El universo de las grandes estrellas muchas veces muestra vivencias de otro planeta. Pero cuando se trata de papelones y metidas de pata, las celebridades son como cualquier mortal. A veces son ellas las que cuentan esos momentos que mejor olvidar y otras, las cámaras los retratan y un pequeño papelón se transforma en un papelonazo.
Hugh Grant y un escándalo poco british
Fue quizá el gran papelón de los 90. En 1995, después del exitazo de Cuatro bodas y un funeral y de novio con la bellísima Liz Hurley, Hugh Grant era uno de los tipos más envidiados del planeta. La noche del 27 de junio, el inglés subió a su auto de lujo y dio un paseo por Sunset Strip, zona que frecuentaban prostitutas.
El muchacho con cara de chico bueno y modales de caballero inglés decidió acercarse a una de ellas y preguntar por sus servicios. La trabajadora le contestó que por cien dólares subía a su habitación pero como él solo llevaba 60, negociaron una felación en el vehículo. En el momento culmine, unos policías se acercaron alertados por los movimientos del auto y los detuvieron por “falta a la moral”.
Al otro día, la foto del actor detenido y de Divine Brown recorrieron el mundo. Muchos se preguntaban ¿tanto escándalo por una práctica privada? La respuesta la dio el actor “Supongo que el contraste entre el personaje que interpreté en Cuatro bodas y un funeral con el que fue protagonista de este hecho fue muy fuerte”.
Lo peor era que el actor no podía encerrarse en su casa hasta que la tormenta mediática amainara porque debía promocionar la película Nueve meses. El estudio lo obligó a presentarse en diversos programas con cara de “niño bueno que hizo algo malo y está muy arrepentido” y soportar chistes como el de Chris Columbus, director del film, que sentenció: “bué, al menos no lo engancharon con un animal”.
La historia terminó bien para todos. Liz Hurley, la novia traicionada, perdonó el actor y siguieron cinco años más juntos. El actor continuó protagonizando producciones como Notting Hill, El diario de Bridget Jones o Florence Foster Jenkins y Divine Brown con lo que le pagaron por la exclusiva del encuentro se compró una casa. Un tiempo más siguió con su trabajo sexual, eso sí su tarifa aumentó de cien a dos mil dólares porque “todos mis clientes quieren lo mismo que Hugh Grant consiguió, pero tendrán que pagar más que él”.
Ricardo Darín y un “acalorado” momento
Profeta en su tierra y también en España, en la península ibérica le organizaron a Darín un asado en su honor. Pero lo que se pensó como homenaje terminó siendo una jornada difícil de olvidar.
Uno de los invitados era el ex presidente español José María Aznar. El actor lo conocía pero confundió el nombre del ex funcionario con el del músico argentino Pedro Aznar: “Cuando por quinta vez le dije ‘Pedro’ yo veía que me miraba… Y me dicen ‘¡Se llamá José María!‘. ‘Ya sé, ya sé, lo que pasa es que me confundo porque tenemos un gran músico que se llama Pedro Aznar’”, contó en el programa de Susana. Pero la anécdota no termina ahí: “Me preguntaron qué tipo de música toca. Como estábamos en el Palacio de la Moncloa, dije ‘¡clásica!’”, aunque claro, Aznar es del palo del rock.
Pero si la cosa había empezado mal terminaría peor. Como hacía mucho frío, el protagonista de Nueve reinas se vistió para el evento con pantalón y remera térmicos. Sin embargo, en el palacio hacían “60 grados a la sombra”. “Empecé a transpirar y a pasarla muy mal. Fui al baño y cuando estaba sacándome los pantalones, veo que hay cámaras. Iban a creer que era un atentado, un tipo sacándose la ropa en el baño hubiese resultado muy sospechoso”.
“Así que todo el esfuerzo no sirvió para nada y volví mucho más transpirado a la mesa. Después estuve cuatro días en cama. Transpiré tanto cuando salí…”, recordó Darín, poniéndole humor a sin dudas, uno de los momentos donde se debe haber dicho varias veces “tragame tierra”.
Lenny Kravitz, tapate nene
En el año 2015 el cantante daba un recital en Estocolmo. Todo transcurría con normalidad y profesionalismo hasta que comenzó a interpretar “American woman”.
El ex novio de Nicole Kidman estaba moviéndose sensualmente por el escenario interpretando el hit con su guitarra cuando ¡ops! el pantalón se le rompió en la entrepierna. Como no llevaba ropa interior, sus genitales quedaron al descubierto.
Lenny se percató del accidente y, para evitar que se vean sus partes íntimas, intentó taparse con la guitarra mientras -profesional ante todo- continuó cantando como si nada.
