Parece mentira que hayan pasado tantas cosas desde que se grabó la segunda temporada de Bake Off Argentina, a mediados del año pasado, hasta su emisión por la pantalla de Telefe. Se descubrió que la ganadora cometió fraude, el premio finalmente fue para el que quedó en segundo puesto, la conductora no pudo estar presente en el momento definitorio porque unas horas antes había dado a luz, y una pandemia cambió la vida en todos sus aspectos. Pero sucedió. Y que la producción haya descalificado a Samanta Casais por mentir en su declaración jurada de ingreso fue “la decisión correcta”, según el mejor pastelero amateur del país, Damián Pier Basile.
El festejo del rosarino de 31 años fue bastante distinto a como lo hubiese imaginado: solo, en su casa, tomando champagne con más de 20 mil personas acompañándolo a través de su transmisión en vivo vía streaming. Sucede que el fin de semana tuvo que viajar a Buenos Aires para participar de la grabación del mensaje que se emitió en la final, en el que los tres integrantes del jurado de Bake Off les comunicaron a él y a Samanta la decisión de descalificarla a ella y, por lo tanto, consagrarlo campeón del certamen. De regreso en su ciudad natal, debe cumplir con la cuarentena obligatoria.
“La semana pasada la gente de la producción me dijo ‘por favor necesitamos que estés el sábado en Buenos Aires, te vamos a buscar y te llevamos a un hotel para que estés tranquilo y llegues a horario’. Me dijeron que no tenían ninguna decisión tomada pero yo algo sospechaba porque no me iban a hacer ir sin ningún motivo”, cuenta Damián a Teleshow, todavía movilizado por todo lo que ocurrió en los últimos días.
—¿Qué sentiste en el momento en el que el jurado te declaró ganador?
—Se me cruzaron un montón de cosas por la cabeza… Tenía los nervios de tener que enfrentarme nuevamente a las cámaras, ver al jurado, que los adoro y los aprecio, y enfrentarme de alguna manera cara a cara con Sami después de haber pasado por todo lo que pasamos. No fue el nivel de euforia que hubiese tenido si se daba todo de otra manera, sin embargo estoy muy feliz de que haya sucedido.
—¿Creés que se hizo justicia con la decisión de la producción?
—Fue la decisión correcta por lo que vimos todos. Se dijeron muchas cosas en las redes. Ella nunca fue profesional pero cometió el error de omitir ciertas cosas y eso fue lo que la dejó afuera, pero eso no la hace mala pastelera ni mala persona ni muchas otras cosas que han llegado a decir.
—¿Te sentiste traicionado por ella?
—Traicionado es una palabra muy fuerte. Lo que sentí cuando empecé a enterarme de las cosas que se decían (N. de la R.: en referencia a la experiencia laboral de Samanta como pastelera profesional) fue como ¿qué pasó? ¿cómo termina esto? ¿estoy segundo o primero? ¡aclárenlo! Me puse un poco ansioso al principio, pero la producción siempre se manejó bien, por eso finalmente terminó todo bien.
—El año pasado cuando el jurado la eligió campeona a ella se dieron un abrazo pero en el mensaje grabado el fin de semana hicieron un “choque de codos”. ¿Fue por el coronavirus o no había intenciones de abrazarse como antes?
—Si nos hubiésemos podido abrazar nos hubiésemos abrazado. Ya está. Hubo un error y se arregló, no creo que nos tengamos que pelear ni tener algún tipo de rencor ni nada.
—¿Ayer hablaron después de la emisión de la final?
—Sí, pudimos hablar y aclarar las cosas. Ayer hablamos un poquito por WhatsApp y está todo bien. Pasaron un montón de cosas pero eso no quita que hayamos estado en el mismo lugar cumpliendo un sueño y compartiendo un montón de cosas, más allá de todo lo que se ve en la tele. Nos pasamos horas y horas, desayunábamos, almorzábamos, merendábamos y tomábamos mate todo el día. Compartimos conocimiento y recetas. Ya se aclaró todo y es ‘al cuete’ seguirla. Ella se tomó muy bien la charla que tuvimos porque cuanto mejor nos llevemos me parece que es mejor, no vale la pena ahora tener una especie de pelea. La idea fue hacer las paces. Decir “listo, ya está todo aclarado, el día de mañana será una anécdota, ahora a disfrutar de la pastelería, que los dos amamos tanto”.
