María Fernanda Callejón, su marido, Ricardo Diotto, y su hija, Giovanna, recibieron el alta médica y ya se encuentran en su casa, después de haber permanecido internados un día en el sanatorio La Trinidad de San Isidro por haber inhalado monóxido de carbono.
Según pudo saber Teleshow, el cuadro de intoxicación que presentaron en su ingreso al centro médico evolucionó favorablemente. Por ese motivo, y también para evitar una exposición innecesaria a un posible contagio de coronavirus, recibieron el alta el domingo a la tarde y la familia continúa recuperándose en su casa.
La actriz, el músico y su pequeña de cuatro años se retiraron del sanatorio conservando el bajo perfil que los caracteriza y sin hablar con la prensa que se encontraba en el lugar, con el objetivo de llegar a su hogar lo más rápido posible. Se retiraron por sus propios medios, indicó un móvil de Crónica TV ubicado en la puerta de La Trinidad.
“El dato alentador es que los tres están bien, a pesar de que la pequeña Giovanna, una vez internada, debió ser derivada a una cámara hiperbárica para su tratamiento. Vivieron un momento muy traumático por el hecho de internarse y, justamente, por el miedo adicional de la cuarentena”, aseguró el cronista de la señal de noticias.
A través de su cuenta en Instagram, la actriz subió una foto con Ricardo y Giovanna, en la que se los ve a los tres asistidos por un respirador en el centro médico. Junto a la imagen, publicó un sentido mensaje: “¡Aquí estamos los tres vivos! Agradecemos a mi hija Giovanna, nuestro verdadero ángel. Si no hubiese sido por vos, hijita, distinta hubiese sido la historia. Queremos agradecer a todos por el amor y fundamentalmente a todo el equipo del Sanatorio de La Trinidad de San Isidro, que nos salvó la vida”.
La cámara hiperbárica es un instrumento que sirve para proporcionar al paciente oxígeno medicinal al 100 por ciento que ayuda a tratar y mejorar diferentes patologías. En este caso, sirvió para “limpiar” el monóxido que ocasionó la intoxicación de la pequeña.
En diálogo con Teleshow, Callejón confirmó que unos días atrás habían instalado una nueva estufa en su hogar: “Era nueva, de tiro balanceado, y la instaló un gasista matriculado. Pero se ve que algo se filtró, explicó. El sábado los tres se despertaron con malestar y rápidamente se dirigieron al centro médico para ser asistidos por profesionales”.
Desde el centro médico, mientras permanecían internados, Callejón contó: “Estamos los tres juntos, intoxicados por monóxido de carbono. Tenemos una intoxicación severa pero estamos fuera de peligro. Gracias a Dios estamos bien”.
Callejón se había sumado a mediados de mayo a Polémica en el bar, por América. A raíz del test positivo de coronavirus del productor general del programa, desde el viernes se empezó a transmitir el ciclo vía streaming desde las casas de sus integrantes. Ante este problema de salud, la actriz probablemente se tomará unos días para recuperarse y luego poder reintegrarse al equipo -virtualmente, claro-.
En la Argentina se calcula que hay aproximadamente unas 200 muertes por año a causa de intoxicación por monóxido de carbono. “Es una de las intoxicaciones más difundidas en todo el mundo y una de las más subdiagnosticadas”, explicó la médica toxicóloga Silvia Cortese (MN 68057) en diálogo con Infobae, en mayo pasado.
Gran parte de los casos de este tipo de intoxicaciones están relacionados con el uso de artefactos inadecuados o el deficiente funcionamiento de equipos a gas, ubicados en ambientes no aptos, mal ventilados o con las rejillas que liberan monóxido de carbono tapadas. ¿Cómo se propaga en el hogar esta sustancia que puede resultar mortal para el ser humano? A partir del uso inadecuado de braseros, quemadores de gas con la entrada de aire primario reducida, la acumulación de hollín u otro material en el quemador o conducto de venteo o la insuficiente ventilación del ambiente.
El monóxido de carbono es altamente venenoso y no se puede detectar a través de los sentidos: no se huele, no se siente, no se ve y tampoco produce irritación en los ojos o la nariz. Por eso se lo llama “asesino silencioso” y también el “gran simulador”, porque comparte síntomas con la gastroenteritis y distintas afecciones cardíacas o neurológicas, lo que puede confundir el cuadro a la hora del diagnóstico y correcto tratamiento médico.
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