Coincidieron en Muñeca Brava y la química traspasó la pantalla. Natalia Oreiro y Facundo Arana supieron cómo transformarse en una de las parejas por excelencia de la pantalla chica. La novela que se emitió por Telefe entre 1998 y 1999 se transformó en la cita obligada de todas las tardes. El tiempo los volvió a juntar años después en el Trece, donde llevaron adelante, con la misma pasión, Sos mi vida, entre el 2006 y 2007.
En un vivo de Instagram, Oreiro y Arana se reencontraron virtualmente. Recordaron anécdotas y, por enésima vez, respondieron si volverían trabajar juntos: “Me lo preguntaron 75 mil veces. A toda y cada una de las personas que me lo preguntó, le dije que en el mismísimo momento en el que me llegara la propuesta diría que sí, y gratis…” Enseguida, Natalia lo interrumpió: “No digas eso. Hagamos una cosa: yo también digo que sí, y que voy a cobrar por mí y por Facundo”.
Lo que siguió fue el recuerdo del año pasado, cuando ella lo llamó a él en medio de un show que estaba dando en Rusia. El actor no sabía, fue una sorpresa y lo revivieron con gran alegría y felicidad.
En un momento de la charla, se pusieron a revivir viejas historias. Fue en ese momento en el que la actriz sorprendió con una que hasta el día de hoy mantuvieron en secreto: “¿Y si saltamos a Sos mi vida?”, fue el puntapié, para luego seguir: “¿Puedo contar la anécdota más fuerte de Sos mi vida?”
Con el visto bueno de su invitado, empezó: “Monita y Martín –nuestros personajes- tenían que volar, entonces hicimos una simulación. Nos ponen a ambos en un avión, en tierra firme, nos pusieron por afuera unas telas verdes, que se llaman croma, porque a través de eso cambian, digitalmente, lo verde por imágenes que quieran y, estando ahí adentro, me dice Facundo Arana Tagle: ‘Si yo hago el curso de piloto, y me dan el carnet, ¿vos te animás a volar conmigo para la novela? Y yo dije: ‘¡Obvio!’, pensado que ni en pedo ibas a poder hacer el curso y que mucho menos te iban a dar el carnet antes de que terminara la novela”.
A continuación, detalló como el actor trabajó a destajo para lograr su objetivo. No descansó hasta poder cumplir con su palabra. “Desde el día que me lo dijo, Facundo empezó a tomar clases todos los días. Terminaba de grabar y se iba al aeródromo. Así estuvo durante dos meses para poder tener las horas de vuelo necesarias para que le dieran el carnet. Un día viene y me dice: ‘Me dieron el carnet, ahora grabemos’, mientras lo abanicaba. A los dos días grabamos ese escena”, recordó.
Sin embargo, este increíble episodio no concluyó ahí. Llegó el momento de filmar, de poner en práctica la promesa. “Me acuerdo que Adrián Suar te dijo: ‘Pero cómo no, Facundo. Dale grabemos’. Nos fuimos, pusieron unas cámaras chiquititas adentro, estábamos en una avioneta solos, sin más que nosotros dos, otro helicóptero de tus amigos, locos como vos, que nos seguía por afuera tomando imágenes también. Así despegamos”.
Lo que siguió, fue una confesión de la uruguaya: “Te tengo que confesar que a partir de ese momento, yo le tengo pánico a volar”. Facu la interrumpió: “¡No! No te creo. No, eso es mentira”.
Acto seguido, ella sumó más detalles: “Si, me agarró como un subidón. ¿Vos te acordás que se nos había roto la caja de comunicación? Que en un momento perdimos la comunicación. Vos me dijiste, como si nada: ‘Uy, se rompió la caja de comunicación’ y yo te dije: ‘Bajá, bajá, bajá…’
“Qué divertido. Lo que nos divertimos. ¿Sabés qué? La sensación de confianza. Eso es lo que rescato y lo que me llevo para siempre. Fuiste mi primer pasajero…”, dijo Arana y Oreiro acotó con humor: “Por suerte no fui la última”.
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