Él con la mirada perdida, una chomba de mangas cortas rayada, los anteojos que parecen asomarse debajo del cartel con la fecha y otros datos. Ella con la vista firme, labios y remera –¿un vestido, quizá?– de color rojo. Esa imagen típica de una detención policial perduró por 25 años y se convirtió con el tiempo en una suerte de ícono pop: el 27 de junio de 1995 la policía de Los Ángeles arrestó al actor británico Hugh Grant y a la joven apodada Divine Brown, una prostituta que en ese momento le practicaba sexo oral en su auto. Comenzaba así uno de los escándalos más comentados en Hollywood. ¿La acusación? “Comportamiento lascivo” en un lugar público.
Mientras las imágenes de Grant y la trabajadora sexual empezaron a circular por la televisión y los diarios, en un universo todavía sin redes sociales, en el mundo del espectáculo fueron varios los que por entonces recordaron la gran repercusión mediática de otra detención escandalosa, la de Heidi Fleiss, la llamada “madama de Hollywood” que dos años antes había sido arrestada en la puerta de su casa de Beverly Hills, mientras sacaba la basura.
El caso del actor británico resultó imparable porque a mediados de 1995 disfrutaba del éxito de Cuatro bodas y un funeral, estrenada con gran éxito el año anterior, y estaba en Los Ángeles acompañado por su pareja de ese momento para promocionar la comedia romántica Nueve meses que se lanzaría por esos días.
LA NOCHE DEL ESCÁNDALO
Según señalaron las crónicas de la época, el 27 de junio de 1995 el artista británico, que había viajado a los Estados Unidos en pleno auge de su carrera con su mujer, la actriz Liz Hurley, decidió salir solo a dar una vuelta por Los Ángeles.
No tenía una residencia fija en Hollywood: los medios aseguran que el actor estaba registrado junto con su novia como huésped en un hotel de lujo.
El artículo del diario británico The Guardian publicado al día siguiente del escándalo relata que entrada la madrugada, Grant, que entonces tenía 34 años, se puso al volante de un BMW blanco, el vehículo que le había alquilado especialmente para sus días en la costa oeste la productora de la película que estaba promocionando.
Los relatos, a partir de su salida, difieren. Algunos aseguran que el artista pasó por un local nocturno, otros que apenas quiso dar una vuelta por el célebre Sunset Strip de Los Ángeles cuando se cruzó con Divine Brown (su nombre real trascendió con el tiempo: Estella Marie Thompson), una joven prostituta de 23 años que ofrecía sus servicios en la calle.
Al verla, el actor detuvo el auto y le ofreció el dinero que tenía encima: 60 dólares. La joven accedió, se subió y ambos siguieron su camino.
El testimonio policial asegura que a pocas cuadras Grant volvió a frenar el auto y fue allí, en una zona residencial, que los oficiales los encontraron in fraganti, cuando la mujer le estaba practicando sexo oral.
La policía los detectó mientras patrullaba la zona y notó un movimiento extraño en el interior del vehículo, que provocó que se encendieran las luces. Al acercarse y ver la escena, hicieron descender a Grant y Brown y de inmediato los llevaron a la comisaría acusados de “comportamiento lascivo” en un lugar público.
Los oficiales a cargo declararían tiempo después que el británico se hizo cargo en todo momento de la situación y que fue educado con ellos y la propia Brown.
No pasó mucho tiempo hasta que el nombre de Grant se hizo público y los medios empezaron a mostrar la noticia de un galán “en apuros”, tal como describieron algunos diarios.
Pronto trascendieron las fotos icónicas de los dos detenidos en la comisaría y la repercusión mediática siguió escalando por todo el mundo.
EL DÍA DESPUÉS
La causa judicial como consecuencia del incidente obligó al actor a pagar una fianza de mil dólares y comprometerse a realizar tareas comunitarias.
Sin embargo, por esas horas la preocupación de Hugh Grant estaba enfocada en su carrera: había sido detenido justo cuando debía promocionar la película Nueve meses, en la que era protagonista junto con Julianne Moore.