—Se te ve muy tranquilo y centrado a pesar de todo lo que pasó. A Agustina Guz, con quien entablaste una gran amistad en el programa, se la notó mucho más enojada en un audio suyo que se filtró…
—Yo también me lo había tomado medio mal pero lo entendí. Son arranques del momento, y sé que a Agus también le pasó eso. Ella trataba de poner paños fríos y calmar las cosas. Me decía “acordate que fue nuestra compañera”. Agus también tuvo su parte en todo esto.
Las versiones sobre su experiencia laboral
Al “programa más dulce de la televisión”, como Paula Chaves bautizó al ciclo que condujo, lo acompañó el rating a lo largo de toda la temporada. Y también los comentarios en las redes sociales: todos los domingos a la tarde, antes del comienzo del programa, “Bake Off” ya era trending topic en Twitter. Los fanáticos del reality lo vivieron con mucha emoción y pasión, como si hubiese llegado en el momento justo, en medio de la cuarentena, para llenar el vacío que dejó el fútbol.
Y al parecer a la hinchada virtual no le alcanzó con los fuertes mensajes que algunos le dedicaron a Samanta, ya que después de la consagración de Damián comenzaron a acusarlo a él también de supuesto fraude. Lo hicieron a través de la publicación de fotos de un emprendimiento de pastelería del rosarino, a través de una cuenta en Instagram bajo el nombre “Keik”, que cuando ingresó al reality cambió por “DamianBakeOff”.
Pero las reglas son claras. El contrato del reality, al que tuvo acceso este medio, indica que “se entiende como pastelero y/o panadero aficionado aquella persona cuya principal fuente de ingresos no provenga de la actividad de la pastelería y/o panadería”. Este es el caso del rosarino: “No tuve ningún tipo de negocio. Simplemente en mi tiempo libre aprovechaba para vender tortas en el horario que me sobraba después del trabajo, que es algo que está totalmente permitido, lo hacíamos todos. Solo le puse un nombre de fantasía al Instagram para no poner ‘soy Damián y vendo tortas’. Es tan simple como entrar a Google Maps y poner la dirección que figuraba en la cuenta y van a ver que es el monoamiente donde yo vivía, en donde de vez en cuando hacía alguna que otra torta. Además, esas tortas tienen una humildad que no sé cómo pueden suponer que yo tenía un negocio…”
Los haters de las redes también destacaron que él había hecho un curso de pastelería antes de ingresar al reality. Una vez más, se debe recurrir a las reglas, que indican que estaba prohibida la participación de personas que hubieran “cursado una carrera vinculada a la pastelería y/o panadería que otorgue un título oficial dentro de los dos años anteriores” al ingreso al programa. Al respecto, Damián explica su experiencia: “Había hecho algún curso para aficionados con Eileen Schmidt, que es de Rosario y es amiga de mi familia. La conocí por asados con gente en común, no es que fui a una academia a estudiar ni mucho menos. Era algo muy tranquilo que se hacía en su departamento. Hacíamos cosas ricas, nos sentábamos, poníamos café y limonada y hacíamos una charla con todas señoras mayores y yo. Yo conté todo cuando entré al programa porque eso que hice no fue algo oficial, era totalmente amateur”.
Pasteles, amistad y deudas
“El año pasado ella estaba conduciendo un programa de cocina y me invitó a colaborar con ella un día. No sé por qué estaba tan nervioso, ¡fue después de Bake Off! Tengo los mensajes de cuando pedí permiso para ir -por las dudas-, y me lo dieron”, asegura Damián.
Aclarados todos los pormenores, ahora viene lo más importante: dejar atrás los problemas y mirar hacia adelante, donde se avecina un futuro prometedor en la pastelería, su gran pasión, y un proyecto con la gran amiga que le dejó Bake Off, Agustina. A través de las redes ya están promocionando “DeAdos”, un espacio en el que darán clases online junto a reconocidas figuras del rubro.
“Somos conscientes de que se nos abrió una puerta y nos llegó un montón de reconocimiento, pero hay mucha gente que es profesional y trabajó toda su vida para poder lograrlo así que queremos incluirlos a ellos también y darles un espacio para charlar con la gente. También queremos divertirnos con la gente que nos acompañó, porque les debemos mucho”, señala.
De los 600 mil pesos de premio solo destinará una parte menor a este proyecto. Porque a pesar de haberse consagrado en un reality de televisión, Damián no está exento de los problemas de la mayoría de los argentinos: “La plata me viene bárbaro para pagar deudas”.
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