El momento fue inmortalizado por sus fans y rápidamente se viralizó, tanto que Steven Tyler, el cantante de Aerosmith le mandó este mensaje a su celular: “Dude... No underwear and pierced... Fuck me... You never showed me that shit” (“Amigo, sin ropa interior y con un piercing... joder... nunca me lo habías enseñado”).
Años después Kravitz se refirió al incidente. “Yo no rasgué los pantalones. Ellos se rompieron. Eso estuvo bien”. Y por si alguien se desilusionó con lo que mostró agregó con humor: “Hacía un poco de frío en Suecia. Si hubiera sabido lo que iba a pasar habría calentado un poco”.
Natalie Portman, tapate nena
La bellísima y elegante actriz estaba invitada a la cena de gala de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca encabezada por el presidente Barak Obama. No era la única celebridad que asistiría. En el evento también estarían Tom Cruise y su entonces esposa, Katie Holmes, Demi Moore, Eva Longoria, Donatella Versace, Sting y Bon Jovi.
Para la ocasión la intérprete eligió un clásico vestido negro largo y un peinado poco llamativo, un outfit al que los expertos de moda seguramente calificaron con un diez.
En el evento, acostumbrada a posar desde chica y moverse con soltura frente a las cámaras, Portman sonrió ante los fotógrafos que la ametrallaban con los flashes. Sin embargo, le llamó la atención los gestos desesperados de algunos y las risas nerviosas de los otros. Tardó un rato largo en percatarse que, por su sensual escote, su pezón derecho asomaba sin pudor. Cuando se dio cuenta se cubrió con su chal negro. El evento siguió sin problemas, pero Natalie jamás volvió a lucir ese vestido tan elegante como indiscreto.
Jennifer Lawrence, cuando un resbalón es caída
Si caerse es una situación incómoda, peor es hacerlo delante de decenas de cámaras, cientos de personas y transmitido en vivo para todo el mundo. Y lo peor es que no te pase una sino dos veces.
En 2013, en la premiación de los Oscar, Jennifer escuchó su nombre como la ganadora al premio de mejor actriz por su rol en El lado luminoso de la vida. Emocionada, feliz, con todas las cámaras siguiéndola, subió las escaleras del escenario y se dio tremendo porrazo. Pero lejos de desesperarse hizo lo único que se puede hacer en esos momentos: reírse, levantarse rápido y seguir como una lady. Lo curioso fue la explicación que dio: “Estaba en la premiación, esperando a ver si decían mi nombre, y no paraba de pensar ‘cakewalk, cakewalk’ (en inglés, ‘cake’ significa ‘tarta’ y ‘walk’, ‘caminar’). Y pensé: ‘¿Por qué no paro de pensar en esto?’. Empecé a subir las escaleras y me pisé el vestido, recordé lo que me había dicho mi estilista: ‘Kick, walk, kick, walk’ (‘kick’ es golpear). Se supone que hay que dar un golpe al vestido hacia delante cuando vas caminando. ¡Se me olvidó por completo porque no paraba de pensar en tartas! Y por eso me caí”.
Al año siguiente, repitió la caída pero esta vez en la alfombra roja. Vestida con un modelo rojo de Dior y un colgar collado al revés, caminó unos pasos y al suelo. Como no hay “dos sin tres” se volvió a caer en la presentación de Sinsajo, pero al menos cambió de locación porque fue en Madrid.
Marcelo Tinelli, pum para abajo
El año pasado, el conductor contó en su programa un momento tragicómico que vivió en un café junto a su hijo. Estuvo una hora con sus piernas cruzadas y cuando se quiso incorporar estaban adormecidas. Al intentar levantarse, se le dobló el pie y cayó contra una columna luego de golpear contra un tacho. La seguidilla de golpes -dignas de un sketch- hizo que varias personas que lo observaban no reprimieran la risa.
Dos chicas se acercaron a preguntarle si necesitaba un médico. Tinelli en ese momento -más cohibido por la situación que dolorido- respondió con un “¿Qué médico? Si estoy bárbaro”. Para demostrarlo intentó caminar, pero como la pierna seguía dormida se volvió a caer sobre un cesto y terminó agarrado de dos personas.
No obstante, se incorporó y salió caminando con actitud de “acá no pasó nada”. Pero a las dos cuadras le suplicó a su hijo: “Llevame a la clínica porque me muero”. En el lugar le confirmaron que se había hecho un esguince. La anécdota culmina que cuando llegó a su casa y narró la situación, su familia, lejos de preocuparse estalló de risas por lo sucedido. Marcelo no se ofendió, si alguien sabe que los bloopers son motivo de risa es él.
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