En tiempos de pandemia, está claro que hay que intensificar todos los cuidados relacionados a la higiene. Y esto incluye no solo el lavado de manos y la desinfección de los objetos que se manipulan, sino también la meticulosidad con la que hay que controlar el tratamiento de la comida. Por eso, el hecho de que uno de los participantes de El gran premio de la cocina tratara de ocultar que un alimento se había caído al piso, no fue tomado para nada bien ni por la conductora del ciclo ni por los miembros del jurado.
“¿Querés sincerarte con algo que pasó y que vimos todos?”, le preguntó Carina Zampini a Valentino, integrante del equipo verde, después de que las cámaras registraran el preciso momento en el que levantaba la provoleta del suelo para ponerla en el plato. “Por las dudas no digo nada”, se limitó a contestar el participante en lugar de admitir el error.
Entonces tomó la palabra Christian Petersen y lo encaró: “¿Puede ser que una provoleta se cayó al piso y vos la levantaste y la pusiste de nuevo en el fuego o no?” “Se me cayó arriba del pie”, reconoció, entonces, Valentino.
En ese momento, el miembro del jurado bromeó diciendo que era un “agravante”, pero menor si no era la que le había tocado a él. Pero después se puso serio y dijo: “No podría venir al plato”. “¿Nunca se te cayó nada en la cocina?”, le retrucó entonces el participante, asegurando que no sabía que lo habían visto.
Fue entonces cuando Zampini lo reprendió: “Ni siquiera se trata de que se haya visto o no. Es algo que pasó y en el cuidado, vos como cocinero y me imagino que es lo que te diría cualquiera de ellos, hacia los comensales, si algo se cae en un zapato, en un pie o donde sea no puede volver al plato. No hace falta que ellos lo vean. Tiene que ver con el concepto general del cocinero que cuida a su comensal”.
Y Felicitas Pizarro, otra de las integrantes del jurado, le dio la razón a la conductora. “Acá hemos descalificado participantes que han soplado el plato antes de entregarlo. Y no hemos probado cosas que se han caído al piso. Era tan simple como separar esa provoleta y no ponerla. O admitirlo, que está todo bien. Pero esconder algo así no está bueno ni en la cocina de un restaurante ni en esta competencia”, aseguró.
Ante esto, Valentino pidió disculpas. Y Petersen, que había estado degustando el plato, señaló: “La verdad que es una lástima. Yo la probé igual, a pesar de que no debería, y está fantástica. A mí esa versión de provoleta más fina, crocante y fundida por el calor de la plancha me parece muy buena. Y los vegetales cocidos por separado, la berenjena pelada y una ensalada generosa de verdes. Quizá si ponías una sola (provoleta)”.
Acorralado, el participante aseguró que la pieza que se le había caído estaba en el plato de Mauricio Asta, el tercer jurado. Pero, a esta altura, Felicitas no sabía si creerle, por lo que se negó a probar la preparación. Y, obviamente, quien tenía frente a sí la provoleta de la discordia tampoco comió ni un bocado.
“Estamos en una época complicada donde la higiene alimenticia es súper importante. Al principio nos lavamos las manos, tenemos alcohol en gel en la mesada. Y estamos en una cocina televisiva, donde la gente nos está viendo. Y, desde ese lugar también, hay que tener cuidado. Siempre. Tal vez hay cosas que se pueden salvar porque van al horno. Pero en este caso fue directo al plato. Ahí tuviste que haber puesto un freno de mano. Una lástima porque me quedé sin probar tu plato”, concluyó Asta.
A esa altura, el participante ya había cambiado su sonrisa inicial por un lagrimeo. “La verdad que es una pena, Valen. Empezamos el programa con los señores del jurado explicando lo fundamental que es el tratamiento de los productos, de la despensa y el respeto hacia los ingredientes. Que haya pasado esto, que sabemos que no es con mala intención pero que pasó y trataste de esconderlo, quedó a la vista”, dijo entonces Zampini para cerrar el tema.
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