Desde que comenzó a emitirse El gran premio de la cocina, su conductora, Carina Zampini, y uno de los integrantes del jurado, Christian Petersen, demostraron que no solo los une una relación laboral, sino que también hay mucho afecto entre ellos. Tal es así que no tardaron en hacer un juego de su vínculo y comenzaron a bromear al aire sobre “el amor” que hay entre ellos.
El tema empezó a ponerse un poco más serio en el programa especial de casamientos emitido en abril del año pasado, cuando cortaron juntos una torta y se besaron. Fue el momento más recordado de la “pareja” del programa gastronómico de El Trece.
Este lunes, con el comienzo de la octava temporada de El gran premio de la cocina, viejos participantes del reality volvieron al piso, con la posibilidad de tener una revancha. Memoriosos, les consultaron a la conductora y al jurado sobre su relación sentimental.
“Usted se acuerda de que estamos casados, ¿no?”, le preguntó Zampini, entre risas, a Petersen. “Ah… ¿estamos casados? -le respondió él, haciéndose el desentendido- Me estás siendo infiel… Horrible eso”
“Es el famoso poliamor, que está tan de moda”, replicó Zampini, ante las carcajadas de Juan Marconi, el co-conductor del ciclo, y todos los participantes, que los miraban asombrados.
Ana, una de ellas, quiso saber más detalles sobre su relación. Y la conductora siguió hablando, sin vueltas: “Tenemos como una especie de poliamor. Es una relación en la que lo único que hace falta es que las personas que son parte estén de acuerdo”.
Petersen, al parecer, está de acuerdo con la decisión. “Me encanta”, confesó.
El viernes pasado tuvo lugar la final de la séptima edición de El gran premio de la cocina, que consagró a Matías López, más conocido como Tute, ante Alfredo Uboldi. El concursante, que se llevó 400 mil pesos, no pudo evitar emocionarse al conocer su historia.
La ajustada gran final se definió con el último cuchillo dorado, en manos de Petersen. “Uno llegó con todo, a los ponchazos. Y Alfredo deslumbró con algunas, pero en otras ni llegó. Y está otra vez ese dilema. Un lindo empate. No brillaron ese día en la pastelería”, dijo el chef, sembrando el misterio.
Y luego desató la locura en el estudio: “Pero mi cuchillo tiene que ser para uno. Y por eso tengo que informar que el próximo cuchillo dorado, de El gran premio de la cocina, en una difícil decisión, es para Tute”.
Inmediatamente volaron papelitos dorados por el estudio y Tute festejó a los gritos, con lágrimas en los ojos y mirando al cielo. “¡Gané, gané, gané!”, exclamó el participante.
Zampini lo interrumpió en medio de la celebración para darle una sorpresa: “Algunas personas quieren acompañarte en este momento tan especial”. En la pantalla gigante aparecieron Mirtha y Néstor, los padres del ganador.
“En un ratito voy para casa. Vamos a festejar. No puedo ni hablar…”, confesó Tute. Sus padres estaban tan enamorados como él. “Es muy buen hijo”, dijo su padre. “Es una gran persona”, agregó su madre. “Los amo. Gracias por estar siempre conmigo y apoyarme en esto. Ustedes me dijeron que iba a ganar, y acá estoy”, les respondió su hijo.
Por supuesto, Zampini no dejó pasar la gran performance de Alfredo a lo largo de todo el reality y pidió un merecido aplauso. Él, humilde, le tiró flores a su compañero, con quien mantiene una gran relación: “Se lo merecía porque dio más de lo que podía”.
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