María Fernanda Callejón volvió el lunes a Polémica en el bar después de haber estado internada por intoxicación el fin de semana junto a su marido, Ricardo Diotto, y su hija, Giovanna, por haber inhalado monóxido de carbono. La familia tuvo que permanecer un día internada en el sanatorio La Trinidad de San Isidro y, tras una evolución favorable, el domingo recibieron el alta y pudieron regresar a su casa.
Desde allí, ya que los integrantes de Polémica en el bar realizan el programa vía streaming porque su productor general dio positivo por COVID-19 la semana pasada, contó detalladamente qué sucedió desde el sábado pasado.
Según su relato, hace unos 20 días se rompió la válvula de la estufa tiro balanceado que tiene en el living de su casa. Precavida, en vez de comprar otra válvula Callejón prefirió cambiar todo el equipo, ya que el que se encontraba en su casa tenía varios años. Lo hizo a través de Internet, a un supermercado mayorista, pero nunca le llegó, a pesar de haber realizado varias quejas.
“Como no llegó, Ricky compró otra, pero no había de la misma marca, entonces tienen salidas distintas. Lo compramos igual, le avisamos al gasista y el viernes a la tarde lo instaló de la mejor manera. Yo estaba en el living haciendo la tarea con Gio mientras colocaban la estufa cuando viene Ricky desde afuera y dice ‘chicas, acá hay humo’. El gasista estaba ahí: inmediatamente abrimos todos los ventanales”, explicó.
La actriz contó que no sabe si el humo al que hizo referencia su marido tenía algún vínculo con el monóxido de carbono (N. de la R.: este gas no se puede percibir a través de los sentidos) o si estaba relacionado al propio trabajo de instalación del artefacto. De todas formas, el gasista concluyó su trabajo con normalidad y aquel detalle quedó en el olvido.
Callejón se adelantó algunas horas en su relato hasta llegar al viernes a la noche, después de cenar una picada con su marido y su hija, cuando empezó a sentir un malestar estomacal, dolor de cabeza y “palpitaciones en la carótida”: “No lo vinculé (con la estufa). Fuimos al cuarto, que queda a unos ocho metros de donde está la estufa. Ricky también se sentía medio mal, me dijo ‘no sé qué tenía la picada’. Cuando nos estamos por ir a dormir Gio se va a lavar los dientes y me dice ‘mamá, tengo gomito’. Ella le dice así… Quería vomitar. Pero no vomitó. Fue un hecho tan chiquito que no le dimos bola y nos fuimos a dormir”.
“Ricky no deja nunca la estufa ni siquiera en tiro balanceado, y esa noche la dejó prendida. Antes de dormir cierro la puerta del cuarto y prendo el (aire acondicionado) ‘frío-calor’ suavecito. O sea que si no hubiese cerrado la puerta, no sé qué hubiese pasado… El monóxido hubiese entrado a mi cuarto”, recordó.
“En un momento a la madrugada me levanto con sed. Ahí vuelvo a tener palpitaciones. Me acuesto de nuevo porque estaba como muy dormida. Y me levanto con un codazo en la boca. ‘Mamá, tengo sed. No tengo mi baba’, me dice (Giovanna). Yo estaba dormida, pensé que estaba soñando. Ricky no estaba, se había levantado una hora antes y estaba al lado de la estufa tomándose unos mates. Lo llamo a Ricky y me dice que se sentía mal. Le digo ‘mirá, Gio también’. Y ahí ella vomita”. En este instante del relato Callejón hizo una pausa, conmovida por el recuerdo: si no hubiese sido por su hija, probablemente no se hubiesen dado cuenta de la gravedad de la situación.
“Pude reaccionar después de su vómito. Ella sufre como un pequeño desmayo y ahí fue que nos dimos cuenta”, explicó. Ella y su marido no recuerdan con precisión cómo, pero se subieron al auto con su pequeña y fueron hasta el sanatorio La Trinidad. Hasta ese momento, todavía no sabían qué era lo que había sucedido.
En ese sentido, contó: “Me doy cuenta cuando me sacan sangre y me dicen que tengo monóxido de carbono. Quiero aprovechar para decir que mi hija nunca entró en estado crítico. Sí estuvimos en una zona de terapia intensiva porque por estas cuestiones del protocolo de la clínica no quieren tener circulación en ciertos sectores. Nosotras dos estuvimos en el mismo lugar pero Ricky en un cuarto abajo. Fue muy difícil porque tenía que asistir a mi hija y yo estaba como (hace gestos manifestando que estaba en un estado de confusión)”.
“Ella se asustó mucho apenas llegó pero cuando le sacaron sangre ya fue todo ‘la vida es bella’. Nunca nos sacaron las máscaras de oxígeno, entonces te va bajando… Nos dieron agua y después nos llevaron a la cámara hiperbárica. Y de ahí nos trasladaron a La Trinidad de Capital, en ambulancias divididas”, dijo Callejón. Este último hecho le molestó en su momento porque quería que estuviesen todos juntos, pero no hubo opción porque tienen obras sociales distintas.
Muy emocionada, sin poder evitar las lágrimas, aseguró: “Los vómitos de la gorda para mí fueron una bendición. No la contábamos… Después nos enteramos de que había un aparatito, no sé si es caro o barato, que marca el monóxido. No tenía la menor idea de que existía”.
Giovanna, su “heroína”, como ella misma la llamó, hizo su aparición en Polémica en el bar, saludó a los compañeros de su madre y se retiró. Ella, todavía sensibilizada por todo lo ocurrido, concluyó: “Estoy muy emocionada de estar viva”.
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