Coco Sily: “No es momento de priorizar la grieta; estamos agarraditos de la mano, tratando de no caernos”

"Me tranquiliza que haya un Estado presente", afirma el conductor en esta charla con Teleshow en la que presenta a sus perras, habla de su nuevo amor y comparte cómo vive la cuarentena

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Coco Sily: "Me tranquiliza que haya un Estado presente"

“Extraño mucho atorrantear”, lamenta Coco Sily, que pasa la cuarentena con sus dos caniches recién llegados a su vida, Perón y Olivia. El actor cumple con el aislamiento en su casa en pleno Caballito: solo sale para las necesidades esenciales y para ir a la radio. “Es contradictorio: por un lado, me encantaría quedarme encerrado; por el otro, salir me hace bien al alma”, explica el conductor de Código Sily.

A tono con la época, el humorista tiene en cartel La súper cátedra en cuarentena, su unipersonal online en vivo, los sábados a las 22. “La primera vez me clavé tres whiskys, después pude relajar”, cuenta Coco, que además se anima a hacer una recomendación a su público, para sumarse al plan desde casa: “Arreglate, ponete linda o lindo, y tipo 21.15 prepará una picadita para manotear mientras mirás el show”.

Con más de 100 días de confinamiento encima y más restricciones en esta nueva etapa, que comenzó el 1 de julio, Coco Sily dice que lo tranquiliza que los argentinos enfrenten la pandemia con Alberto Fernández como presidente, aunque no es época para la grieta. “Hoy, tenemos que ser todos hermanos”, sentencia, en esta entrevista con Teleshow.

Coco Sily con Perón y Olivia, en su casa
Coco Sily con Perón y Olivia, en su casa

—¿Cómo estás llevando esta cuarentena?

—Como puedo. Por momentos para atrás, por momentos te agarra una excitación... Es raro. Estoy cuarenteneando con la posibilidad de ir a la radio. Eso libera bastante mi mente. Pero extraño ir a comer afuera, salir a tomar un whisky. Toda mi cosa social, desapareció.

—¡La estás rompiendo en el teatro!

—¡Jamás me imaginé esto! Se le ocurrió a la gente de Plateanet. Ni sabía lo que era hacer teatro en la plataforma. Muy raro, muy riesgoso. Mi espectáculo es muy participativo con la gente, más allá de que no me meto con el público. La risa, la carcajada; jugamos, me gritan cosas. Hay una ceremonia. La primera vez me tuve que clavar tres whiskys porque no arrancaba. Digo: “¡Va a durar 15 minutos!”. Después me relajé. Fue una sorpresa la venta de entradas: la primera función, 940, una expectativa que dije: “¡Ay, Dios mío!”. Entonces, me empecé a imaginar un living con tres o cuatro personas comiendo algo y mirándome como si fuese un teatro. Le hablaba a ellos, y mi hijo me tuvo que hacer de atrás el corte porque era larguísimo.

—Dentro de este reinventarse en la pandemia, aparecieron distintas propuestas artísticas. Tu show es en vivo, adaptado a esta cuarentena en cuanto al contenido y hasta con interacción con la gente.

—El espectáculo está dividido en tres. El primer momento es La cátedra en cuarentena: la relación con nuestros perros, el alcohol, el barbijo; todos los delirios. (Antes) en casa todos reunidos, el perro desesperado pidiendo salir y nadie lo sacaba; ahora se matan a trompadas para estar un rato en la calle. Antes lo paseaban a 200 kilómetros por hora para hacerlo más rápido. ¡Cagaba en el aire ese perro! Ahora los mira como diciendo: “Ya cagué, ya meé, llevame a casa, no puedo más, te lo suplico. ¡Basta, me sacó hasta la abuela!”. Con estas cosas que fueron cambiando armé un arranque del show. Después, hago bloques de La cátedra del macho, que funciona muy bien. Y en el final, como durante todo el espectáculo la gente interactúa conmigo y vota por tres anécdotas, cuento la que gana, como bonus track.

—Es una manera de despejarse un rato, en este contexto tan complejo.

—Necesitamos lavarnos la cabeza: estamos todos tan angustiados... Un amigo mío vive con su pareja en el mismo edificio, un piso de diferencia. Entonces, por supuesto que están cuarenteneando juntos, pero cada cual está en su departamento bastante tiempo. Él le dijo: “Che, compré unas entradas para verlo a Coco el sábado”. No se habían visto durante el día, y a la noche, ella llega vestida de punta en blanco: “Me invitaste al teatro, es como una salida”. Él estaba en joggineta, ¡¿sabés cómo se fue corriendo a bañar?! Me pareció tan linda la actitud de ella. En esta malaria, me visto y me maquillo para ir al teatro con mi pareja, aunque no estemos en el teatro.

Coco Sily y el amor en cuarentena: "Me agarró totalmente desprevenido con una amiga que me gusta"

—Estás yendo a la radio a hacer tu programa. Por un lado, salir da oxígeno, y por el otro, implica un riesgo. ¿Te da miedo?

