La fiscal porteña Valeria Mesaglia sigue adelante con la investigación de una causa a la que se le impuso un estricto secreto de sumario para evitar filtraciones y no tener que salir a realizar declaraciones permanentes ante el asedio periodístico.
Uno de los próximos pasos en la instrucción de la causa estará referido a la etapa de sumar testimoniales de quienes pasaron -como pacientes- por la Klinik Mühlberger en los últimos tiempos. En los últimos días, Jorge Rial aseguró en Intrusos que Susana Giménez estaría entre las primeras convocadas a prestar testimonio en la causa, siendo ella una de las últimas celebrities que pasaron por allí para realizar tratamientos.
Pero hay más nombres en danza, desde la ex diputada Elisa “Lilita” Carrió -mencionada como “La paciente 4” en la jerga de la clínica y habitual concurrente a la misma- hasta nombres como los de Rocío Oliva, Moria Casán, Luis Ventura, Chiche Gelblung, Leonor Benedetto y Marcelo Polino, quienes oportunamente podrían ser citados a declarar como testigos en las próximas semanas.
Mühlberger fue detenido el 13 de mayo pasado por tener medicamentos vencidos, la clínica sin habilitación y empleados que presuntamente ejercían la medicina sin ser médicos. “El acta del allanamiento lo firmaron siete personas que no eran médicos, y dos de ellos estaban con pacientes en ese mismo momento”, aseguraron fuentes de la investigación.
La denuncia más importante en la que se basó la fiscal Mesaglia para detenerlo inicialmente fue la de una mujer que dijo que su padre murió en su casa luego de inyectarse los sueros en la clínica del doctor. “Le rompieron las venas”, dijo, pero no pudo hacerse la autopsia al cadáver de la víctima, porque fue cremado. Así “se cayó” la acusación inicial de “abandono de persona seguida de muerte” con la que le pudieron caber condenas de hasta 25 años de prisión.
Mühlberger había iniciado el trámite para habilitar su clínica como “consultorio médico” el 13 de mayo, justo el día anterior a que lo allanaran. Su entorno aseguró que “alguien le avisó lo que se le venía encima”. Junto con su local fueron clausuradas dos farmacias que le armaban los “preparados” con recetas genéricas, sin estar a nombre de ningún paciente en particular.
Puertas adentro, Mühlberger tiene contacto con un mínimo entorno, con su abogado Mariano Cúneo Libarona, con su colaboradora, secretaria y gerente de su clínica, Natalia. El doctor también se habla o se envía mensajes con varios famosos que lo siguieron “bancando” después de su detención y en plena polémica mediática.
A los más íntimos les cuenta que está seguro de que su ex pareja, Alejandro Pugliese, está detrás del operativo de su detención, gracias a “contactos políticos” de su hermano Pablo -ex de Verónica Ojeda- y que actúa por despecho generando intrigas y traiciones después de su separación, en 2013. Ambos llevaron adelante una disputa legal por propiedades valuadas en más de seis millones de dólares.
El Dr. M cree en la magia negra, la velomancia, los hechizos y los trabajos encontrados suya de parte de ex personas cercanas que terminaron enfrentándose a él. Con algunas se reconcilió, como con su hermana Daniela quien llegó a acusarlo en televisión de “tener 46 millones de dólares” y dejarla a ella y a su madre en la indigencia.
Volviendo a las sospechas del médico de los famosos, éste cree que hubo una “vendetta” en su contra luego de la batalla legal con Pugliese quien nunca pudo “sacarle” la propiedad donde funciona(ba) la clínica clausurada ahora, en la calle Arenales al 1300, en el barrio de Recoleta.
La guerra final con su ex fue por la mitad de esa propiedad, porque en el acuerdo de división de bienes al momento del divorcio, Alejandro Pugliese la había puesto a la venta para poder pagar con eso las deudas de indemnizaciones de empleados despedidos y las deudas impositivas que tenía la desaparecida Body Láser, la “vieja clínica” que compartieron y que también resultó clausurada en 2015.
Mühlberger no sólo no la vendió sino que reabrió la “nueva” clínica con su nombre. Pugliese empezó entonces a mandar decenas de cartas documento denunciando “usurpación” del médico y su desalojo. Durante años “trataron de bajarlo” -según lo que el médico dice a sus íntimos en tiempos de retiro obligado y cuarentena mediante- y no lo consiguieron.
Pero al conocerse el escándalo por el supuesto “antiviral que previene el COVID-19” en el mes de marzo, resurgieron con toda su fuerza para lograr lo que finalmente pasó, la clausura de la clínica y su procesamiento. En su fuero íntimo, Mühlberger sabe que llegó demasiado lejos.
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