado entrever que Gastaldi tenía “momentos, pero es una enfermedad del mal. Es duro, muy duro. Es fuerte la situación”.
Solo hace unos meses, Marcela confirmó: “Hay que cuidar el cerebro, hay que cuidar mucho el cerebro. Mi marido tiene una enfermedad de Parkinson terrible”, explicó.
En la misma entrevista reveló que durante esta cuarentena se puso a ordenar y encontró “tres cuadernos escritos por Marcos, como si él hubiese sabido lo que se le venía. Páginas y páginas llenas de frases de amor hacia mí, a sus hijos, sobre los momentos difíciles que le tocaron vivir, de lo mal que lo había pasado. Una suerte de diario íntimo”.
Fue Valeria, la ex Bandana e hija de Marcos quien contó un poco acerca de cómo Marcela y su hermano acompañaban a su padre. “Marcela es muy natural. Nos hablamos un montón por el tema de mi papá. Yo lo cuido mucho y nos distribuimos las tareas con ella. Lo que nos está pasando es shockeante y muy fuerte”, djo y agregó “Mi hermano (Rocco) convive con él, papá vive con Marcela. Yo lo llevó a veces a mi casa para sacarlo un poco, para pasear. Viven juntos y lo cuidan”.
Ante la enfermedad y a pesar de estar divorciados, Marcela no desatendió al padre de su hijo. “Ha compartido muchísimo en mi vida Lo extraño y lo cuido mucho”. Y así fue, porque el amor es más fuerte pero la lealtad, también.
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