“Llegamos a Obras” sea quizás una de las frases más populares dentro del ambiente del rock argentino. Es que “llegar a Obras” era -y sigue siendo- el máximo anhelo de cualquier músico del género que haya nacido en este país. Es lo más parecido a “tocar el cielo con las manos” que se pueda escuchar por estas tierras.
El Estadio Obras Sanitarias, ubicado en la Avenida del Libertador 7395, es sin dudas “El templo del rock”. El mote se debe a que apenas inaugurado en junio de 1978 -en plena dictadura militar y en medio de la euforia por el Mundial organizado en Argentina- se transformó en la casa del rock por excelencia.
El primer grupo en presentarse allí fue Banda Spinetta, formación fugaz encabezada por el “Flaco” Luis Alberto Spinetta junto a músicos provenientes del jazz, el 9 de septiembre de 1978. La histórica revista Expreso Imaginario se hizo eco de aquel show y subrayó que se realizó en el “Stadium Obras Sanitarias”.
Por ese recinto pasaron todos los grandes que nacieron en Argentina e incluso grupos y solistas internacionales de renombre, como por ejemplo The Police, The Ramones, Red Hot Chili Peppers, Iron Maiden, Motörhead, Iggy Pop, B.B. King, Duran Duran, Megadeth, Sex Pistols, James Brown, Barón Rojo, Beastie Boys y Deep Purple, entre tantos otros.
Del ámbito local, actuaron todos los que hicieron grande al género en el país. Desde Serú Girán, pasando por el mencionado Spinetta con sus diferentes grupos, hasta Soda Stereo, Los Redonditos de Ricota, Sumo, Virus, Los Abuelos de la Nada y Fito Páez.
También tocaron en Obras Los Piojos, Los Fabulosos Cadillacs, Riff, Los Encargados, León Gieco, Raúl Porchetto, Litto Nebbia, Pedro y Pablo, ZAS, Divididos, Las Pelotas, Ratones Paranoicos, La Renga, Ataque 77, Gustavo Cerati como solista (su DVD Ahí Vamos fue grabado allí), Charly García también en solitario, Hermética, Dos Minutos y Los Violadores, entre muchos más.
“Los dobles de Serú Girán”
El 3 de noviembre de 1978, casi dos meses después del estreno de Obras para el rock, Serú Girán -el emblemático grupo de Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro- desembarcó en el recinto de Avenida Libertador con una propuesta que recibió más críticas que elogios.
“Los dobles de Serú Girán”, “voces hermafroditas”, “un no-recital de un no-grupo” o que García tocaba acordes “rudimentarios”, fueron algunos de los análisis que aparecieron en La Opinión y en la mencionada Expreso Imaginario.
Roque Di Pietro, en su libro Esta noche toca Charly, un viaje por los recitales de Charly García (1956-1993), afirma que, “a juzgar por los documentos sonoros disponibles -y no oficiales-, el público tampoco la pasó muy bien”. Sin embargo, el autor sostiene que “lo que se puede escuchar y ver de aquella histórica actuación no parece estar a la altura de semejantes cuestionamientos”.
Por su parte, el músico Machi Rufino, en declaraciones para el libro Estadio Obras, el templo del rock, de Gloria Guerrero, sostuvo: “La gente y los periodistas fueron críticos con aquel primer Obras de Serú (...) Los vapulearon. No sé por qué. Porque, en realidad, lo que tocaron (...) no fue muy distinto de lo que tocaron después. Me parece que ahí la crítica y el público habrían tenido que updatear la oreja”.
El concierto contó con una orquesta de 23 músicos y circuito cerrado de televisión, algo totalmente novedoso para la época. Pese a los cuestionamientos, Charly parecía estar conforme con la performance de “Los Beatles argentinos”. “El recital de Obras me pareció increíble, tocamos muy bien, pero pareció que la gente quería que hable y yo no subí para hablar”, dijo en un reportaje de la época.
The Police y la patada de Andy Summers a un policía
El 15 de diciembre de 1980, el famoso trío llegó a Obras luego de presentarse en la inauguración de la disco New York City la noche anterior y antes de su llegada a Mar del Plata para actuar el 16 en el teatro Radio City de la ciudad balnearia.
Previo a los tres shows en Argentina, Sting, Andy Summers y Stewart Coppeland dieron una conferencia de prensa en la mencionada disco porteña. El dato curioso es que fue tan improvisada la comparecencia ante los medios que no hubo tiempo para contratar el catering. Por ese motivo, uno de los encargados de la seguridad debió salir de urgencia a comprar unos sándwiches para ofrecerles a los músicos.
El show en el estadio de Núñez quedó en la historia porque terminaría de reafirmarle el mote del “templo del rock” por la envergadura de la visita. Sin embargo, más allá de haber sido una presentación sólida, de acuerdo a las crónicas de la época, el concierto aún hoy es recordado por un hecho muy particular.
Esa noche, Summers le pegó una patada a un oficial de la Policía Federal que quería detener a una mujer que estaba bailando cerca del escenario. “Fue una reacción espontánea en defensa de la joven. Era un tiempo complicado en la Argentina. Vivíamos en una suerte de burbuja y no estábamos al tanto de la atmósfera que había en el país. La policía no dejaba que la gente bailara y nos pareció muy malo. Éramos una banda de rock que representaba libertad”, subrayó el guitarrista en diálogo con La Viola 38 años después de ese hecho. Una vez terminado el concierto, el músico tuvo que aclarar lo ocurrido ante las autoridades en los camarines.
La página más triste de Obras: el asesinato de Walter Bulacio
Una de las jornadas negras de las que se recuerde en Obras fue la del 19 de abril de 1991. Esa noche, Walter Bulacio, de 17 años, asistía por primera vez a un concierto de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, su grupo de rock favorito.
Junto a otros 72 jóvenes, fue víctima de una feroz golpiza propiciada por agentes de policía de la Seccional 35, cuyo comisario era Miguel Ángel Espósito.
Lo detuvieron con la excusa de averiguar antecedentes, lo golpearon fuertemente y, recién a la mañana siguiente, lo trasladaron al Hospital Pirovano con traumatismo de cráneo. En ese nosocomio falleció a los pocos días.
La autopsia encontró “huellas inequívocas de golpes con objetos contundentes en miembros, torso, cabeza y extremidades” y el hecho nunca quedó esclarecido como debía, dado que, si bien Espósito fue hallado responsable de la razzia y condenado a tres años de prisión “en suspenso”, la medida fue sin aplicación efectiva.
Esta fue, sin dudas, la página más triste del célebre “Templo del rock”, testigo de grandes hazañas de grupos locales e internacionales y de la muerte más absurda de todas.
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