Al día siguiente de que su paso por la comisaría fuera revelado por los medios, el actor emitió un comunicado escueto en el que lamentaba lo ocurrido.
“Anoche hice algo completamente demencial, hice daño a algunas personas y he avergonzado a la gente con la que trabajo. Lamento ambas cosas mucho más de lo que puedo expresar”, señaló.
Pero eso no alcanzó para que la intensidad del escándalo cediera. El actor tuvo que enfrentar las cámaras y fue entrevistado por Jay Leno en The Tonight Show por la pantalla de NBC.
“Hice algo abominable y ella (en referencia a Liz Hurley, su pareja) ha estado increíble. En contra de lo que leo en los periódicos, ella me ha apoyado mucho y vamos a intentar solucionar esta situación”, dijo Grant visiblemente triste.
“En la vida uno sabe qué es bueno y qué es malo. Y yo hice algo malo”, agregó.
La dupla Grant-Hurley había impactado al público el año anterior durante la presentación de Cuatro bodas y un funeral. El vestido que la actriz usó en la alfombra roja para la premiere de ese largometraje fue muy comentado y ambos lucieron sonrientes ante las cámaras y los flashes que los siguieron en esa ocasión.
Por eso nadie podía creer que casi un año después se hablara de una crisis en la pareja a partir del incidente del actor.
Pese al enojo de la producción por el comportamiento del británico, Nueve meses finalmente llegó a los cines en julio de 1995. El escándalo, de todos modos, parecía no tener fin.
Ocurrió que el hoy extinto diario sensacionalista News of the World fue en búsqueda de Divine Brown para conseguir una entrevista exclusiva con su palabra sobre lo que había ocurrido la noche que terminó en la comisaría junto a una estrella de Hollywood. Según trascendió, el diario lo pagó cerca de 250 mil dólares por la nota. Además, la aislaron por un tiempo en una casa en medio del desierto de Nevada junto a sus familiares para que no diera entrevistas a otros medios.
El artículo finalmente salió a la luz: la mujer apareció en la tapa con un vestido similar al que había usado Liz Hurley en la presentación de Cuatro bodas…, pero de color rojo.
Sus declaraciones volvieron a encender la polémica. La joven dijo que no había reconocido al actor cuando la abordó, que él le confesó que estar con una mujer como ella era “una gran fantasía” y que le había preguntado qué hacía una chica tan linda como ella trabajando en la calle.
Meses después de los rumores y todo tipo de versiones –se llegó a hablar de una propuesta de casamiento de Grant a su novia, que ella habría rechazado) se sumó con sus declaraciones la propia Liz Hurley.
En una entrevista con The Guardian poco después del escándalo, Hurley dijo que al enterarse de que su novio había mantenido relaciones con una prostituta sintió “como si le hubieran disparado” con un arma.
Cuando finalmente se conoció la sentencia por el proceso judicial que la obligaba a realizar tareas comunitarias, Brown se encontraba en el Reino Unido: había sido contratada por una señal de cable erótica llamada Fantasy Channel como una de sus promotoras.
Las especulaciones sobre cómo iba a continuar la carrera de Grant después de este episodio se multiplicaban: los medios decían que ya no tendría más oportunidades en el mundo del cine, que los contratos publicitarios se caerían y que su imagen pública se vería afectada.
Nada de eso ocurrió: con el tiempo sería convocado para protagonizar nuevamente exitosas películas, como Notting Hill, Mickey Ojos azules, El diario de Bridget Jones, entre muchas otras.
La pareja con Hurley llegó a su fin en el año 2000. Sin embargo, terminaron en muy buenos términos y hasta la actualidad se consideran grandes amigos.
En 2019 llegó incluso a reírse de aquel episodio que lo había llevado a la tapa de los diarios sensacionalistas en 1995.
Luego de verse involucrado en una discusión política en las redes sociales, el actor sorprendió a todos y publicó la célebre imagen que le tomó la policía de Los Ángeles en su cuenta de Twitter.
Se trató de una movida que varios celebraron. “A mis queridos trolls, espero que esto sea de ayuda. Así tienen tienen más tiempo para pasar con sus mamis”, escribió irónico.
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