A 30 años de su llegada a la Argentina para trabajar en el restaurante de Francis Mallmann en Las Leñas, y con más de 10 realities televisivos como antecedente, Christophe Krywonis está acostumbrado a hablar públicamente de lo que mejor sabe hacer: cocinar. Que en las últimas semanas sus declaraciones nada tengan que ver con la gastronomía son una prueba de que las acusaciones por fraude contra Samanta Casais, una de las finalistas de Bake Off, no estaban en los planes de nadie.
Este domingo se emitirá la final de Bake Off entre Samanta y Damián Pier Basile tal cual fue grabada a mediados del año pasado. Pero en caso de que Turner, la productora, y Telefe, la señal que lo emite, lleguen a la conclusión que la participante mintió en la declaración jurada antes de ingresar al reality y no era una pastelera amateur -requisito indispensable para participar-, se comunicará su descalificación al final del envío. Christophe prefiere no adelantarse y hablar siempre en potencial porque todavía no se llegó a una resolución al respecto, pero se lamenta por el escándalo que sacudió al exitoso programa.
“Si se comprueba lo que dicen es una gran pena. Sería un engaño, un error que se sabrá corregir. Una mancha, no es otra cosa. Hay muchos talentos en Bake Off, un programa de gente que cocina por placer y ama la pastelería. Ese fue siempre nuestro lema. Tenemos el objetivo de divertirnos y de divertir al público presentando tortas maravillosas con gente que es amateur. Si esta chica no es amateur, habrá que tomar la decisión que hay que tomar. En este momento no te puedo decir más que eso porque se está averiguando”, asegura el chef francés en diálogo con Teleshow.
La verdad saldrá a la luz el domingo a las 22:30, cuando Paula Chaves le dé inicio a la gran final del “programa más dulce de la televisión”, como ella bautizó a Bake Off. Será el momento en el que el chef francés, junto a Pamela Villar y Damián Betular, los otros dos integrantes del jurado, deberán elegir al mejor pastelero amateur de la Argentina. O por lo menos eso indican los papeles.
—¿Te considerás engañado?
—No, porque no sé si es cierto. Si es así, me ha engañado. Es como ‘la pucha, miles de personas se presentaron y esta chica logró pasar mintiendo’. Si se comprueba, se va a tomar la decisión correspondiente. No dudo de Telefe ni de Turner ni de nosotros como jurado. Y la puedo incluir a Paula: estamos todos de acuerdo en eso. Si es cierto que hay fraude, como dicen todos, se tendrá que tomar la consideración necesaria.
—En caso que se compruebe el fraude, ¿la decisión que va a tomar la producción va a ser descalificarla? ¿O puede haber otra prueba?
—Sí, puede haber otra prueba, puede haber descalificación, lo que se defina va a ser lo justo. Estamos todos alineados en el mismo sentido y no creo que haya muchos problemas en definirlo. Pienso que ya… Hoy tenemos una charla con la gente del programa...
—¿Crees que el éxito de “Bake Off” quedó empañado por este escándalo?
—A pesar de que sería una mancha, como te dije, todo lo que hicimos con Paula, la producción y los demás compañeros del programa tiene un montón de cosas emotivas y trabajos maravillosos que hicieron los participantes en 17 programas. Eso no queda empañado. Es impactante la noticia, sí, pero no le quita al programa lo que fue. Bake Off es de los mejores programas que he hecho en televisión, y lo sigue siendo. Además la audiencia fue en crecimiento en cuanto a la audición desde que empezó, no fue que rebotó con este tema, no hubo un morbo. Hay uno que habla mal y 100 que hablan bien del programa. Lo que hay es una acusación que hay que saber entender y si es necesario se va a corregir. De lo que dicen los medios en general y los responsables de la comunicación no me puedo hacer cargo.
—Con la evidencia que hay, ¿crees que te deberías haber dado cuenta al principio del programa que tal vez se trataba de una profesional?
—Es complicado darse cuenta… En un momento me acusaron porque en una devolución le dije “parecés una profesional”. Fue un elogio… Damián también le dijo algo parecido. A Agus, otra de las participantes, cuando presentó una de sus primeras tortas le dije “parece hecha en una pastelería”. Hay un montón de cosas que fueron muy bien hechas por Samanta pero de ahí a saber que era profesional… Te puedo mostrar fotos que me mandan por las redes sociales que yo les digo “presentate el año que viene a Bake Off”, hay gente amateur que haces cosas muy buenas. Yo voy al programa confiando en que no son profesionales. Cuando ellos pifian la receta por dos milímetros hacen un desastre, pero si siguen la receta al pie de la letra es difícil darse cuenta si son profesionales o amateurs en cualquiera de los desafíos.
—¿Qué sensación te generan las bromas y las fuertes críticas contra Samanta en las redes?
—No soy para nada solidario con la gente que la quiere crucificar. Es un ser humano que si se mandó un moco se corregirá. No la puedo etiquetar como una bruja porque no lo es. Hay que bajar los humos, no estafó al pueblo ni robó el Banco Nación. Es un reality, un programa de televisión. Creo que lo que pasa en las redes es un reflejo de lo que pasa en la sociedad de hoy. Los famosos haters se ponen la bandera al hombro y critican. En lugar de ver qué pasa en sus casas o en la del vecino que se está muriendo de frío prefieren hacer de jueces y verdugos de un programa de televisión.
Christophe reparte el tiempo de su cuarentena entre hacer gimnasia con una bicicleta fija, sus transmisiones en vivo -en las que muestra sus recetas e interactúa con sus más de 300 mil seguidores-, los locales de rotisería que abrirá próximamente y su nuevo emprendimiento: una línea de productos para el cuidado personal. De todas formas, su atención está centrada en el éxito de Bake Off y la gran final que atrae a la audiencia y despierta una pasión desmedida en las redes sociales. Como si el programa hubiese llegado para llenar el vacío que deja la ausencia de fútbol.
Intenta encontrarle alguna explicación mística a la postergación del programa, que originalmente iba a emitirse el año pasado pero que finalmente salió al aire en medio de la cuarentena obligatoria por la pandemia del coronavirus. “Es evidente que la cuarentena ayudó a que el programa le vaya tan bien. Igual estaba destinado a ser un éxito por la calidad de la producción. La carpa, la filmación, la dirección y la conducción tuvieron un nivel muy alto. Con Paula teníamos química en la primera temporada, pero es como un equipo de fútbol: cuanto más entrenás, mejor te llevas. Y con Damián y Pamela hicimos un buen trabajo”, continúa el chef francés con la jerga deportiva.
Más allá de lo que suceda con Samanta, él está convencido de que tanto ella como Damián son justos aspirantes al premio de 600 mil pesos: “Ella tiene una prolijidad que nos ha sorprendido a todos y unos sabores para destacar. Él es un desprolijo con mucho corazón y aprende muy rápido: el típico ejemplo de un participante de reality como Bake Off que se adapta rápidamente”.
Para los ansiosos y los curiosos que quieran anticiparse al programa del domingo y desean saber quién es el ganador, ni intenten sacarle información a Christophe. Tras su paso por Pesadilla en la cocina, MasterChef, Familias Frente a Frente y Dueños de la cocina, entre otros realities, ya sabe lo que es guardar un secreto: “No tengo problemas con eso. Sé que muchos periodistas son profesionales e intentan sacar información. Mis seres queridos también piensan que van a poder obtener algo pero se estrellan contra una pared porque soy una tumba. Además hay un contrato que firmamos y nos obliga a mantener el secreto, es una cuestión legal. Además, en las películas, por ejemplo, soy el peor para spoilear. Me encanta el suspenso”.
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