El video es desgarrador desde su simpleza. A partir de lo que transmiten los gestos y los silencios, todavía más que las palabras. Y sobre todo, es desgarrador en la ausencia.
Tití Fernández y Nora Bernardes están sentados a la mesa de la cocina de su casa. Es de noche, a minutos de la madrugada. Se ve una pequeña torta con dos velitas que forman el número 33. Y dos copas. Empieza Títi: “Hoy Sole cumpliría 33 años. Sole no está”.
María Soledad Fernández es su hija (en estas líneas se hará caso a omiso a cualquier imposición que ordene escribir “era su hija”). El 1 de julio de 2014 tenía 26 años cuando el auto en el que viajaba con dos personas por la ruta BR-381, yendo desde San Pablo a Belo Horizonte en pleno Mundial de Brasil, fue embestido por otro coche. Luego de dar varios tumbos el Fiat Doblo alquilado cayó por un barranco de unos seis metros. Sole murió. Un año después, el hombre que provocó el accidente -estando al mando del otro vehículo- fue condenado a cinco años y tres meses de prisión.
El tono firme por la templanza que otorga enfrentar las cámaras desde hace décadas: Tití continúa su relato en el video. “Pero Sole no cumple sola: Norita cumple también. Porque Norita la trajo a Sole. Hasta el día que nosotros no estemos vamos a festejar con Sole”. Gira entonces la cabeza y encuentra a Nora con la mirada perdida en el endeble fuego de las velitas. Le toca la cara: “Arriba, con una sonrisa, como querría Sole -le pide el periodista a su esposa-. Sole, feliz cumpleaños. Te queremos mucho, te extrañamos mucho. Mami te extraña mucho. Estuvo todo el día pensando en vos. ¿No?”.
Nora asiente con la cabeza. Deja escapar un “sí...”. “Bueno, mandale un beso grande a la nena, con la mejor sonrisa que tengas”, le pide, le ruega... la anima su marido. “Sí...”. La mujer suspira, toma aire, recobra fuerzas: “Nada... feliz... feliz cumpleaños, hiji. Sabés que mami... no sé, hasta que me muera, voy a estar con vos”. “Con una sonrisa”, insiste Tití.
El panelista de Bendita muestra un cuadro que les regalaron: un colorido retrato de Soledad. “Mirá qué lindo lo que me mandaron: acá está la negrita, con la sonrisa de siempre. ¡Feliz cumpleaños, Sole!”. Nora observa la imagen: “Feliz cumpleaños, hiji”, dice. Y en el amparo de esa cocina, en el refugio de su casa, los dos cantan el feliz cumpleaños. Alzan sus copas y brindan.
El video fue compartido por Títi en sus redes sociales, acompañado por un breve texto: “Norita necesitaba hacer este festejo y por supuesto yo la acompaño -explicó-. Quería apagar las velitas con el 33, que eran los años que hoy hubiera cumplido nuestra Sole, y lo hacemos. Un beso enorme hija. ¡¡¡Te queremos, te extrañamos!!!”. Y acompaña con dos hasthag, grabados a fuego en el corazón y la memoria: #teamamos y #nuncatevamosaolvidar.
En apenas unas horas la grabación tuvo 41 mil reproducciones en Instagram y muchas más en Twitter: 306 mil, y contando. Las visualizaciones aumentan de manera exponencial al igual que los comentarios cargados de cariño de sus seguidores. Semejante repercusión convirtió a Tití en trending topic.
Porque el video es desgarrador en su simpleza, en los gestos, los silencios, la palabras. Y en el dolor. Pero Nora y Tití (que pronto se convertirán en abuelos de una nena a la que sus padres bautizarán Sol, en sentido homenaje) comprenden que deben honrar la vida. La de Sole. La que compartieron con ella. Y hacerlo con una sonrisa. Les salga como les salga.
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