Para esta fecha, Inés Palombo tenía previsto estar participando del Festival Grec de Barcelona con la obra Valeria radioactiva, de Javier Daulte. Y el proyecto la tenía más que entusiasmada. Pero en marzo llegó la pandemia del coronavirus a la Argentina y, como todos, la actriz tuvo que resignarse a una vida en cuarentena. Sin embargo, gracias a sus estudios de Coaching Ontológico, no solo pudo afrontar con mejor ánimo la situación, sino que también logró encontrar una manera de seguir generando ingresos a pesar de la crisis que afronta la industria del espectáculo.
—¿Cómo tenías pensado tu 2020?
—El año pasado protagonicé Te pido un taxi con Nico Riera, en cine. Y este venía bastante tranquilo en cuanto a ficción, pero estaba con mi escuela de actuación, La frontera del teatro, y con la ilusión de irme a Europa y empezar una gira con una obra que amo. Pero pasó lo que todos sabemos y el festival se fue suspendiendo. De hecho, hace unos días fue mi cumple y se suponía que lo iba a pasar en Barcelona, pero acá estoy.
—¿Y cómo te afectó emocionalmente esto?
—Como soy coach, la verdad es que me lo tomé bastante bien. Yo trabajé mucho conmigo, que es lo primero que tenés que hacer para después poder trabajar con los demás. La pandemia y la cuarentena nos sacó la venda de los ojos. Y nos encontró con el mundo que creamos, con la personalidad que logramos hasta ahora, con la pareja que construimos.... No nos dejó hacernos los tontos. En coaching se dice “romper transparencias”. Y yo siento que pasó eso. Pero en mi caso, con todo el laburo previo que yo había hecho, siento que me agarró bien parada.
—O sea que no te quedaste en lamentos...
—No, de hecho, esa es la propuesta de mi trabajo en las redes: el aquí y ahora. ¿De qué me sirve pensar en lo que me perdí en el pasado o en el futuro tan incierto que tenemos? Lo único que nos queda siempre es el presente. Y pensar en eso es lo que a mí me hace estar bien. Hay momentos en los que me permito ponerme mal, pero la verdad es que son muy pocos.
—¿Cómo fue que se te dio por estudiar coaching?
—Yo venía trabajando en la escuela de teatro que tengo con Eliana González desde hace nueve años. Y llegó un momento en el que toda la parte actoral se vio influida por esto de empezar a estar para el otro en el teatro. Entonces me propusieron ir a una charla de coaching y la verdad que me enamoré. Fue hace cuatro años. Era una etapa muy fuerte de decisiones en mi vida. Y vi el poder del coaching en mí. Entonces lo quise compartir, así que me puse a estudiar sin imaginar que hoy, que no hay ficción, me iba a reinventar e iba a empezar a ejercer como coach por Zoom.
—¡Es genial!
—Yo creo que la pandemia tiene mucho de negativo que ya todos sabemos, pero también tiene algo positivo que tiene que ver con esto de usar la creatividad. A mí, particularmente, me permitió redescubrirme en el coaching. Y hoy estoy muy feliz acompañando a la gente en esta transformación tan poderosa que nos hizo reflexionar a todos. Yo ya tenía proyectos en ese sentido junto a un grupo, con el que también estoy trabajando online. Pero de, repente, se convirtió en mi fuente de ingresos y eso era algo que no estaba en mis planes.
—¿Y qué pasó con la escuela?
—También tuvimos que buscarle la vuelta y, ahora, damos clases online. De hecho, vamos empezar con un curso de adolescentes que es algo que nos pidieron mucho. Y estamos haciendo talleres que llegan a personas de todo el mundo. Tenemos alumnos de Ecuador, Perú, España y Colombia. Y esto, en otro momento, hubiera sido impensado. Por otra parte, ahora me llamaron para sumarme a un proyecto de actuación por streaming y también me pareció súper interesante como para reactivar mi actriz.
—Al mismo tiempo estás haciendo unos vivos solidarios de Instagram con tu novio, Nicolás Ugarte...
—Exacto: el proyecto se llama #Unamanoentretodos y lo hacemos todos los miércoles para ayudar a emprendedores. Inventamos un formato que simula ser un programa de televisión. Y la idea es hacerle una nota de diez minutos a cada uno para promocionarlos y, después, hacer un sorteo entre la gente que participa contestando las preguntas.
—¿Esto es completamente ad honorem?
—Sí: nosotros no ganamos nada, es solo para ayudar. Un día, charlando con mi novio salió la idea. Y los emprendedores están agradecidos. No sé cuánto les servirá, pero desde mi humilde lugar les doy un espacio como para que puedan hablar en un vivo y hasta romper con algunas barreras a las que antes les tenían miedo. Para nosotros es un laburo, porque también hay que producirlo. Pero nos da mucha satisfacción.
—Te tocó cuarentenear en pareja...
—Así es. No llevábamos muchos meses de novios cuando empezó esto, recién ahora vamos a cumplir un año de novios. Pero elegimos pasarla juntos y nos salió re bien. ¡Nos podría haber salido mal! Sabíamos que era una prueba, que era todo un desafío. Pero estamos re contentos porque nos hacemos bien. En definitiva, es complicado para todos: para el que está solo, para el que está en pareja y para el que está en familia.
—¿En estas cuestiones también aplicás el coaching?
—¡Totalmente! El coaching es para todo. A mí me contactan por temas de ansiedad, de pareja, de personalidad, de amor propio... Pero es tan poderoso, que después esas herramientas las usan para los diferentes aspectos de la vida. Así que yo creo que tendrían que empezar a implementarlo en las escuelas.
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