—Entrás en esa contradicción. En la radio ya tuvimos un primer caso, en un horario muy alejado del mío. Me siento más seguro que en el (supermercado) chino porque tenemos la cámara que nos echa el agüita, el alcohol, las chicas de limpieza que higienizan todo, nos cambian los auriculares y los lavan... Pero da miedo. Me encanta hacer el programa y siento que a la gente le gusta mucho, tengo oyentes todo el tiempo al aire. Nos reímos, nos contamos cosas, siento que les hago bien. Al mismo tiempo, tengo 55 años, soy fumador y tengo la fantasía de qué pasará si me toca...

—¿Estás pasando la cuarentena con tus hijos?

—No, la estoy pasando solo, con dos perros que adopté, uno en cuarentena y el otro un mes antes: Perón y Olivia. Perón es un caniche. Los encontraron a los dos en la calle. Tengo mucho contacto con Sasha, uno de mis cuatro hijos, porque trabaja en la radio conmigo. Él es el que me ayuda cuando hago estos trabajos; estamos viéndonos cotidianamente.

—¿La adopción de los perros tuvo que ver con poder sacarlos a pasear o sos perrero de alma?

Soy perrero. Hacía mucho que venía con la idea. Un mes antes de la cuarentena apareció Perón, y pegamos un ondón enseguida. Yo no caminaba: voy al baño en auto. Ellos me obligan: hago 20, 30 cuadras todos los días. Son mis amigos, y son amigos entre ellos.

—¿Cómo te trata el amor en cuarentena?

—Me agarró totalmente desprevenido con una amiga que me gusta. Era la primera vez que tenía una relación fundada en la amistad y no en ese apego del formato tradicional de la pareja. Es más joven, entonces está más canchera, tiene 34 años, es más suelta con ese tipo de cosas. La adoro y sé que me adora, nos hacemos bien. Cuando esto vuelva a la normalidad volveremos a vernos. Pero estoy cuarenteneando solo.

—Se te escucha contento en esta amistad.

—Sí, muy contento. Le puse Campanita de sobrenombre y le quedó. Mis amigos la conocen: le decimos así porque trae alegría. Es esa gente luminosa, siempre la sonrisa a flor de labio, nos reímos mucho. Estaba necesitando eso.

—¿Y valen las citas por videollamada?

—No puedo hacer nada. No puedo sexting... Debe valer, pero en cuanto a lo erótico, ¡olvidate!

—¿Y más allá de lo erótico? ¿Compartir una cena camarita de por medio?

—Me da un poco de vergüenza. ¡¿Qué estamos haciendo?! Sí poner la videollamada y charlar. Ahora, empilcharme, poner el plato y acercar el tenedor, jugando como para que pruebe, no. No me animo. Tampoco tengo ganas de conocer gente nueva. En ese sentido, no estoy muy amigable.

Coco Sily presenta "La cátedra en cuarentena"

—¿Te preocupa el después de la pandemia?

—Mucho, porque teníamos un país arrasado. En una casa donde ya tenés las ventanas caídas, agujeros en la pared, los muebles todos rotos... ¡y te entra un tsunami en el medio! Cuando esto termine de pasar, vamos a estar mucho peor de lo que estábamos, que ya era malo. Me tiene muy angustiado. Cada negocio que cierra.. no lo veo en las noticias solamente, lo veo en mi barrio. Vivo en el centro de Caballito y constantemente van cerrando. Me da mucha pena.

—Dentro de lo terrible y lo triste que es atravesar una crisis como esta y lo que venga después, ¿te tranquiliza que sea bajo ésta gestión de gobierno?

—Y sí, claro. Por supuesto, de donde vengo yo y cómo pienso, lo que no los tranquiliza a los anti cuarentena y a los…, a mí sí me tranquiliza porque yo vengo del peronismo. Hay cosas que me gustan, otras que no, pero no es el momento para señalar con el dedo. Acompaño en silencio, trato de calmar a la gente, de no entrar en esa cosa tan argenta de darle prioridad a la grieta en el medio de esta pandemia. No me importa cómo pensás, me importa que salgas adelante y que no te caigas. Estamos agarraditos de la mano, tratando de no caernos. Tuvimos la suerte de que haya ganado un tipo que tiene el carácter como para manejar esto. Gracias a Dios hay un tipo con ese carácter. ¡Imaginen un Bolsonaro! Imaginen a Macri... Él no podría haber manejado esto porque no tiene el concepto de un Estado importante y presente. Entonces, hubiese sido peor. Pero me olvido de la cuestión ideológica. A mí me tranquiliza que haya un Estado presente. Ahora, ¿cuánto tiempo va a poder estarlo? No tengo idea, porque es un país en default.

—Me quedo con esto de que la única forma de salir es estando lo más juntos posible y cuidándonos entre todos.

—Hoy hay que señalar al que quiere aprovechar esto. Lo veo con algunos periodistas, en la calle. El que quiera aprovechar esta pandemia para su triste y pequeña operación mediática, o ventaja, es un verdadero traidor.

Mirá la entrevista completa:

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